Capítulo 30.

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Our Secret.

Capítulo 30.

   —Quiero saber por qué perseguías a Harry —dijo Codd, y aunque fuese en susurros, abarcaba todo el silencio del lugar.

   —No lo perseguía, yo… —bajé la cabeza—. Codd, tengo mis propios problemas.

   —Yo tengo que saber todos tus problemas —se acercó tanto a mí, que me incomodé—. Si Harry te está molestando, deberías comunicármelo, eso de que lo mataré si te pone un dedo encima, iba en serio.

 Pero él te matará a ti antes.

 

   —Es mejor que vaya a mi habitación —traté de zafarme.

   —No —se aferró hacia mí, acorralándome en la puerta de mi auto—. ¿Hace cuánto no estamos juntos? ¿Qué esperas, que vuelva a colocar una pistola enfrente de ti?

   —Estás…incomodándome —fruncí el entrecejo.

 Codd comenzó a besar mi cuello, y yo trataba disimuladamente de alejarme de él, porque en realidad lo última que necesitaba en ese momento era sexo. Sin embargo, Codd continuaba besándome y tocando todo mi cuerpo. Arrimé la cabeza hacia detrás, lo cual parecía que le abría camino para que besara mi cuello totalmente, pero lo que trataba de hacer era empujarlo.

 No fue necesario, claro.

 Jules ya estaba en el estacionamiento.

   —¿Puedo interrumpir su dulce velada? —su voz sonaba tan áspera que mis tripas se estremecieron.

   —Oh, claro —sonrió Codd dando tres pasos hacia detrás—. Grace lo estaba disfrutando, pero supongo que prefiere irse contigo, ¿no es así, Bledel?

   —Jules, mi teléfono estaba…irrumpieron en la red de mi teléfono…no podía llamar, ni mensajear y…

   —Dakota quiere reunirse con nosotros, hace veinte minutos lo estamos esperando y… —dijo Jules fulminándome—. Exactamente no esperaba encontrarlos juntos.

   —¿Dakota? —agregó Codd introduciéndose las manos en los bolsillos—. No sabía que tenía algo que decirnos, pero bueno.

***

 Ellos decidieron repartirse cervezas, yo decidí no beber. Lo que Dakota quería comentarles parecía muy personal entre ellos, algo que tal vez yo no debería saber, pero igual me quedé allí.

 Me sentía muy avergonzada con Jules, principalmente porque no era la situación en que quería que él me encontrara, no había oído mis explicaciones y temía que pensara que decidí abandonar el plan por estar con Codd. Mike tampoco me dirigió siquiera un ‘’hola’’ lo cual hacía más obvio que ellos habían sacado sus propias conclusiones acerca de que pasó conmigo, lo cual me dolía mucho.

 Harry tenía pocos minutos allí, lo que me demostraba que al darse cuenta que lo seguíamos, abandonó el camino y regresó temiendo que yo siguiera detrás de él, lo cual significaba que sí iba a reunirse con un hombre importante.

   —¡Participaremos en el intercolegial! —exclamó Dakota vagamente.

   —¿Qué? —exclamó Chaz, sorprendido.

   —¿Jugaremos de nuevo? —exclamó Jules, evidentemente emocionado.

   —¡Oh, fantástico! —exclamó alegremente Mike.

   —¿De qué hablas, Dakota? —espetó Codd.

   —Los entrenadores nos necesitan. Ustedes jugarán y yo los animaré, como hacíamos antes, ¿recuerdan? Pero ésta vez solo será por el intercolegial, un partido no más dentro de dos días. ¡Vamos, Codd! ¡Nos darán puntos extras! —agregó Dakota sonriendo. Nunca la había visto tan feliz.

   —No, no jugaremos —gruñó Codd.

   —¿Por qué? Sería muy divertido —agregó Chaz.

   —Y arriesgado.

   —Eh, yo creo que si no juegan sería más obvio que quieren ocultarse de algo…así que pienso que deberían hacer lo que les gusta por lo menos esta vez —dije lentamente.

