Capítulo 46

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*Poché*

Después de pedir algo para comer, acomodo mi cabeza en la pierna de Calle mientras ella busca una película.

—¿Cuál quieres ver?.

Miro la pantalla del televisor y me encojo de hombros.

—Escoge tú.

—¡Ah, no!—niega repetidas veces con la cabeza—después te andas quejando, siempre dices que escojo malas películas.

Me rio y dejo un beso en su pierna

—Es que escoges películas muy aburridas.

Me mira con la boca abierta.

—No acabas de decir eso.

—Lo siento, mi amor—le sonrío—pero es la verdad.

—Quita tu cabeza de mi—se mueve y me empuja haciendo que mi cabeza quede sobre la cama.

—¡Amor!—me quejo y ella se ríe.

—No te vuelvas a acercar hasta que no reflexiones.

—Eso no va a pasar—la miro mal y pongo una almohada debajo de mi cabeza.

—Como quieras—le resta importancia y sigue buscando la película.

—Amor—la llamo con voz de niña chiquita y me acerco de nuevo—quiero tenerte cerquita.

—Ya sabes lo que tienes que hacer—alza un ceja y yo ruedo los ojos.

—Las películas que escoges siempre son buenas, no son aburridas.

Sonríe ampliamente y palmea su pierna, yo también sonrió y apoyo mi cabeza en ella.

—Ya sé cual película vamos a ver.

Miro pantalla y leo "desobediencia".

—Esa se ve buena.

—Te lo dije—me guiña un ojo—yo siempre escojo excelentes películas.

Esta por reproducir la película cuando escuchamos que tocan el timbre de la casa.

—¿Será la comida?.

—No creo—frunzo el ceño con duda—apenas la pedí.

—¿Entonces?.

—No sé voy a mirar—me levanto de la cama y me apoyo en las muletas, camino hasta la puerta y al abrirla me sorprende ver a la persona que está frente a mi.

—¿Qué haces aquí?—no me esfuerzo en ocultar que su vista me desagrada.

—Vine a hablar contigo.

—Johan—tomo aire, pensé que ya había entendido —ya hablamos de todo lo que teníamos que hablar.

—No—se acerca—hablaste tú, no yo.

—No empieces con lo mismo otra vez, por favor—me molesta que no entienda.

—Escúchame—me mira con ojos de perrito regañado.

—No—alzo la voz—la hablamos hace meses y lo hablamos hace unos días en el hospital, quiero que te mantengas alejado... ¿cómo tengo que explicártelo?.

Da unos pasos hacia a mi quedando a poco centímetros de distancia, yo retrocedo.

—Olvida eso—me mira sonriendo—no tienes que dejar a Calle, podemos hacer lo mismo de antes.

—¿A qué te refieres?.

—No importa que estés con ella también puedes estar conmigo.

Lo miro sin poder creer lo que me está diciendo.

Recuérdame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora