31. Humillar.

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Ted observó por el rabillo del ojo al padre de la pelirroja, que los observaba atento, a pesar de que estaba charlando con Scorpius sobre negocios, sin embargo no parecía inconforme con la cercanía que él tenía con Lily, contrario a la cara que puso al verla con el rubio.

—No parece que le esté molestando nuestra cercanía.

—Porque no lo conoces, Ted, pudiese ser el caso remoto que le agrades un poco, pero en cuanto se entere que tienes un poco de interés en mí, y que ese interés es correspondido...

—Dices que él hará que lo nuestro sea imposible –la chica asintió –la verdad, es que ya me he enfrentado a los padres de una chica, y al final, me casé con ella –informó.

—Yo no me parezco en nada a tu esposa –comentó.

Ted acarició la mejilla de la pelirroja, logrando que se les olvidara que estaban siendo observados por Harry Potter, ella cerró los ojos, siguiendo la caricia, pero se alejó de inmediato, cuando una mano se puso en su hombro.

—Es interesante el espectáculo que prestan –comentó el castaño –pero te recuerdo las reglas, Lily.

—James –musitó, tranquila, por un segundo pensó en su padre.

—A menos que quieras un sermón de porqué dar esta clase de espectáculos está prohibida en la familia, continúa con lo que haces, pero sabes que al final de cuentas, te hará elegir, entre él –observó a Ted –y ser alguien en la vida.

—Tu padre me pidió que bailara con ella –informó Ted.

—Más no que la acariciaras y besaras el cuello, digo, si te parece una buena idea, desvírgala aquí mismo, frente a él, en su cumpleaños –se encogió de hombros –ya que él te envió a bailar con ella.

La pareja siguió al castaño hasta un rellano junto al salón, que daba a un amplio invernadero, bastante elegante y bonito, pero la atención de Ted, se enfocó en el hermano de su novia.

—Tal parece que la sobreprotección, y la manipulación no viene solo de tu padre en tu familia, cariño –acarició la mejilla de Lily.

—Basta, Ted –soltó Lily –James ha tenido muchos problemas con papá solo para defenderme, solo por pedirle que me deje tener una vida como la de cualquier joven normal.

Los ojos azules de James se quedaron fijos en los de Ted, por su expresión, había más cosas que Lily ignoraba, pero que él no estaba dispuesto a decir, solo para lucirse, ese chico tenía que ser la definición perfecta de hermano.

—En ese caso, me disculpo –informó Ted, serio.

—Lo único que quiero, es que tengas libertad, Lily, pero sin que papá se entere de ello, no quiero su ira sobre ti, ya con la que tiene sobre Albus y sobre mí, basta –murmuró.

—Es lo mismo que le decía –admitió la pelirroja –pero cree que exagero con mi padre.

—No hay forma de exagerar con él, siempre es mil veces peor de lo que nosotros podemos decir.

—Eres el chico divorciado ¿cierto?

—Así es –admitió James.

Ted observó la forma protectora en que abrazó a Lily cuando esta lo sujetó de la mano, parecía muy encariñado con ella, y bueno, era su hermanita menor, y para eso están los hermanos, para protegerse uno al otro, o eso pensaba Edward, ya que jamás había tenido hermanos.

—Vaya, Lily, creo que el trato no fue que te reunieras a solas con dos hombres, cuando se supone que estás conmigo.

Los tres se giraron, habían estado tan concentrados en lo suyo, que no notaron a Scorpius Malfoy, al parecer, no tenía mucho tiempo ahí, así que se relajaron un poco.

The Sitter [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora