Capítulo 22.

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Our Secret.

Capítulo 22.

Codd.

 Estaba sentado en una silla en la orilla de la playa. El sol ya se estaba escondiendo mientras yo me bebía una de mis cervezas.

 No era para ponerme melancólico ni nada, aunque yo nunca me ponía melancólico. Solo estaba pensando bastante en mi vida. Digo, aparte de Zorretti y todo mi círculo amistoso; estaba concentrado pensando en mis padres y mi hermana, en mis difuntos abuelos y mis primos, ¿Ellos estarían orgullosos de la persona que yo era? Yo era bastante inteligente, sí, y me las ingeniaba muy bien, nunca había llegado a conocer a alguien que pudiese hacerme daño, alguien que pudiese lograr algo malo en contra de mí, alguien que pudiese saber como me sentía con solo mirarme, alguien que pudiese saber mis secretos aunque le tuviese confianza. Nadie sabía quien era yo con exactitud, ni siquiera Tara, ni siquiera mis padres, ¿Y Dios? Él ni siquiera podía decirle a la fiscalía de Maine que yo era un delincuente.

 Me bebí un largo sorbo de mi sexta cerveza y continuaba observando como el agua salada de la playa chocaba contra ella misma, me preguntaba si las personas éramos así. Si hacíamos cosas buenas pero el deseo de hacer cosas malas chocaba con nosotros mismos, esperando superarnos, esperando ahogarnos y hacernos llegar al punto de ejercer demasiado poder sobre nuestros cuerpos para salir a la superficie. Me pregunté si mi instinto malo me estaba ahogando, si ya había conseguido hacerlo –lo más probable- y si yo, en algún momento, lucharía por salir a la superficie, lo cual significaba explotar, lo cual significaba dejar al descubierto quien era Codd Bing.

   —Es hermoso, ¿no? —arrastró las palabras inconfundiblemente Grace.

   —¿Lo es?

   —Es hermoso que las cosas que el universo nos regala, nosotros mismos las dañemos —suspiró, con una medio sonrisa—. Supongo que el universo nos creó para joder todo esto, es como cuando nosotros hacemos cosas malas para jodernos a nosotros mismos, como si se lo debiéramos a alguien…como si nos debiéramos las cosas malas a nosotros mismos, ¿sabes? Es difícil tener una teoría concreta acerca de eso.

 Observé sus distraídos ojos grises unos instantes. Y luego regresé mi mirada hacia el sol que ya se estaba ocultando, tratando de analizar lo que Grace quería decirme, que era más o menos lo que yo pensaba todos los días, cuando me levantaba y me pregunta que me había llevado a crear algo como Zorretti. No era que me arrepintiese, porque tenía todo lo que quería y hacerle daño a los demás era como cobrarme el daño que el universo me había hecho a mí.

   —Que lista eres —medio murmuré.

   —Estamos todos jodidos —se sentó en la arena, a un lado de mí.

   —¿Lo dices porque discutiste con Jules ayer? —dije y no oculté mi sonrisa.

   —¿Cómo sabes que discutí con él?

   —Estamos en la misma casa —suspiré—. Si estuviésemos en Winstonk, te regañaría por responder mi pregunta con otra pregunta, —me encogí de hombros—. Pero tú sabes, no estamos en Winstonk.

   —Quiere decir que no actuarás como el típico Codd Bing —arqueó una ceja—. O el Codd que yo conozco.

   —El Codd que tú conoces es el Codd que todos conocen y es el único Codd que existe, ¿ok? —bufé.

Our Secret. [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora