Our Secret. [Secrets #2]

Capítulo 3.

Our Secret.

Capítulo 3.

Jules.

 Grace se sentía frágil y suave contra mi cuerpo. A pesar de que lucía seductora como el infierno, ella parecía realmente vulnerable y lo era. Había decidido seguir el consejo de mi mamá, contarle toda la verdad a pesar de que sabía que ella no me perdonaría, prefería que supiera la verdad por mí y no por alguien como Codd.

 Deslizaba suavemente mis dedos por su cabello y espalda mientras ella acariciaba mis brazos, tenerla cerca me hacía sentir inocente y borraba de mí todos los malos recuerdos, pero eso no era más que un sentimiento. Ella debía saber la verdad. Grace se repuso y me observó directamente a los ojos. Sus grises ojos estaban más grandes y brillantes que nunca. Esa chica me estaba matando.

   —Sabes lo que necesito —agregó.

   —Yo necesito que me escuches —dije casi en un susurro—. Pero antes de decir cualquier cosa, quiero que sepas que te amo, ¿Está bien? Y que ningún daño que te hice o esté por hacerte, no creas que fue o será intencional, porque si yo simplemente pudiera... —deslicé mis dedos por su rostro—. No causarte daño, lo haría pero...yo simplemente no puedo hacerlo —observé la pared.

   —Yo también te amo —respondió débilmente.

   —Es algo que ocurrió en la fiesta de Codd —la observé. 

   —Dímelo...

 El nudo en mi garganta creció y sentí ganas de irme de ese lugar y no tener que regresar, pero eso solo le causaría más daño. Yo estaba ahí, contándole algo que no debería contarle por su seguridad, contándole algo que nunca le conté o le contaré a nadie solo porque la amaba y quería que ella amara al verdadero Jules.

   —¿Recuerdas cuando te dije que hay chicos...eh...que suelen vertir cosas en las bebidas para...hacer desmayar a las chicas? —observé el suelo.

   —Claro.

   —Codd, Mike, Harry, Chaz y... —la observé nuevamente—. Y yo...somos los chicos que hacemos eso... 

   —¿Por qué lo hacen? —su voz se quebró.

   —Diversión desde el aspecto de Codd —tomé una bocanada de aire—. Si nosotros no hacemos lo que él nos dicta, nos matará...

   —¿Y qué es lo que él dicta? —preguntó casi para ella misma, mi labio inferior tembló.

   —Abusar de las chicas a las que le damos la bebida enfrente de una cámara, —ahogué un sollozo—. El vídeo es reproducido por millones de hombres como un vídeo pornográfico, con el fin de obtener dos dólares por cada visita —tragué saliva—. La página es llamada Zorretti.

 Grace permaneció en silencio largos minutos, sus ojos estaban melancólicos y sus labios estaban como una línea firme y dura. Yo tenía un sabor amargo en mi boca, yo no podía verla mal y si lo estaba, sabía como ocultarlo bien. Coloqué mi mano sobre su hombro y ella inmediatamente se apartó, ahí fue cuando sus labios empezaron a temblar y una lágrima se deslizó por su mejilla. Prefería morir a tenerla lejos y resentida, o triste. 

 La expresión de sus ojos cambió automáticamente a enojo, la saliva se deslizó por mi garganta y traté de tocar su rostro pero ella volvió a alejarse. Mi corazón se quebró. Balbuceé algo inaudible y ella solo negó despacio con la cabeza, tomé una bocanada de aire y coloqué mis manos a cada lado de sus brazos, ella chilló y las lágrimas se deslizaron aún más.