Capitulo 32. No despiertes.

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El helado amanecer después de una tormenta de nieve dejó un cielo nublado, pero tranquilo, un gris presente, pero transparente a la luz de un sol coludido.

Se sentía como un largo sueño.
Cuando has dormido demasiadas horas, eso sucede ¿no?

Y tal como despertarse de ver sus propios recuerdos enterrados en su conciencia, repetidos como la mala pesadilla que eran, los abrumadores sentimientos lo sumergieron; sintiendo temblores en el pecho y pies, el nudo de su garganta creció, creyendo que no podía respirar y al erizar su piel, la opresión en su cuello...
Sentía caliente su nuca, con rastros de cosquillas.

Era el rastro de su sueño.

Sus ojos azabaches, esa mirada llena de desprecio y odio le llenaba tanto, como si las respuestas a sus problemas estuvieran dentro de ese oscuro mar de ojos sin reflejo.
Sabía que no le daba sentido, pero tenía tranquilidad, de alguna manera aquella imponente presencia le hizo sentir... protegido, de la nada, ya todo estaba bien si estaba a lado de ese ser... ese ser que le cortejaba su alma, él así lo sentía, todo estaba bien, cada toque de sus manos era una sensación cargada de nuevos pensamientos, que nunca se descifraban.

Y ahora, sentía que ese vínculo creció... ahora podía sentirse así siempre, el sufrimiento podría ser llevadero ahora.

Era plenitud, era garantía, de que ya no tendría el corazón roto.
No habría que buscar o empezar a hacerlo, ya lo tenía, ahora que la suerte corra para aquellos que no tenían una relación.

Un vínculo.

Atsushi abrió los ojos, pestañeo unas cuantas veces, pues sentía resecos sus pupilas y los párpados le pesaban. Saboreo lentamente la pesadez de su lengua.
Sintió calidez en su espalda, tal que el frío no se percibía.
Un zumbido lejano del agua cayendo, le hizo agudizar sus sentidos.
Pronto comenzó a ser consciente del fuerte dolor en todo el cuerpo, entumecido y cosquilludo; sus ojos con demasiada lentitud pasearon por la habitación, que parecía comenzar a iluminarse con los rayos del sol entrantes de la ventana que supuso estaba detrás de él.

Paredes de madera, cuadros, un armario, una mesa de noche, una lámpara vieja, él en una cama... desnudo.

Su corazón comenzó a agitarse, la conciencia le invadió con miles de preguntas... ¿Dónde estaba? ¿Este era el psiquiatra? ¿Qué pasa con su cuerpo? ¿Y Kyouka?

¿Qué pasó? ¿¡Qué pasó!?

Enfoco mejor su mirada en el espejo que tenía delante de él, estaba siendo abrazado desde su cintura.

Contuvo la respiración y sus ojos se abrieron, prestando atención a los mechones azabaches que se asomaban detrás de su cabeza.
De inmediato la presencia de alguien detrás de él se hizo presente.

Los latidos de su corazón comenzaban a escucharse.
Era obvio que se había acostado con ese tipo, pero ¿Dónde estaba? ese lugar no se parecía ni un poco al psiquiátrico, los malditos pájaros de afuera y el evidente sonido de una cascada le indicaba que estaba en otro lugar, pero, ¡¿Como?!

No entendía porque.
Porque de repente sentía que aunque no estaba donde había cerrado los ojos al dormir, lo cual era igual de malo, estar ahí, ahora...
Era algo bueno.

Su vista, se movió desesperada al igual que su respiración y sus ojos al ver las dos puertas a un lado del tocador y espejo le hizo estremecer.

Se armó de valor, lleno de nuevos sentimientos, con un nuevo dolor de cabeza, en preguntas y miedos, estaba por levantarse, cuándo sintió como aquel hombre se movía primero.
Se volvió a helar y cerró los ojos, quieto.
Quería tener miedo.
Quería sentir repulsión, más adrenalina, ganas de golpear.
Pero realmente no se sentía del todo atacado...

ESCAPE (AkuAtsu) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora