Hell [DISASTERS#1]

CAPÍTULO 19.

Sus nudillos llenos de sangre.

Las lagrimas corriendo por sus mejillas.

Una moto se acerca: Shawn. Zack se pone en pie y avanza hacia él. Antes de que Zack pueda atacarle, este saca un arma y lo dispara varias veces en el abdomen.

– Te dije que acabaría contigo.

Ahogo un grito, pero fracaso en el intento. Ambos hombres me observan, Shawn me sonríe antes de montarse en la moto, sin embargo, no se va, sigue ahí observándonos.

Corro hacia Zack. Sus heridas no paran de sangrar y su cara se distorsiona con las muecas de dolor.

– Zack, por favor. Zack quedate conmigo, por favor.

Mis manos se llenan de su sangre. Las lagrimas corren por mi rostro sin ningún control.

– Zack, te quiero, por favor.

– La siguiente serás tú, linda. No debiste meterte en mi camino.

Despierto sudando. Me siento en la cama e intento relajarme. Son las 8 de la mañana de un sábado, por lo que nadie estará despierto en mi casa.

Hace dos semanas que me despierto sobresaltada después de tener el mismo sueño. Hace el mismo tiempo que no veo a Zack, ni a Cameron.

Jules me ha dicho que Cameron se fue a ver a sus padres a Canadá. Y Jenna no para de decirme lo preocupada que está por Zack, llevan el mismo tiempo sin verlo que yo. Mentiría si digo que no estoy preocupada por él, por que creo que soy la que más lo está. Me obligo a no pensar en él, pero lo echo de menos.

Bajo a la cocina y me siento en la isla con una taza de café. Veo a Marie salir de su casa con el teléfono en la oreja, se la ve preocupada. Parece no obtener respuesta porque baja el móvil y se pasa las manos por el pelo con frustración. Luego mira en dirección a mi casa y ,al verme sentada en la cocina, cruza la calle.

Abro la puerta y veo su demacrada imagen. Tiene ojeras debajo de sus bonitos ojos verdes, parece que no ha dormido en varios días.

– Buenos días, Marie, ¿estás bien?

– Necesito tu ayuda.-su voz suena desesperada- Zack no me coge el teléfono desde hace dos semanas, y cuando lo hace está borracho o no entra en razón. No se ha pasado por casa tampoco y no me ha querido decir donde se ha mudado. Tengo entendido que tu lo sabes-asiento-, ves a comprobar como está, por favor.

– Marie, es que yo... - la mujer me interrumpe con un sollozo-Está bien, iré a verle en un rato.

Marie me abraza antes de echarse a llorar y me agradece repetida veces.