Capítulo 32.

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Our Secret.

Capítulo 32.

 Salí disparada de la cocina, tropezándome con todas las personas que estaban en el living bailando. Trataba de buscar a Codd, pero él no estaba dentro y si se encontraba afuera, sería peor.

 Quería que la frase que Harry me había dicho significase que aún podía salvar a Codd, aunque muy en el fondo sentía que se refería a que ya estaba muerto.

 Empujé con demasiada fuerza la puerta, en el patio ya no había mucha gente. Solo podía ver a Codd caminando para atravesar la calle. Grité su nombre con demasiado desespero y él volteó a verme, pero era imposible gritarle algo más, un automóvil condujo velozmente y lo atropelló, llevándose por delante…el cuerpo de Codd Bing.

 Grité con tanta fuerza que mis pulmones ardieron. El automóvil aceleró y se perdió en la oscuridad de la noche. Corrí agitadamente hacia donde yacía el cuerpo de Codd, mi Codd, mi todo.

 Tomé su rostro con mis manos, lleno de tierra y todo moreteado. Estaba totalmente inconsciente. Coloqué mi cabeza sobre su pecho y comencé a llorar, aún estaba vivo, pero no creía que aguantase bastante.

***

 La ambulancia no tardó en llegar. Todos los invitados de la fiesta se estaban retirando y la casa, como era predecible, estaba hecha un desastre tanto por fuera como por dentro. Yo continuaba llorando, aunque Mike tenía uno de sus brazos sobre mis hombros tratando de darme consuelo. Cuando los enfermeros vieron el cuerpo yaciente de Codd, me dijeron que tal vez no viviera mucho, o tal vez moriría en el camino lo que me hizo reventar en un llanto aún más desesperado.

 Codd arruinó mi vida, pero aun así la hizo más fantástica, fue el único chico que me habló aun siendo la fea, fue el único que a pesar de todo me sacó de la miseria, no me gustaba reconocerlo, pero era así. Sus padres le otorgaron mejores puestos en varias empresas a mis padres. Codd, por su parte, me hacía bonita e irresistible para lo demás chicos. Yo era feliz, así fuera mentira, con él me sentía bien. No podía dejar que me lo quitaran así como así.

 Tara fue la que acompañó a Codd en la ambulancia mientras Mike, Harry y yo seguíamos a la ambulancia en mi auto.

 El camino al Hospital era un poco largo, pero para cuando llegamos, aún tenía la esperanza de que Codd estuviese vivo. Cada tic y cada tac del reloj significaba tal vez menos segundos de vida para aquel que me dio la mía.

 Mis ojos ardían por la cantidad de lágrimas que soltaba.

 No estacioné bien el auto cuando ya estaba bajándome de él, corriendo detrás de los doctores que recibían la camilla donde se encontraba Codd moribundo. Corrí por los pasillos al igual que los doctores corrían. Cuando llegué a la sala de emergencia me cerraron la puerta en la cara.

 Me mantuve varios segundos observando por la ventanilla hasta que la cerraron.

 Primera vez que sentía que de veras Codd ya no estaba conmigo. Mis manos comenzaron a temblar y comencé a sudar con tanta velocidad que tuve que sentarme rápidamente, los pensamientos comenzaron a rebobinar en mi mente de una forma tan rápida que quise gritar. Recuerdos, recuerdos y más recuerdos. Apreté mi cabeza con mis manos con demasiada fuerza que sentía que la estaba estrujando, pero aun así, los pensamientos no paraban. Escuchaba gritos de Codd en mi mente, sentía vívidamente la cantidad de veces que su mano golpeó alguna parte de mi cuerpo.

   —¡Dakota! —gritó Mike frente a mí, zarandeándome…¿Estuvo zarandeándome?

   —Perdí…perdí la conciencia unos…minutos —abrí bastante mis ojos—. ¿En dónde estoy?

Our Secret. [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora