Capítulo uno. Recuerdos.

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Recordar aquellos días le resultaba sumamente desagradable y deprimente...
Para su mala suerte tenía una excelente memoria.

Recordaba bien la vez que fue consciente por completo, de que era huérfano, que estaba en un orfanato y completamente solo.

También las constantes insinuaciones que le debían las enfermeras de lo mucho que lloraba cuando era bebé, buscando a su madre, cuando le confesaron de manera venenosa que había sido dejado debajo del sol sólo con una manta sucia.

Los duros y dolorosos que eran los castigos. Todo sin entender del todo porque le pasa eso, si sólo era un niño.

Deseando de alguna manera los brazos de alguien que lo amara...Tiene muy grabada en su mente algunos de sus primeros recuerdos... Cuando conoció a ese joven omega que no parecía despreciarlo como todos los trabajadores ahí...el que por alguna razón lo trataba como lo que era... un niño.

—"Chuuya"—el pelirrojo le sonrió, siempre tenía un rostro sumamente cansado, adolorido... Normalmente era un cuidador de niñas omegas, pero algunas veces se escabullía con los bebés llegados. Si bien recordaba lo molestos que eran los cuidadores, le era más grato recordar algunas experiencias con Chuuya... era un omega hermoso, un bello cabello largo rojo, ojos azules apagados, una escultura pequeña, esbelta y una diminuta sonrisa... Aunque cada vez estaba más demacrado, todos los cuidadores lo miraban como si de un retrasado se tratase, pero el menor llegó a notar esa mirada planeadora muchas veces.

—"Hola mi pequeño azabache"— el menor nunca entendió del todo porque lo trataba tan bien, pero siempre le recibió. Él fue el único que se dignó a ayudarle a caminar sosteniéndolo con atención y paciencia, regalándole algunos zapatitos usados en buenos estados; eventualmente le enseñó a hablar, su primera palabra fue "Chuuya"; en ocasiones lo sacaba en secreto para que le diera el aire fresco.

Lo paseaba por los jardines y le enseñaba lo alto de los árboles cuando lo cargaba. Lo sentaba en ramas y se miraban el uno al otro, con cierta felicidad... Se recostaban en los pastos y miraban el cielo azul, narrando historias con las nubes, con los pájaros, con el aire.
El casi no hablaba, no porque no pudiera o entendiera, sino porque las historia de Chuuya eran mil veces mejor ¡él sabía tanto! todo era aprendizaje con él, con historia y relatos que jamás se pudo haber imaginado sólo, él brillaba , así como las estrellas... las noches afuera en los pastos no eran frías en sus brazos... siempre trataban de pasar desapercibidos de los demás cuidadores, para no ser interrumpidos.

Se llegó a meter en grandes problemas cuando lo atraparon pasando tiempo con él o dándole muchas atenciones.

El Alfa mayor lo había notado, pero casi no le daba importancia por la condición del Omega.

—"Tiene frío, me necesita"— siempre que los separaban, el menor lloraba con miedo y aquel omega peleaba con rudeza. Lo alimentaba con cuidado, seleccionado con todo lo limpió y bueno, haciéndolo papilla y se lo daba. Llegó a robar incluso tela nueva para hacerle algunas ropas. Le cantaba al oído despacio, le contaba historias antes de dormir y lo pegaba a su pecho, dándole calor, casi nunca lo soltaba, lo bañaba con un cariño que sentía con tan solo pensar en eso...

--"Un niño mio, siempre debe tener en mente varias cosas, pero lo más importante es saber lo mucho que vales, camina en con la cabeza arriba y con orgullo."--

Lo cuido desde que se conocieron, y es que con solo verlo una vez, bastó para saber que quería estar a su lado, creyó en algún momento de manera inconsciente que era su madre, aquella persona con la que compartía lugar y sitio y que por alguna extraña razón, todos deseaban ver heridos.

ESCAPE (AkuAtsu) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora