Hell [DISASTERS#1]

CAPÍTULO 13.

– El viernes organizamos una fiesta.

Estamos en el coche, en la misma posición que antes, salvo que ahora su mano reposa encima de mi muslo.

– ¿Y?-digo para que continúe.

– Que tienes que venir conmigo.

– ¡¿Qué?!No,¿cómo que tengo?

– Bueno, supuestamente ahora eres algo así como "mi novia".-hace comillas con sus dedos al decir la última palabra.-Así que tienes que acompañarme, ¿o quieres que sea Betta la que lo haga?

– Sabes lo que opino de la banda y ahora me pides esto.

– Has sido tú la que ha pedido exclusividad.

Me quedo en silencio pensando mis opciones. No quiero ir, pero si no lo hago lo más seguro es que vaya con Betta.

– ¿En qué piensas?-para el coche delante de su casa.

– Voy pero solo si los chicos pueden venir conmigo.

– ¿Chicos?

– Sí. Cassidy, Molly, Jules, Brook , Lucas, Cody...

– Keeneth.-termina él.

Le miro con una sonrisa ladina en mi rostro. Sé que se debate por lo que hacer. Quiero que los chicos vengan, así que dispuesta a convencerlo, me acerco a sus labios y hago un puchero. Él suspira y me coge de la barbilla.

– Si dejo que vengan, quiero que Keeneth este alejado de ti.-beso rápidamente sus labios.

– No prometo nada, pero gracias.

– No, Nadya. Betta no se acerca a mí, Keeneth no se acerca a ti. ¿Estamos?-ruedo los ojos y acabo asintiendo.-Mañana por la noche, en el Danger. Paso a buscarte a las nueve.-se acerca a mis labios. Da un pequeño mordisco a mi labio inferior y después me besa.-Podría pasarme el día besándote.-confiesa.-Desgraciadamente no voy a poder.-dice y suelto una pequeña risa.

– Nos vemos mañana.-le digo mientras me separo.

– ¿Hoy no vas a espiarme desde la ventana?-me pongo roja.-Yo si pensaba hacerlo.-dice y ruedo los ojos con diversión antes de bajar del coche.

– ¡Hola!-digo cuando mi madre entra en casa.

– Hola, cielo. ¿Estás más sonriente?¿Algo que contarme?-niego.

Me sonríe y después de besar mi cabeza, se mete en su pequeño estudio. No teníamos espacio suficiente para el despacho de papá y el estudio de mi madre, así que la sala de juegos de mis hermanos está en el sótano, para que mi madre tuviera su sitio en la primera planta.

– ¿Puedo ayudarte?-pregunto mientras entró.

Hay maniquís con telas y hojas de papel colgadas en ellas. Mi madre, sentada en su escritorio, mira su IPad .