Our Secret.
Capítulo 27.
Mike.
Como era de esperarse todos los Lunes, el campus de Winstonk fue inundado por todos los representantes desesperados en ver a sus hijos. Algunos se veían felices y otros actuaban indiferentes. Como ocurría todos los Lunes, mantenía mi mirada fija en la puerta u observaba a todos lados, esperando que mi mamá o mi papá aparecieran, pero era inútil, no me consideraba demasiado importante como para que ellos gastasen minutos de sus estimados trabajos para ir a visitarme. No sé porque me ponía triste aquello, tenía diecinueve años, debía madurar.
Al dar la vuelta, una mano tocó varias veces mi hombro y volteé, encontrándome a Dorotti bastante seria enfrente de mí.
—Mike, necesitamos hablar —suspiró.
—¿Qué ocurre ahora? —crucé los brazos.
—Tu padre no pudo asistir, así que cualquier cosa que te diga es en representación de ambos, ¿vale? —acomodó su falda de licenciada—. Lo que pasa es que tu padre y yo pensamos que para sentirnos más juntos y alejados de los problemas lo mejor es que no mudemos a Guadalajara, pues allí será muy diferente para los cuatro y...
—Espera, ¿qué? —reí—. ¿De veras piensas que puedes venir para acá a decirme que nos iremos a Guadalajara y tú crees que yo te diré que sí? Prefiero quedarme en Estados Unidos solo, a irme contigo a México —fruncí el entrecejo.
—Tu padre y yo no creemos que estés lo suficientemente preparado como para quedarte aquí solo —suspiró Dorotti.
—¿Qué no? Tengo suficiente dinero para pagar este lugar y mi universidad, de paso vivo y me alimento aquí. Mi padre no tiene nada que ver con mi vida personal desde que está contigo, por si no sabías. Y yo pienso que ustedes no están lo suficientemente enamorados como para irse del país juntos. Él solo está contigo para follar con alguien menor que él, maldita zorra —espeté.
Todos a nuestro alrededor nos observaron y casi pude notar como Dorotti trataba de convertirse en un ovillo. Las personas que estudiaban allí desde primero de preparatoria junto a mí sabían que yo detestaba a Dorotti y les daba igual si le gritara o no, y no me interesaba si los nuevos pensaban mal, al final, si me juzgaban, yo podía matarlos.
Tomé con bastante brusquedad a Dorotti del brazo y fui halándola hacia los edificios de las habitaciones de chicos, ella gemía porque estaba apretando bastante fuerte su brazo, y me gustaba que le causara dolor.
Empujé la puerta de mi habitación y la empujé en la cama. Ella se sentó rápidamente y trató de zafarse pero yo me abalancé encima de ella y tomé fuertemente sus manos dejándole moretones, ella gimió.
—Deja de follar con viejos —la bofeteé—. Esto es un buen sexo.
Ella sollozó y trató de zafarse, pero yo ya la había despojado de sus vestimentas y de las mías también. Cuando tuve debajo de mí el cuerpo de Dorotti moviéndose de un lado a otro tratando de zafarse, volví a bofetearla pero ésta vez con más dureza y ella ahogó un grito. Extendí con tanta fuerza sus piernas que soltó otro gemido de dolor y me introduje dentro de ella, mientras ella golpeaba mi torso rogándome que la dejara en paz, que le dolía.
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Our Secret. [Secrets #2]
Romance''Cuando las puertas de los dormitorios se cierran, cuando las luces se apagan y todos están dormidos, los miedos, desde la perspectiva de cada uno, empiezan a florecer''