– ¿Estás lista?-dice mi hermano mientras entra en mi habitación.
– Me pongo mi zapato y ya.
Como cada sábado por la noche íbamos a salir. Nuestros padres pensaban que íbamos a cenar en un restaurante pero siempre salíamos al Danger, es la discoteca más conocida de la ciudad y entramos gracias a que el hermano de Keeneth ,es el portero.
– Preciosa, y ahora vayámonos o llegaremos tarde.
Me he puesto mi vestido de seda, color rosa y unos zapatos plateados que van a juego con mi bolso. Llevo una cazadora de cuero negro que acabaré usando debajo de la sudadera que mi hermano lleva siempre en su coche.
Al llegar al Danger, todos nos esperan fuera. Keeneth no para de mirarme cuando bajo del coche pero no es su mirada la que me hace sentir observada. La misma Ducati del otro día está aparcada a unos metros de nosotros y un grupo de chicos y chicas están alrededor de ellas junto con otras motos.
Una chica de pelo negro y corto pasa a mi lado y golpea mi hombro sin querer, haciendo que mi bolso caiga al suelo.
– Lo siento.-digo yo.
– No te preocupes, fui yo, pero no le digas a nadie que me he disculpado.-dice ella y se va guiñándome un ojo.
Cojo mi bolso del suelo y veo como la chica se acerca al grupo de antes y besa a un chico alto de pelo castaño y ojos grises.
– Estás preciosa.-me dice Keeneth posando su mano en la curva de mi trasero.
– Gracias, Keeneth.-digo y me remuevo incómoda.
Al entrar la música me aturde y Cassidy lo nota.
– Un poco alta para tu gusto, ¿no?- habla por encima de la música para que pueda escucharla.
– Nunca me acostumbraré.
Subimos las escaleras hasta el reservado. Es un espacio divido por sillones y delimitado por cordones de terciopelo rojo.
Pedimos nuestras bebidas y cuando el camarero nos las trae, bebo un trago al ver que Keeneth se acerca otra vez a mí.
– ¿Podemos hablar?No me digas que no, por favor. Necesito explicarte todo.-casi me lo súplica y yo acabo aceptando.-Tienes razón, soy un cabrón. Te puse los cuernos y sabiendo que me perdonarías no pare de hacerlo, y me arrepiento, muchísimo.-pone su mano de forma delicada en mi cuello y siento que me ablanda con ese simple acto.-Sobre todo por que te he perdido para siempre y... si quieres odiarme toda la vida, hazlo, por que me lo merezco.
– Eres un imbécil.-digo y él baja la vista.-Pero por más que quiero, no puedo odiarte, eres demasiado importante para mí, y créeme que me jode.
Keeneth sonríe y se acerca poco a poco a mí para besarme, pero antes de que pueda apartarme una voz nos interrumpe:
– Hola, bonita.-dice Zack y me separo de Keeneth que se tensa al escuchar el apodo que me ha puesto mi nuevo vecino.
ESTÁS LEYENDO
Hell [DISASTERS#1]
Novela JuvenilAcostumbrada a vivir en el cielo, ¿estará preparada para bajar a los infiernos por él? Primer libro de la saga DISASTERS.