Capítulo 24.

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Our Secret.

Capítulo 24.

 Recosté mi cabeza en el vidrio de la ventana del taxi. Aún tenía fatiga desde que me había montado en el taxi para ir al aeropuerto de Malibú. En Maine estaba cayendo una fresca llovizna que mojaba toda la calzada y hacía que las flores y árboles de los jardines de las casas relucieran bastante. La mano de Jules estaba tibia y aún estaba sobre la mía. No ansiaba mucho mi llegada a la casa porque temía la reacción de mi madre y mis pensamientos no daban para inventar una excusa de por qué no estaba en Winstonk.

 Cerré mis ojos en pleno camino porque estaba bastante cansada y aún cuando Jules apretó mi mano para despertarme todavía lo estaba. Nos bajamos y el taxista nos abrió el maletero y sacamos las maletas y los bolsos. Y, ahí estábamos, frente a la alegre casa de mi familia, pintada de amarillo con un jardín inmenso lleno de rosas blancas y girasoles. Jules me observó y esbozó una sonrisa, a la que yo no pude rehusarme a devolver.

 Jules fue el que tocó la puerta y en medio del quinto golpe, mi mamá que vestía pantaloncillos negros y una blusa turquesa de mangas blancas abrió. Tenía el rímel derramado y ella era solo un poco más baja que yo, aún tenía rollos en su cabello y olía a flores. Yo reí. Ella rodeó mi cuerpo con sus ágiles brazos y duramos bastante rato abrazadas hasta que yo empezaba a incomodarme.

   —Pásenle, pásenle —decía sonriente mi madre.

 Oh, hogar, dulce hogar. Olía a flores por todos lados porque mi madre era fanática de las flores y mi padre solía regalarle muchos girasoles porque eran sus favoritos. Los sofás estaban frente al pequeño televisor y en medio de la sala estaba la lámpara. En todas las paredes habían retratos de las fiestas de cumpleaños de mi mamá y Jules no paraba de observarlas. Por un momento, me di cuenta de que mi mamá no estaba en el living y venía corriendo de la cocina con dos vasos llenos de jugo de piña. Ambos los recibimos con una sonrisa.

   —¿Y quién es éste apuesto jovencito, Gracie? —alzó las cejas mi madre.

   —Oh, sí —observé sonriente a Jules—. Jules, ella es mi mamá como cosa obvia y, mamá, él es Jules…mi novio.

 Con solo decirlo, pude sentir como mi corazón daba un vuelco.

   —¿¡Tu novio, Grace!? —exclamó mi madre llena de felicidad.

   —Mucho gusto, Señora… —extendió la mano Jules.

 Mi mamá tomó el rostro de Jules y besó su frente y sus mejillas. Yo no pude contener la risa. Mi mamá no era estricta con los noviazgos pero mi padre sí, sabía que si él se enteraba que Jules tenía diecinueve años lo mínimo que podía hacer era golpearme. Sí, mi padre era violento a veces, me golpeaba cuando estaba enojado y no me pedía perdón por ello, pero no importaba, al final era mi padre.

    —Tutéame, Jules —correspondió al saludo—. ¿Por qué no están en la preparatoria? ¿Van a quedarse unos días acá? —limpió moderadamente sus manos con sus pantaloncillos.

   —Solo un día, creo. Y, estamos aquí porque nos dieron unos días libres no más —asentí, intercambiando una ágil mirada con Jules.

   —Oh, vaya. Si quiere pasen a tu habitación, Gracie. Está ordenada como siempre —señaló las cortas escaleras de nuestra casa.

Our Secret. [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora