40. De Ensueño.

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Había buscado a Lily, pero no había dado con ella, incluso Victoire le había dicho que no sabía nada de ella, y le creyó, porque las veces que hablo con Rose, le dijo lo mismo, que no sabían nada de ella, que era como si se la hubiese comido la tierra.

—Ya ¿vas a decirme por qué visitas tanto a esa abogada, Weasley? ¿Vas a cambiar de pelirroja? Aprovechando que ya tiene un hijo también.

—No seas ridículo, está llevando el caso de mi amiga, Maya.

— ¿Maya Clarke? –Frunció el ceño Sebastian –no sabía que la conocías.

—Sí, salimos un tiempo, antes de que saliera con Lily.

—Ya veo ¿y qué?

—Está embarazada, y va a quedarse con el bebé, pero por su contrato, no puede.

—Y la mujercita Weasley cree que puede con eso –se mofó.

—Por lo poco que he escuchado, no hay muro lo suficientemente sólido, que logre detenerla.

—Alto ahí, suena a orgullo y admiración en tu voz, que bueno que Lily no está, sino, se encelaría, y no digo en el aspecto sexual.

—No tendría por qué, reconocer que su prima es una excelente profesionista, no tiene nada de malo –frunció el ceño.

—Pero ahora que volvemos al tema ¿por qué no te casas con Maya? Así tendrías contenta a Ada, y le darías un hermanito.

—Ese bebé no es mío.

—Ya lo dijiste, pero, Ada quiere que salgas con alguien. Que no sea Lily, específicamente, y dijiste que aduló a Maya, además, le darías una figura paterna a ese niño.

—Eso no va a pasar.

—Pues ya te comportas como el padre, pagándole a Weasley por llevar el caso.

—Ese asunto es algo que no te interesa, Sebastian.

—Uy, perdón, pero si no sabes nada de Luna, en un mes, deberías considerar, que no volverá, y se encontró algo mejor que tú.

—M—

Lily Luna Potter sonrió encantada cuando el chico de cabellos oscuros y piel bronceada la despertó con un suave beso, se acercó más a él, encantada.

—Tu cuñado no tarda en venir –pronunció, con su encantador acento italiano.

—No es mi cuñado, que mi hermano este enamorado de él, y él de mi hermano, no significa nada –sonrió.

—Así como nosotros, que solo pasamos un buen rato en la cama.

—Sí, algo así –sonrió.

—Me gustas, Lilian.

—Lily –soltó –mi nombre es Lily, y solo Lily, detesto que me cambien el nombre y me digan Lilian, es desagradable, y de mal gusto.

—Me gusta, suena bien.

—Sí, en las que realmente se llaman Lilian, pero yo no, y por favor, respeta mi nombre.

—Bien, Lily –sonrió.

Lily avanzó hasta la ducha, salió justo a tiempo cuando la puerta del apartamento sonó, por fortuna Pedro, su pareja sexual abrió, escuchó la voz de Scorpius, admirando el físico del italiano, que para ser honestos, sí era guapo, y sí estaba buenísimo, pero Lily solo lo veía de forma sexual.

Habían pasado cinco años desde que había llegado a Norteamérica, y seguía enamorada de Edward Lupin, y cada que tenía ese impulso por buscarlo, recurría a Pedro, y eso se estaba haciendo muy seguido.

The Sitter [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora