Capítulo 22

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Después de haber aceptado la invitación de Paula y Calle para comer algo tuve que rechazarla debido a el constante dolor en mi pierna al terminar mi terapia diaria, mi estado físico no es el mejor y lo más adecuado es quedarme en casa. Sin embargo, ellas insistieron en que comprarían la comida y la traerían, fue imposible negarme así que mientras Calle y Paula se fueron por su lado, Vale, mi papá, Lauren y yo partimos para mi casa y las estamos esperando aquí.

–Toma–Lau me ofrece una pastilla y un vaso con agua, buscando que esta ayude a que disminuya el dolor.

–Gracias–me tomo lo que me ofrece y palmeo en la cama un espacio cerca de mi para que ella se siente, así lo hace.

–Tardará unos minutos en hacer efecto.

–Gracias por cuidarme–sostengo una de sus manos entre la mías, ella sonríe–¿Cómo estás?–hace un gesto de confusión–me refiero a Paula–aclaro, su expresión cambia y ahora la tristeza y la melancolía es lo único visible.

–Es difícil estar a su lado–suspira y baja la mirada–el dolor se vuelve más intenso cuando la tengo cerca.

Siento mi corazón encogerse al recordar como hace unos días lloro sobre mi hombro porque Paula la había dejado sola después de que hicieran el amor, la console por largas horas hasta que se sintió un poco mejor. Jamás pensé ver a Lauren de esa manera, ella siempre está sonriendo y dandote palabras de aliento, su alegría es contigiosa y ese día al conocer esa otra parte de ella se me rompió el corazón, Paula logro lastimarla profundamente y aunque se muestre fuerte frente a ella se que esta sufriendo.

–¿Vas hablar con ella en algún momento?

–¿Para qué?, ya todo esta dicho.

–Tal vez ella quiera disculparse o algo así.

–Eso no importa, ella tomo una decisión y voy a respetarla.

–Ella tiene miedo.

–Lo sé y por eso le dije que estaría a su lado, que esperaría a que estuviera lista y ella me rechazó–me mira dolida–No puedo obligarla a estar conmigo.

–Estoy segura que para Paula tampoco es fácil.

–Tal vez no pero no puedo quedarme a su lado cuando sé que no esta dispuesta a luchar contra su miedo–hace una pausa–es que si tan solo ella quisiera intentarlo.

–¿Por qué no insistes?

–Porque no quiero presionarla. Además, no estoy dispuesta a ser el secreto de alguien, perdí mucho, incluyendo a mi familia, cuando decidi ser libre así que no esta en mis planes entrar de nuevo al clóset.

–¿Y si le das tiempo?–pregunto, intentando encontrar una solución.

–No hay nada seguro respecto a ella–responde con firmeza.

–¿Te estas dando por vencida?–cuestiono sin ninguna intención de juzgarla.

–Ella lo hizo, no yo.

Me quedo en silencio por unos segundos, sintiendo cierta impotencia por no poder hacer nada para que las cosas entre ellas dos cambien.

–Lamento que estés sufriendo.

–Lo superare–sonríe, triste–siempre lo hago.

–Y yo voy a estar a tú lado.

Ella apoya su cabeza en mi hombro y entrelaza nuestros dedos.

–Te quiero.

–También te quiero, Lau–apoyo mi cabeza sobre la suya y cierro los ojos.

Lauren ha estado a mi lado desde que desperté y eso es algo que nunca voy a olvidar, ha sido paciente y compresiva, me ha motivado a seguir, me hace sonreír y mejora notablemente mis días, se preocupa y cuida de mi, es una luz en mi vida y me duele mucho que esté sufriendo, que su alegría se vea opacada por la tristeza y la soledad. Estoy segura que Lauren puede tener a la mujer que desee, he sido testigo de ello, pero la vida es tan irónica que justo tenía que poner en su camino a alguien que no es lo suficientemente valiente para matenerse a su lado; me enoja saber que Paula posee el corazón de un ser tan increíble como Lauren y lo único que hace es lastimarla, tantas personas pasan la mayor parte de su vida buscando el amor y nunca lo encuentran y Paula, quien es una de las afortunadas por haberlo encontrarlo esta dispuesta a dejarlo ir.

–¿En qué piensas?–Lauren mueve un poco su cabeza para mirarme a los ojos.

–Me gustaría hacer algo para sanar tú corazón.

Ella sonríe con ternura y apreta nuestras manos entrelazadas.

–Solo el tiempo puede hacerlo–me mira afligida–Gracias por tu apoyo.

Niego con la cabeza.

–No tienes nada que agradecer.

Deja un pequeño beso en mi mejilla que me hace sonreír y cambia de tema.

–¿Y tú cuando vas a arreglar las cosas con Calle?.

Me tomo unos segundos antes de responder.

–No lo sé.

–¿Por qué no la invitas a una cita?–pregunta como si nada.

–¿Qué?–la miro incrédula–estas loca.

–¿Por qué?–se encoge de hombros–Ustedes se aman pero primero debes recuperar la confianza en ella antes de que retomen su relación y tener citas es la mejor forma para que la vayas conociendo de nuevo o posiblemente puedas recordarla.

–¿Y qué sino deseo volver con ella?

Lauren se ríe.

–¿Por qué sigues mintiendote?. Todos sabemos que babeas por ella y tarde o temprano van a estar juntas de nuevo.

–No sé si la quiero de vuelta–susurro y bajo la mirada sintiéndome frágil.

–Si lo sabes pero tienes miedo y es entendible–me mira compresiva–Yo solo digo que deberías darle una oportunidad, estoy segura que tiene una buena razón que explique porque dejo de visitarte.

–¿Crees que eso sería lo correcto?–la miro de nuevo a los ojos.

–Por supuesto–sonríe y acaricia mi brazo–no estás obligada a volver con ella pero lo ideal es que le permitas explicarse.

–No sé–me muerdo el labio, indecisa.

–Solo piénsalo, ¿si?.

–Lo haré–afirmo con sinceridad.

Lau sonríe y vuelve apoyar su cabeza en mi hombro.

–Yo creo en su relación, tú deberías hacer lo mismo.

No respondo y en cambio me apoyo en ella y juego con una sus manos pensando seriamente en sus palabras, tal vez tenga razón. Además, necesito entender por qué Daniela Calle significa tanto en mi vida.

Alzo mi cabeza al sentir que alguien nos observa y me encuentro con Calle mirándonos fijamente como si intentara descifrar que esta pasando entre nosotras, tiene la misma mirada de Paula cada vez que nos ve juntas a Lauren y a mi. Estoy segura que ambas piensan, al igual que otras personas, que Lauren y yo somos más que amigas y aunque posiblemente tenemos comportamientos que lo sugieren me gustaría aclararle que no es así.

–Ya...–se aclara la garganta–ya estamos aquí con la comida.

–Enseguida vamos–responde Lauren.

Daniela asiente con la cabeza antes de irse.

Lau se levanta de la cama y me ofrece su ayuda para yo también hacerlo.

–¿Disminuyo el dolor?–pregunta mientras me pasa mis muletas.

–Si, esas pastillas son bastante efectivas.

–Me alegra–se para frente a mi antes de salir de la habitación–pienso hablar con Calle.

–¿Sobre qué?

–Quiero aclararle que solo somos amigas.

–No es necesario que lo hagas.

–Quiero hacerlo–habla con seguridad–la aprecio y no me agrada que se haga ideas que no son.

–Esta bien–sonrío–es tú decisión.

Ella también sonríe y se hace a un lado para que pase.

–Vamos a comer que muero de hambre.

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