34. Integridad, Valores y Moral

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Lily suspiró cansina, estaba un poco aburrida, por fortuna faltaba menos para que su hermano James pasara por ella para ir a la casa de Scorpius Malfoy, que se suponía quería redimirse por haber orquestado un malévolo plan, que casi le cuesta su relación con Teddy, al que por fortuna, también le aclaró las cosas, no supo en qué momento, pero como eran primos, suponía que tenían contacto el uno con el otro.

Bajó al salón a esperar a su hermano, lo que menos quería era que sus padre llegara y encontrara a James "vagando" por la casa, en lugar del salón, donde se recibía a las visitas, suspiró agotada.

Para su desgracia, en la escuela de Ada comenzaron con actividades pesadas que le impidieron seguir reuniéndose tan seguido con ella, pero de cierta forma, a Lily le agradaba, porque Ted había aprovechado aquello para poder pasar el tiempo que Lily le había robado de su hija durante dos meses seguidos.

Y que la niña tuviese trabajos que hacer, les permitía tener escapadas para poder verse, el último mes, lo único que hacían, eran charlas mínimas, y mucho sexo, sin duda aquello era maravilloso, y quería golpearse la cabeza por haber prolongado tanto aquello.

—Estás lista, me alegra –comentó James.

—Sí, salgamos, antes de que papá llegue –lo sujetó de la mano y fueron rumbo al auto de James –las propinas están siendo buenas últimamente ¿no? –sonrió divertida.

—Hugo hizo que tío Ron me hiciera un descuento, ya no lo quería, y bueno, ya sabes la habilidad que tiene para regatear y negociar.

—Me alegra, porque eso significa que no se equivocó de carrera.

Los dos soltaron una risa divertida, subieron al auto y James condujo en automático, ya le había dicho que se había estado frecuentando con Scorpius, así que por eso supo la dirección sin titubear un segundo, entraron al estacionamiento exclusivo del edificio y de ahí al ascensor especial que los dirigió al amplio pent-house del rubio.

—Ahí están –soltó el rubio, que sonrió de lado –me alegra que tu hermano te convenciera de venir, Lily.

—Bueno, es mi hermano favorito, lo adoro, no hay nada que pueda negarle, aparte de que pagó mi deuda –se encogió de hombros.

—Sí, lo hizo –puso los ojos en blanco –con billetes pegajosos, por cierto.

— ¿Billetes pegajosos?

—Ignóralo, se quiere hacer el gracioso, pero ya le he dicho que no lo es tanto.

Lily vio al rubio dedicarle una extraña sonrisa a su hermano, que ni cuenta se dio, porque se giró cuando una jovencita de por lo menos la edad de Lily apareció, con un uniforme de servidumbre perfectamente planchado y almidonado.

—Lamento la interrupción, pero ¿se les ofrece algo a los señores? –cuestionó educada.

—Agua, por favor –pidió Lily.

—Nada, gracias, Stephanie, sé dónde queda el refrigerador, si se me ofrece algo, iré yo.

—Con su permiso, les avisaré cuando éste la comida.

Lily observó a su hermano, que se sentó en el sofá, junto a Scorpius, que golpeó su hombro de forma amistosa, así que ella también se sentó, en el sillón frente a ellos, no sabía realmente porque había aceptado ir, pero ya no había vuelta atrás.

—El día fue bastante espantoso.

La voz del rubio la hizo voltear, pero se dio cuenta de que hablaba con James, así que decidió no intervenir en aquella plática.

—Lo supongo –asintió James –la gente millonaria tiene días muy espantosos –le sonrió socarrón.

—Es tu decisión vivir en la miseria, y no del dinero de tu padre, pero por el auto, supongo que cada vez hay más billetes pegajosos en tu tanga del trabajo.

The Sitter [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora