26. Incursionar.

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James Sirius entró al apartamento de Audrey, que estaba observando la ropa sobre el sofá, con el ceño fruncido, sonrió divertido, tenía una expresión bastante encantador.

—No sabía que te pondrías a vender tu ropa –comentó, asustándola.

—Bueno, no, solo le mostraba a Lily que no toda la ropa íntima tiene que ser aburrida –se encogió de hombros.

—Audrey –comentó.

—No vas a comenzar a comportarte como tu padre a estas alturas ¿o sí? –Se burló ella.

—No, desde luego que no, pero... realmente ese tipo no me agrada para ella, eso es todo –admitió.

—Bueno, a ella sí le agrada, y ella no eligió a la persona con la que te casaste, porque estabas desesperado por un poco de sexo.

—Ah, gracias por el recordatorio –suspiró.

—Lo siento –se disculpó.

La rubia avanzó hasta el castaño, que no tenía una buena cara, a pesar de que había llegado de bastante buen humor, se sintió culpable, así que se acercó a él.

—Ya, discúlpame ¿quieres? –Sonrió.

—No te preocupes.

El chico colocó su mano en la mejilla de la rubia para tranquilizarla, sabía que también se oponía a la relación de Lily con ese hombre y que a pesar de todo, también odiaba la clase de vida y educación que su padre les había dado.

Audrey cerró los ojos ante el suave contacto de James Sirius, haberle propuesto que se quedara en su apartamento había sido una muy pésima idea, le dolía admitirlo, pero no recordaba que un chico la tratase tan dulce y encantador como lo hacía él, sumando que se había puesto increíblemente guapo.

James no rechazó el beso de la rubia, tenía que admitir que era una chica completamente hermosa, y le gustaba bastante, desde su forma de ser, hasta su físico.

El cuerpo de la delgada pero bien formada rubia se pegó al de él, que aumentó el beso, los labios del chico se separaron de los de la mujer, que estaba agitada, así que besó suavemente su cuello, mientras que ella le ayudaba a quitarse la playera, el cuerpo marcado de James quedó a su vista, podía comprender la razón por la cual le iba tan bien en las propinas en aquel lugar; el joven deslizó los tirantes de su fino camisón para después besar su hombro.

El brazo del chico rodeó la cintura de la rubia, acercándola a su cuerpo, ella rodeó las caderas del hombre y éste la dirigió a su habitación, Audrey le devolvió la sonrisa, su cuerpo cálido sobre el de ella no se sentía como el de ningún otro, se incorporó para volver a besarlo.

James la sujetó de las caderas, acercándola más a él, su rostro se perdió entre los pechos de la mujer mientras ella mecía sus caderas, provocando que la pegara más a él.

—James –gimió Audrey cuando sintió su erección debajo de ella.

Su mano fue hasta los pantalones del chico y liberó su miembro, le sonrió encantada, antes de subirse por completo sobre él, lo escuchó gruñir de placer una vez que lo adentró en su cuerpo.

—M—

Lily saltó de la cama cuando el reloj dio una hora decente, tomó una ducha y se colocó un nuevo conjunto de los que se había comprado para enviarle aquellas imágenes a Ted, que por cierto, él no había respondido absolutamente nada al respecto de su pregunta.

¿Le habrían gustado las fotos?

Gracias al cielo le había hecho caso a Audrey y no le había enviado ninguna completamente desnuda, pero no había cumplido con el otro pedido y al menos en siete de las fotos que le envió, se le veía el rostro, quería asegurarse de que supiera que era ella.

The Sitter [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora