Capítulo 20

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Había contado a mi madre la idea de hablar tanto con Ares, como con Kala. Ella estuvo muy feliz y me felicitó, diciendo que debía esperar a que Kala volviera de Londres, y Ares, de cualquier lugar donde se encontrara asesinando personas. Justo la tarde luego de lo ocurrido con Damén, supe que Kala volvería a la mañana siguiente, así que decidí ir a verla durante la tarde.

Llegado el día siguiente, pasé toda la mañana ayudando a mi madre e ignorando a Damén, quien seguía insistiendo en que debía ayudarlo, trataba de quitármelo de arriba, pero me resultaba imposible. Decidí salir de la cocina e irme a mi habitación buscando evitar su parloteo. Cuando llegó la tarde, decidí salir en dirección a casa de Hefesto, esperando poder encontrar a Kala.

Aunque el camino desde el templo era un poco largo, decidí caminar buscando aclarar mi mente y mi corazón. Cuando estuve frente a la puerta luego de que los guardias me dejaran pasar. Si Hefesto tenía tanta vigilancia, era porque aún desconfiaba de la presencia de Ares. Y no lo culpo, cualquier ser humano consciente le tendría miedo a Ares cuando quiere apropiarse de algo, así como lo hizo con Kala.

Di unos pequeños toques en la puerta, y la respuesta fue inmediata. La expresión en el rostro de Kala cambió totalmente, sabía que mi presencia le irritaba y no la culpo.

—¿Qué quieres? —preguntó.

—Necesito hablar contigo Kala, juro que será breve. Pero por favor, necesito hacerlo.

Por un momento lo pensó, pero luego terminó de abrir la puerta para que pudiera pasar. Fuimos hasta el comedor y me senté mientras me ofrecía un poco de agua. Era increíble cómo trataba de seguir siendo amable a pesar de todo lo que les hice tanto a ella como a Ares.

—Y bien, —dijo al sentarse—. ¿Qué querías decirme? —tomé valor, y la miré fijamente. Necesitaba sacar aquello de mi corazón.

—Kala, sé que fui una estúpida al dejarme seducir por Damén para caer en su estupido plan. Fui una estúpida al dejarme llevar por mis emociones culpándote por algo de lo que simplemente no eras responsable. Me dolió tanto estar enamorada y ver al amor de mi vida flecharse por alguien más, cuando yo vivía intentando conquistarlo todos los días. Dejaba que me usara y luego simplemente no recordaba lo que había pasado, pero igual seguía ahí, esperando que algún día me notara.

—Entiendo, pero lo que hiciste Cantalha, fue algo muy grave. Incluso tu madre hubiese salido perjudicada. No puedes forzar a alguien para que te ame. El amor debe surgir naturalmente. No fue mi culpa enamorarme de Ares, ni la suya no haberse enamorado de ti. Creo que el perdón debería iniciar por ti misma, aquel amor que sentías se convirtió en un sentimiento tóxico, no te importó dañar a los tuyos ¿con tal de qué? Si al final igualmente no pudiste cambiar la realidad. Agradezco que hayas venido aquí, pero no puedo perdonarte tan fácil. Cambiaste el rumbo de mi vida y permitiste que hirieran a Ares quitándole lo más preciado para él. No te odio, pero tampoco puedo pretender que todo está bien entre nosotras, porque no lo está.

Mis lágrimas solo eran una señal de que todo lo que Kala había dicho, era cierto. Asentí y me puse de pie, ella hizo lo mismo.

—Te entiendo. Espero algún día puedas perdonarme. —al terminar aquella frase, salí de su casa en dirección al templo.

***

Llegué al templo más rápido de lo que me costó salir de allí. Para mi buena suerte, encontré a Ares quien al parecer, iba de salida. Al notar mi presencia intentó ignorarme, pero me coloqué frente a él evitando que se fuera.

—Ares, espera. Seré breve. —me hizo una seña con las manos para que me apresurada. Me dolía el trato que me daba actualmente. Totalmente distinto al cariño que solía ofrecerme cuando éramos más jóvenes, cariño que al parecer yo confundí con otro sentimiento—. Acabo de ver a Kala, le acabo de pedir perdón por todo lo que hice y, aunque no me perdonó, decirlo me retiró un peso de encima. Ares, quiero que me perdones, y-yo solo estaba enamorada y tú nunca lo notaste, en cambio, ella llega y simplemente te enamoras de la noche a la mañana, no en-

—Me enamoré de ella incluso antes de conocerla. —me interrumpió Ares—. Dañar a las personas que te rodean por simple egoísmo, no es amor, Cantalha. Le hiciste la vida imposible a Kala cuando ella no tuvo nada que ver en el hecho de que no esté enamorado de ti. Nunca lo estuve y creo que fui muy claro en ello desde el principio. Lo de nosotros eran cosas de una noche, simple sexo. Confundiste las cosas y culpaste a todos los que te rodeaban, y luego actuaste como una cobarde vendiendo tu palabra, ¿por qué? ¿Por un poco de sexo que te di en el proceso? Si Kala, que es una persona tres veces más sentimental que yo, no te perdonó, no lo esperes de mí.

Y dicho esto, se fue, dejando mi corazón más roto de lo que ya estaba.

***

Me encerré en mi habitación y tomé el pequeño frasco con veneno. Solo unas gotas serían necesarias. Entre lágrimas abrí el frasco y tragué todo su contenido. Solo unos minutos fueron suficiente para culminar con mi vida. Si Ares no me amaba, nada tenía sentido. No lo tuvo, y me fui.

ENTRIÓN II: El retorno de los dioses [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora