06. Bastante Energía.

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Ada Lupin observaba atenta a su mejor amiga y a su niñera, las dos reían completamente divertidas, mientras ella observaba sentada en el sofá, su padre no le permitía sentarse en el suelo, mucho menos maquillarse, como Clare lo estaba haciendo, mientras la pelirroja maquillaba a su amiga, su amiga maquillaba a la niñera, un fuerte sentimiento de desagrado creció en su pequeño pecho, de repente quería a Clare muy lejos de ahí, ella y Lily la pasaban muy bien juntas ¿por qué tenía que entrometerse su amiga en eso?

Se levantó rápidamente y salió de la habitación, los ojos olivo de su niñera se posaron en ella, la siguió con la mirada, pero ella no se detuvo cuando la escuchó llamarla de aquella forma que le encantaba señorita Ada, entró al baño y cerró con llave, mientras se sentaba en la taza y lloraba.

Hacía mucho tiempo que Ada no tenía a alguien para ella sola, Angie era una mujer encantadora, pero se limitaba a hacer cosas aburridas que su padre le pedía que hiciera en casa, así que ella tenía que jugar sola, o estar en su habitación sola, leyendo, y con la pelirroja, la escuchaba charlar unilateralmente mientras ella leía, le hacía compañía, se sentía acompañada por primera vez en mucho tiempo.

Lily era suya, era la única persona —aparte de su padre— que le pertenecía, no tenía más que tres días ahí, y le agradaba demasiado ¿hacía cuanto que no le agradaba alguien adulto?

—Señorita Ada –escuchó la voz de Lily al otro lado de la puerta, tocó suavemente –señorita ¿todo bien?

—Vete, déjame sola –soltó enfadada.

Ada vio la perilla girar, intentaba entrar, pero no lo lograría, se limpió las lágrimas y abrió la puerta, levantó la vista para toparse con la de la pelirroja, y le sorprendió cuando ésta se acuclilló, para quedar a su altura.

—Dígame ¿qué es lo que le ocurre? ¿Le hizo daño algo? ¿Se siente bien? ¿Puedo hacer algo por usted?

—Estoy bien –comentó en un tono lejano –es de mala educación dejar a las visitas solas –dio un paso al costado para pasar a Lily.

La mano de la pelirroja la sujetó, regresándola hasta ella, le observó con curiosidad, le limpió la mejilla y le regaló una sonrisa dulce, no dijo nada más, se levantó y le indicó que pasara primero.

—Ada, deja de distraer a Lily –soltó Clare.

—Lo lamento –soltó, levantando su mentón.

—Si la señorita Ada no quiere que la maquillemos dígame ¿qué le parece ser la juez en nuestra competencia?

Los ojos de la niña brillaron, estuvo a punto de esbozar una sonrisa, cuando notó como su amiga ponía mala cara.

—La estábamos pasando tan bien, Lily –musitó, berrinchuda Clare.

—No, gracias, tengo cosas más importantes que hacer.

Lily observó a Ada, perderse en las páginas de los libros, dejó que la otra niña la maquillara, mientras su atención iba a la pequeña castaña, que acercaba el libro cada vez más, mientras las manos le temblaban, no se necesitaba mucho para comprender que estaba controlándose para no llorar.

Aquello incrementó una barra en su desagrado por Edward Lupin, ese tipo era el peor padre que pudiese existir en el mundo.

—Traje chocolates –soltó Clare –dime Lily ¿quieres uno?

—Ah, sí, claro –sonrió amable.

—Le daría a Ada, pero ha estado de fastidiosa, además, su padre le prohíbe comer dulces, y ella, como la tonta que es, le hace caso.

The Sitter [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora