Capítulo 3

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*Calle*

Estoy sentada en el balcón de mi apartamento desde el cual se puede ver gran parte de la cuidad, un apartamento que ya no quiero porque se siente vacío y triste, igual que yo. Todo lo que compramos juntas para este lugar sigue sin desempacar, lo único que he usado es la cama y la silla en la que estoy sentada ahora, este lugar era para las dos, iba a ser nuestro hogar, aquí íbamos a empezar nuestra vida juntas pero ya no tengo nada de eso, no la tengo a ella así ya no quiero esto esto para ser más clara no quiero mi vida sin ella. Lágrimas bajan por mis mejillas una tras otra y ni siquiera las limpió porque no tiene sentido hacerlo si van a seguir saliendo, solo me limito a respirar hondo varias veces intentando aliviar el dolor que siento en mi pecho, por dentro me siento destruida como si un camión gigante hubiera pasado sobre mi destruyendo todo a su paso dejando solo escombros y la única persona que puede reconstruirme y calmar mi agonía ni siquiera sabe quien soy, no me recuerda, para ella soy una completa desconocida y eso me está matando.

–Calle tomate esto–Paula parece a mi lado y me ofrece un té pero ni siquiera la miro. Ella suspira y entra de nuevo, segundos después se sienta frente a mi obligandome a mirarla ya que me esta tapando la vista–habla conmigo–limpia mis lágrimas y sujeta mi mano–estoy aquí, deja de encerrarte.

–No quiero hablar–mi voz sale ronca debido a las lágrimas y al poco uso que le he dado desde que salí del hospital.

–No mientas sé que te sientes sola, sé que estas sufriendo.

Me quedo en silencio debido al nudo que siento en mi garganta.

–Dani te aislaste de todo el mundo desde que dejaste de visitar a Poché en el hospital, nadie sabe nada de ti desde hace un mes tú mamá, tú papá, nuestros amigos, Vale e incluso Juan Carlos a pesar de estar tan enojado contigo estan preocupados por ti.

–Esto no es fácil para mi–respondo bajando la mirada.

–Para nadie lo es pero es peor cuando pasas por todo sola.

–Es que yo solo la quiero a ella–mi voz se quiebra al hablar y alzo la mirada.

–Yo sé que la extrañas yo también lo hago pero tenemos que pensar en lo importante y lo importante es que aún sigue con nosotras así no nos recuerde.

–Es que es muy duro, Pau–me cuesta hablar debido a las lágrimas.

–Lo sé–acaricia mi espalda con su mano libre–pero que no te recuerde no quiere decir que haya olvidado lo que siente por ti, Poché sigue siendo la misma solo tienes que hablar con ella para darte cuenta.

–¿En serio?–pregunto esperanzada.

–Si, sigue siendo igual de pendeja–eso me hace sonreír un poco y Paula celebra–vamos bien por fin logre que sonríeras, ahora necesito que te enfoques en lo importante, ya sabemos que Poché sigue con nosotras pero que perdio la memoria ¿que vas hacer?, ¿vas a decirle que eres su novia?

–No–niego de inmediato–no quiero que esté conmigo por compromiso.

–Calle ella nunca haría eso además su pérdida de memoria no es permanente.

–¿No lo es?–pregunto mientras termino de limpiar mis lágrimas.

–No lo sabemos con certeza pero la doctora dijo que lo más seguro es que la vaya recuperando con el tiempo.

Asiento y me quedo en silencio unos segundos procesando la información.

–¿Como está ella?

–Esta muy bien–sonríe–mañana sale del hospital pero debe continuar con las terapias para poder caminar bien de nuevo, falta poco para que su costilla esté completamente sana, se siente bien pero la doctora dijo que es normal que tenga fuertes dolores de cabeza cada vez que recuerde algo.

–¿Ya ha recordo algo?

–Recordó a su mama y algunas cosas de cuando era pequeña pero nada más, sigue sin recordar a Juan Carlos ni a Vale.

–¿Le dio muy duro saber que su mamá está muerta?

–Demasiado, revivio todo el dolor que había sentido.

Esas palabras me golpean fuertemente al imaginarme a Poché sufriendo, me levanto de la silla, le doy la espalda a Paula y siento las lágrimas descender de nuevo por mis mejillas, me duele el corazón por no haber estado ahí para ella, para consolarla para decirle que todo iba a estar bien, me duele el corazón porque le fallé al amor de mi vida cuando ella arriesgo su vida por mi, no la merezco.

–Calle...–siento a Paula detrás de mi pero no me giro.

–Soy la peor novia del mundo–niego con la cabeza decepcionada de mi misma.

–No digas eso.

–Claro que lo soy Paula, no estuve ahí cuando despertó, no la console cuando supo lo de su madre, no la ayude a soportar el dolor de las terapias, no le di la tranquilidad que necesitaba para pensar que todo iba a estar bien, lo dejé sola Paula–sollozo–sola.

–Ven–me jala y me abraza, me aferro a ella porque estoy cansada de llevar este dolor sola, de encerrarme, de aislarme, desde que dejé de ir al hospital mi vida se volvió un infierno–sé que la amas, Dani–acaricia mi espalda–y aunque aún no entiendo porque dejaste de visitarla tienes tus razones y sean cual sean las respeto porque sé que no lo hiciste por falta de amor, estoy viendo tú sufrimiento y se me parte el corazón al verte así y no poder hacer nada.

–La quiero a ella, Pau–susurro en medio del llanto.

–Entonces ve por ella–rompe nuestro abrazo y me mira a los ojos–quedate a su lado, dile que la amas, que vas a estar ahí sosteniendo su mano hasta que las cosas mejoren y te recuerde, dile que la vas apoyar, que cuenta contigo.

–Pero Juan Carlos no me quiere cerca–respiro hondo para disminuir mis lágrimas.

–Él te quiere como a una hija solo esta dolido, tienes que entenderlo que estuvo a punto de perder a su hija y pensó que estarías con ellos durante todo ese proceso.

–Lo decepcione–bajo la mirada.

–Y no solo a él a Valentina también, tienes que arreglar todo eso–limpia mis lágrimas–quiero que sonrías, Poché esta con nosotras, esta bien y eso lo importante.

–Tienes razón voy hacer que ella quiero estar contigo de nuevo así no me recuerde–sonrío sintiéndome un poco más tranquila.

–Dani esto va a ser duro porque estabas acostumbrada a sus muestras de afecto y ya no las vas a tener, las cosas van a ser muy diferentes.

–Lo sé Pau.

–¿Entonces vas decirle que son pareja?

–No.

–Deberías pensarlo si Poché llega a recordarte y se da cuenta de que no le dijiste la verdad va a ser muy difícil que te perdone, sabes cuanto te ama y le va a dar muy duro saber que no se lo dijiste.

–Es un riesgo que voy a correr, no quiero que sepa que somos novias.

–¿Por qué?

–Porque no me va a perdonar por haberla dejado tirada en el hospital sin ir a visitarla durante un mes, por no haber estado ahí para apoyarla y cuidarla cuando despertó, porque este así por mi culpa

–Creo que te estás equivocando.

–Ya tome la decisión.

–Como quieras–suspira–¿te sientes mejor?

–Si Pau muchas gracias por estar aquí.

–Solo quiero que estés bien.

–Gracias.

–¿Vas a contarme por qué dejaste de ir al hospital y te aislaste de todo el mundo?.

–Te prometo que después te cuento, por el momento no quiero hablar de eso.

–Esta bien pero quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que necesites–acaricia mi brazo–¿quieres que me quede contigo esta noche y mañana vamos juntas al hospital?

–Por favor, ya no quiero estar sola.

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