   —Está bien —agregó Codd observándome—. Solo porque Grace lo dice.

 Mis mejillas se calentaron y sentí como me iba sonrojando poco a poco. Codd solo lo hacía para enojar a Jules, porque él sabía que eso lo enojaría. No porque haría todo lo que yo quisiera. Tara soltó un silbido disimulado, queriendo decir que Codd y yo ‘’nos traíamos algo’’ pero claro que no nos traíamos nada. Yo estaba con Jules, siempre estaría con él, pese a cualquier cosa.

Jules.

 Amarraba los cordones de mi tenis el jueves por la noche, minutos antes de que el partido comenzara.

 Todo el equipo de Winstonk estaba en los vestidores, hablando tan fuertemente que los nervios podían hasta olerse. Yo no estaba muy nervioso, al final yo sabía jugar baloncesto y Mike y Harry eran unos dioses en ese deporte, a diferencia de Codd, que no era el mejor pero tampoco el peor. Nunca en mi vida, aun cuando éramos amigos sin que Zorretti existiera, llegué a conocer el hobbie favorito de Codd, y aunque él dijera que no lo tenía, no le creía en lo absoluto.

 Todos tenemos un pasatiempo favorito.

   —Codd mató al Profesor —le susurré por enésima vez a Mike—. Aún no puedo creerlo, ¿tú sí? Y que nos hayamos enterado tan tarde…y porque Tara lo soltó sin querer ayer en la reunión…lo que más me enfada es que Grace ya lo sabía, lo supo minutos después de lo ocurrido —gruñí—. No entiendo por qué pasa tanto tiempo con Codd.

   —Vamos Jules, ya deja de pensar en ella, tienes que concentrarte hoy. Es el intercolegial y debemos ganar, hermano —sonrió.

   —Es que me jode bastante, Mike —suspiré—.Yo la quiero, ¿ok? Y me duele muy en el fondo que por mi culpa, esté acostándose y dejándose manosear por alguien como Codd. Sé que a ella no le gusta —tomé una bocanada de aire—. Pero tienes razón, no es momento de pensar en chicas.

***

 El partido se volvió algo demasiado fácil de ganar. Yo les hacía los pases a Mike y Harry y ellos encestaban, dejábamos a los del equipo contrario más o menos lloriqueando. Las animadoras daban volteretas en el aire y cantaban gritos de victoria. Las gradas estaban llenas de gente gritando nuestro nombre y haciendo gritos de victoria también.

 Grace estaba sentada en una de las gradas sonriéndome cada vez que intercambiábamos miradas. No habíamos intercambiado más que simples ‘’Hola’’ desde que la había encontrado con Codd. Yo sabía que no estábamos bien. Ella también lo sabía.

 Los últimos cinco minutos fueron victoriosos, encestamos dos veces y la multitud de animadoras se abalanzó sobre nosotras cuando la pantalla gigante nos anunciaba como ganadores del intercolegial. Un récord más para Winstonk High.

 Todos a nuestro alrededor gritaban ‘¡Urra!’ y la banda comenzaba a tocar en nuestro honor. La gente de las gradas gritaban aún más fuerte y algunos ex estudiantes que ya eran profesionales lloraban de orgullo. Yo también me sentía orgulloso y feliz, extrañaba aquel ambiente de practicar algún deporte, extrañaba aquel ambiente de sentirme bien porque los ojos de todos estaban sobre mí y no sentirme nervioso, porque no escondía nada. Vaya que lo extrañaba…

 Dakota se abalanzó sobre mí, tomó mi rostro de mis mejillas y planteó un beso largo sobre mis labios. Traté de alejarme, pero recordé como Grace disfrutaba de los labios de Codd sobre su cuello y le continué el juego a Dakota alzándola sobre mis brazos, haciendo que los ‘’¡Urra!’’ se hicieran más ruidosos y todos nos observaran.

 Codd me dio una palmada en el hombre y yo le sonreí.

Our Secret. [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora