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Chuuya detuvo su cansado andar, posándose en la gran puerta de madera de la entrada de la mansión. El clima frío era agradable de verdad; observó con detenimiento mientras escondía sus manos, cruzando sus brazos, como con cortesía, Shibusawa depositó un casto beso en la palma de Atsushi, quizá disculpándose porque debía retirarse, tenía que entrar con Fukazawa.
Sacó su lengua, en señal de desagrado, ese alfa le parecía tan recatado y mojigato. Siempre orbitando a lado de Atsushi.
Soltó un suspiró y apretó sus manos, saliendo a los pasillos externos.
Evidentemente Fukazawa no les había contado nada sobre ese alfa, no tendría porqué, pero tanto él como Dazai concluían que era un familiar que viajó para cuidar al chico. Cuidarlo en el particular hecho de cortejo anticuado.
Miro a los lados, notando que Kyouka no estaba cerca tampoco, solo Atsushi sentado ahí, solo.
...¿Debería intentar acercarse?...Sabía que sus infusiones medicinales y las tabletas eran de alguna forma calmantes... ¿Debería aprovechar eso e intentar acercarse? Soltó un suspiro ligero, por su nariz.
No debía ser egoísta, es solo que de verdad esperaba poder verle y abrazarle en cuanto antes.
Deseaba tanto poder hablar las cosas con él, solucionarlo todo.Supuso que seguía siendo una persona terrible y egoísta hasta la médula.
Miro a Shibusawa entrar por completo a la mansión, seguido por los guardias que solían escoltar al chico. Tembló un poco ¿Era su oportunidad? se había quedado solo y no habían entrometidos de por medio. Sintió un temblor en sus piernas y la enorme necesidad de correr hacia él y hablar.
Sin pensar correctamente en sus acciones, emprendió un paso lento hacia él.
Al fin lo veía solo, quizá podría salir algo de eso ¿No? Además, si Atsushi se molestaba, solo lo mantendrían lejos ¿Verdad? Fukazawa, Kunikida y Dazai lo regañarían y ya no se volvería a acercar... Solo por un tiempo, claro. Eso hasta volver a intentarlo.
Conforme se acercaba, más podía notar lo brillante de sus mechones blancos contra los cuidadosos rayos de sol que apenas se dejaban ver, lo apretado que parecía estar su collar apegado al cuello, como sus ojos se perdían en el infinito y ese aroma peculiar que desprendía con tranquilidad.Su respiración se aceleró, pero sus pies flaquearon, se estaba sintiendo inseguro, mientras la presión crecía en su pecho.
¿Saludar? ¿Disculparse de inmediato? No, no no, mostrar lo feliz que estaba por verle. Arrodillarse y recargar su frente en sus rodillas y llorar.
Esperar que sus lagrimas hablaran por él.
Atsushi, perdóname, haré lo que sea por tu perdón.
Lo siento, yo estuve mal.
Lo siento, lo siento.
¿Algo mejor para aprovechar lo poco que decida escucharle?
Atsushi, tienes derecho a saber esto, porque un montón de alfas están tomando las decisiones aquí ¡Estas en cinta! Y se que debe ser una noticia terrible, pero estoy aquí. Y tenemos que hacer algo.
Estoy para ti.
Presionó sus labios, sintiendo escozor en sus ojos, tan solo a tres metros de él. Tan cerca de él. Sus manos temblaban.—Chuuya.— Escuchó en voz alta, giró su mirada, notando como Atsushi también la giraba. Dazai le miraba con algo de severidad, desde los pasillos fuera de la mansión. Su rostro demostraba urgencia para que se acercara, pues parecía que había noticias, pero también en el fondo se lograba divisar una reprenda por acercarse tanto a Atsushi.
Vio como Atsushi se levantaba de inmediato, sin dirigirle la mirada a ninguno de los dos, y con prisa disimulada, camino lejos, desapareciendo entre el laberinto de la terraza.
Era una escena bastante extraña para los tres, como estar jugando a ver quién podía mantener más el orgullo, de forma desgastante y estúpida.
Chuuya y Dazai lo vieron alejarse en silencio.
Ambos tuvieron la necesidad de no hablar al respecto.
Chuuya terminó cerca de Dazai, mirándole a los ojos.
—El orfanato.— Inicio Dazai, haciendo que el omega afilara su pupila.
—Tenemos noticias de que el orfanato donde residiste un tiempo, ha sido saqueado.—
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ESCAPE (AkuAtsu) +18
FanfictionEl cuarto de nuevo se llenó de luz y esta vez arrojaron el cuerpo de un chico joven... albino y bastante aturdido, tenía una venda en los ojos y soltaba jadeos, con miedo y confusión. Se puso a la defensiva, pero, cuando esos ojos bicolor lo miraron...