Se encontraba aún desnudo y se estaba golpeando las rodillas.
—Mierda contigo.--
Caminó hacía él y lo levantó del brazo.
El menor le sonrió tímido y eso lo cabreo, camino apresurado, lo jalo al interior de la regadera abriendo la llave sin pensarlo, comenzó a mojar.
—¡Ah Ah!--
El agua estaba fría como siempre, el chico se abrazó así mismo temblando, Akutagawa lo tomó brusco y comenzó a enjabonar tallando su cabello.
—Pedazo de inútil ¿No te sabes bañar?-- No trataba de ser amable, pero el chico detonaba ser un estúpido.
Lo volteó, tallando su espalda, cerró el grifo y quedó él temblando, al estarlo tallando noto como cierto líquido salía por entre sus piernas. Eso lo hizo recordar lo sucedido.
--Carajo...--Se molestó y lo dejó ahí.
—Termina tu sólo.--
El menor le miró, y por primera vez, pareció que le entendió, pues siguió bañándose.
Se sentó en la cama, pensado, podría usar al chico como escusa, les haría creer que el chico les distrae y así se iría en algún momento, no lo esperaría si lo ven demasiado ocupado con el omega. Miró el cristal, su cuerpo ya estaba limpio, dejando ver su maltrato y su desnutrición, aunque ahora parecía enfocado en hacerse peinados con la espuma
—Oye, jinko, secate ya, te vas a enfermar.--
Era extraña la manera de actuar con el, le prestaba atención y después se enfadaba de ello, aunque era algo inconsciente.
Lo sacó a la fuerza, no sin antes haberlo enjuagado bien. Lo seco y lo sentó en la cama, le pondría las mantas, porque su ropa no era opción.
—A ver bebesito, ya que ya comiste y te bañamos ¿Podrán quedarte quieto hasta que vengan por ti?--
Estaba por acostarlo, pero el menor lo jalo con fuerza a él.
—Oye pedazo de...
Antes de poder golpearlo, el mismo fuerte aroma de su llegada volvió, igual de potente. Se despegó de él y lo miró, estaba rojo y sentía su cuerpo muy caliente
—Ah.. ah.. uhh.--
El mismo menor parecía extrañado, aún estaban en celo, pero ahí estaba su alfa, él lo reconocía así.
—Maldito.—
—Da...dazai...— susurró.
Se incorporó y miró al azabache, le extendió sus manos, el celo volvió con fuerza de nuevo, era normal, puesto que encontrar a su destinado, implicaba estar en celo todo el día hasta que lo mordiera.
Akutagawa retrocedió aún más exaltado, notando el aroma del omega y el suyo combinados sutilmente.
—¿Porque carajos...?--
Se tapó la nariz y el albino en debilidad calló en la cama, sintiéndose sensible a las mismas sábanas
—D-aaa... dazai...--
Ya lo había dicho antes, y de alguna manera ese nombre...
—Mierda.--
Saltó de nuevo a él, posicionándose enésima, brazos y piernas a su costados, el menor lo miró y abrió sus piernas.
Sería una noche larga.***
Estar sorprendida no sólo era su estado, tenían una combinación de emociones que la mantenían con fuertes ganas de llorar.
Extrañada, asustada, cohibida, eufórica, pero a pesar de eso, sumamente feliz.
No, ver al azabache mantener relaciones sexuales con ese omega no la mantenía feliz, si no reencontralo.
—Higuchi.—
Fyodor se acerco a ella, para mirar por última vez la cámara que espiaba a Akutagawa.
—Gran parte del personal saldrá como de costumbre, ya sabes lo que debes hacer y a quien a acudir si necesitas algo.--
La chica asintió, pero su mirada y corazón se encontraban turbados. Fyodor la miro.
—¿Puedes hacer esto? —Cuestionó algo molesto, ¿Todo mundo comenzaba a bajar respeto frente a él o era su imaginación?
—Vaya con calma, llenaré lo que me pidió.--
El salio de la habitación, dejándola sola y ella se permito sollozar unos minutos, los sentimientos así eran muy dañinos si se guardaban.Estaba ahí.
Si, en un momento íntimo, pero ahí estaba.
Cuando fue reclutada ahí por la supuesta traición, creyó que jamás lo volvería a ver, se sentía tan culpable por que no había podido escapar de la mansión. ¿Qué le harían? ¿Lo habrían matado? Estuvo mortificada por mucho tiempo, se había encariñado tanto con él, realmente deseaba que escapará y fuera feliz; verlo vivo le causó tanta felicidad.
Dejó de mirar las sexosas imágenes que le daba el televisor y tomó su archivo médico y de experiencia.
Akutagawa tenía ahí al menos ya siete meses, y todo parecía indicar que estaba bajo observación de experimento, parecía que demostraba una recilencia para las situaciones y resistencia para las feromonas tan sorprendente que era capas de soportar celos de alfas y celos omegas, aunque, ahora estaba con un omega, pero, no cualquiera, si no su destinado.
Estaban armando un especie de documental y alparecer próximamente la experimentación pasaría a laboratorio.
Miró la escena y sonrió un poco cohibida, aún no dejaba al omega y probablemente no lo haría en un rato.
Observarlo así, le incomodaba, pero no podía revelarle a Fyodor que se conocían.
Seria suicidio para ambos.
Miró sus papeles, tenía que llenar cuanto tiempo duraban en su relación íntima y como reaccionaba el alfa.
Ella llevaba ahi al menos un año y medio ya. Era cautiva, fue vendida como asistente, sin embargo a diferencia de los otros y muy parecida a Akutagawa, anhelaba su libertad. Y aunque le tomó tiempo memorizar todo el lugar, ganar la confianza y trabajar por horas haciendo cosas peligrosas a sí como cansadas, su decisión de irse era firme, vivir ahí era horrible, y tener de comer y donde dormir no le eran suficiente para pensar en quedarse. Sin mencionar el gran resentimiento que le tenía a Fyodor y a Mori, por todos los castigos que le dieron, en eso ser humillada por alfas varones.
Sabía como escapar y cuando, pero ahora que tenía a Akutagawa ahí, vivo, no podía irse sin él. De hecho, no podía irse sin cagar los planes de Fyodor.
Tomó los apuntes que necesitaba, todo bastante honesto, no se preocuparía tanto, ya que podría sacarlo, sólo le quedaba depositar toda su confianza en que Akutagawa sobrellevaria tener su pareja destinada ahí con él. Maldijo la suerte de los dos ¿Cómo pudo toparse con su pareja en un lugar así?
Investigaria más del chico Albino después.
Ahora, debía encontrar la manera de hablar con el sin que se enterarán.
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ESCAPE (AkuAtsu) +18
FanfictionEl cuarto de nuevo se llenó de luz y esta vez arrojaron el cuerpo de un chico joven... albino y bastante aturdido, tenía una venda en los ojos y soltaba jadeos, con miedo y confusión. Se puso a la defensiva, pero, cuando esos ojos bicolor lo miraron...