Capítulo 12.

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Our Secret.

Capítulo 12.

Tara.

 El Jueves por la tarde había decidido salir a dar una vuelta por el campus. Ésta vez no llevaba delineador y opté por un blanco vestido ajustado sobre los muslos y zapatillas negras. Solté mi no tan lacio pero no tan ondulado cabello y éste cayó por mi espalda. 

 Caminar por el campus era algo refrescante, más que despejar la mente, era una forma de tranquilizarme. Después de todo lo de Codd, todo lo de mi padre y sobre todo, todo acerca de Mike, necesitaba sentirme bien por lo menos unos pocos minutos.

 Normalmente, cuando mi padre solía gritarme y nuestras cenas se basaban en insulto tras insulto, suponía que no debía afligirme porque mucha gente estaba peor que yo, ¿pero saben? después de una violación, un amor no correspondido, un embarazo precoz, un aborto, dos días en un Hospital, después de tantos golpes, insultos y gritos ¿alguien lo tenía peor que yo? No. A veces solía preferir estar sola porque me había dado cuenta que cada vez que me acercaba a alguien, éste siempre terminaba mal, por eso no acostumbraba a tener amigos y cada vez que quería me era demasiado difícil. Yo no era del tipo que valorara mucho las amistades.

 Me detuve frente a la Cantina. La brisa alborotaba mi cabello y me llevaba escalofríos a mis delgados brazos y delgadas piernas. Había un chico de cabello negro frente a mí, que parecía estar más ocupado viendo su teléfono que ordenando algo. Me detuve a su lado, tomando su lugar.

   —¿Tienes té frío, Cary? —le pregunté a la chica de la cantina.

   —Oh, sí, claro —respondió Cary.

 El chico de mi lado me estaba observando: —Oh, Tara Bing —sonrió mostrando sus dientes.

   —¿Disculpa? —me volví hacia el chico—. ¿Quién eres?

   —No me digas que no me recuerdas —frunció el ceño.

 Lo observé detenidamente los próximos diez segundos. Nariz fina con el puente estrecho, ojos negros como el carbón, cabello negro rizado cayendo sobre su frente, esos dientes perfectos que estaba mostrando y el mismo acento que el de mi familia. Era irremediablemente Nicolás.

   —¡Nicolás! —exclamé aventando mis brazos alrededor de él—. ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo viniste? ¿Cuánto tiempo llevas aquí? —dije con una entusiasta sonrisa.

   —Tengo dos meses en Maine y menos de una semana aquí en Winstonk, ¿Sabes todo lo que tuve que hacer para encontrarte? —alzó las cejas—. Fue algo como preguntarle a todos los estudiantes en cada clase y me decían que tú no rondabas mucho por ahí —soltó una sonrisa divertida—. ¿Qué es eso de faltar a clases, eh? —dijo dándome un divertido empujón.

   —¡Pudiste haberle preguntado a Codd! —reí cortamente—. Aunque no, él está muy egoísta desde hace mucho, no es el mismo niño que vestía trapos en Londres, creéme —bufé.

 Cary me entregó el té y Nicolás dijo: —Así me dijo una chica en esa clase de Educación Sexual —asintió él, empezando a caminar junto a mí—. Hubo un rollo con todo eso de un examen acerca de la violación y mandaron a tu hermano a Detención.

 Me detuve. ¿Violación? ¿Examen? ¿Detención? ¿Codd? Nicolás hizo una mueca, y yo me tragué un sorbo del té para pasar el amargo sabor que había dejado la bilis. Continué caminando.

Our Secret. [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora