11. Que pase rápido

1.3K 74 5
                                    

Cuanto más rápido quería que pasasen los días más cuesta arriba se hacían.
Su padre le había llamado el domingo para que fuese al club con él a jugar al tenis. Y aunque le costó una charla de media hora, consiguió salirse con la suya y se quedó en el colegio jugando al baloncesto con sus amigos.
Por la tarde salió con su guitarra al lago, donde tenía pensado llevarla antes de enterarse de que se habia ido.
Intentó componer alguna canción, pero parecía que su inspiración tambien se había ido a España.
Se había llevado todo con ella, incluso a el mismo, aunque no fuese físicamente.

El lunes pasó con más pena que gloria. El ambiente no era el mismo.
No sabía cuanto le gustaba estar provocándose con ella en las horas de clases hasta ese momento.

No ayudaba que la clase de historia fuese la última del día. Mientras que la miss Hilda leía sus apuntes sobre la Segunda Guerra Mundial cada uno de los alumnos,salvo Teo y Lupita, hacía algo distinto, nada relacionado con la historia.
Mia dibujaba corazoncitos en su cuaderno mientras que Giovanni permanecía quieto, dormido bajo sus gafas con ojos atentos dibujados. Luján se dedicaba a tirar bolitas de papel a Vico y Celina y Jack se paseaba por debajo de las mesas de las chavas haciendo fotos por debajo de sus faldas. Y él solo miraba el reloj.

Todavía quedaban 20 minutos de clase cuando la vio.

Su imponente suegra, aunque todavia no sabía si se la podía llamar así había pasado por delante de la ventana y lo vio como una señal.
Deprisa se levantó de su sitio y se encogió fingiendo dolor.

-¿Que le ocurre Bustamante?

-Miss, no sabe, llevo toda la mañana encontrándome mal. Creo que me cayó mal el desayuno.

-Aguantese joven, la clase va a finalizar en poco tiempo

-Es que le juro que no aguanto. La tortuga está asomando -Todo el aula estalló en risas, despertando a Giovanni. Hasta donde le hacia llegar esa loquita.

-Silencio! No sea grosero Bustamante. Vaya. Y si es preciso no vuelva.

Salió lo más rápido que pudo y fue por el camino que había seguido Alma. La encontró solo a unos metros del salón y se acercó a ella cuando esta le vio y la saludó con un beso en la mejilla.

-Alma, cómo estás? Aunque ya veo que hermosa como siempre

-Dieguito, tan galán como siempre! No deberías estar en clase?

-Si, pero te vi pasar y queria preguntarte si..

-Ya sé lo que me quieres preguntar. Ven, vamos a tomarnos un refresco y hablamos yernito

La sangre se le subió a la cabeza. ¿Como era posible? Estaba seguro de que Roberta no le había contado nada a su madre. Alma le cogió del brazo y se encaminaron a la cafetería.
Cuando llegaron se sentaron en la mesa que siempre ocupaba Roberta.

Una chica, de la que Diego se percató que era nueva como mesera les atendió.
La chica volvió con los refrescos y le miró esperando que el tambien la mirase para guiñarle un ojo. Pero fue en vano. Estaba concentrado en la mujer que tenía delante. Sabiendo que no le robaría su atención a la gran Alma Rey se alejó de nuevo y se colocó detras de la barra mientras buscaba otra manera de abordarle.

-¿Pudiste hablar con Roberta?

-Me llamó cuando llegó a Madrid. Pero ese decrépito la requisó su teléfono y no hemos hablado de nuevo. Estoy esperando que vuelva a dejarla hablar conmigo

-Pensé que hablabais a diario

-Me encantaría hablar todos los dias con mi chiquita. Si por mi fuera estaría ya mismito con ella en España. Pero ese malnacido me pondría las cosas más difíciles. Cuando hablé con ella me preguntó si sabia algo de como habían reaccionado sus amigas, pero creo que le interesaba saber como reaccionó alguien más

Su ojo empezó a moverse solo, las piernas le temblaban. Si había alguien que le ponía más nervioso que Roberta, solo podía ser Alma Rey.

-Pues no se, digo...

-Ay Dieguito, saliste de tu clase, que seguro estaba interesantísima, para preguntarme por mi Roberta. A poco crees que me voy a tragar el cuento de compañero preocupado? Hasta la semana pasada os odiabais. Y de buenas a primeras veo a mi niña más feliz que nunca y sin hablarme mal del muñequito de plástico.

-¿Estaba feliz?

- Mira nada más como te cambió la cara chamaco. Si, estaba feliz. Y más te vale que cuando vuelva siga estándolo. Porque si le haces daño, creeme que ni tu papá con todos esos gorilas te protege de mi.

Notó como su sangre se le iba a los pies. Y tuvo que tragar saliva. Si, definitivamente, si había alguien a quien le tuviese miedo de verdad, sería a la mujer que ahora le llamaba yerno.
El timbre sonó anunciando el fin de la última clase. La cafeteria en cuestión de pocos segundos se llenó de alumnos hambrientos.

-Bueno yernito, un placer haber charlado contigo. Voy a ver a Miita. Pero no le cuentes a mi Roberta si? -Le acarició la cara y le dió un beso en el cachete para después alejarse de alli. Dejándole blanco como la pared, totalmente asustado.

No había terminado de salir de la cafetería cuando su teléfono comenzó a sonar. Lo sacó del bolso y contestó sin haber mirado siquiera quien la llamaba.

-Bueno?

-Mamita-El corazón empezó a latirle más rapido que nunca y las lágrimas acudieron enseguida a sus ojos. Parecía que la había invocado.

-Mi reina preciosa. Estas bien? No sabes cuanto te extraño mi amor.

-Si ma, estoy evitando al ruco y gritando cada vez que le veo a ver si se harta y me manda de volada a México. Pero tiene paciencia el condenado. Mamá, neta no hay forma de que me saques de aqui? Te extraño cañon

- Ojalá mi vida. Pero tenemos que aguantar si? Ya verás como estos dias se pasan rapido y enseguidita estás de vuelta y no volvemos a ver a ese señor en mucho tiempo

Varios alumnos pasaron por su lado saludándola y buscando autógrafos. No se había percatado de buscar un lugar silencioso para que Roberta no se diese cuenta de donde se encontraba.

- ¿Que haces en el colegio Alma?

-No estoy en el colegio, estoy en la calle y pasaron unos fans

-Mama...

-Bueno si, vine a hacer unas gestiones.

-¿Cuales gestiones mamá? Fuiste a ver a la descerebrada de Mia?

-No, no vine a eso. Bueno te voy a decir pero no te enojes. Vine a comprobar que tu galán se está portando bien.

Se levantó de la cama de un salto y empezó a caminar por la habitación. Como era posible que esa mujer se enterase de todo?

-Que galán Alma? De que hablas?

-Roberta Alejandra, soy tu madre. Y hay cosas que aunque no me cuentes yo sé. Y él solito se delató. Salió corriendo del salón para preguntarme por ti.

-Como, te preguntó por mi?

- Pues si. Y un poquito más y se me deshace ahi mismo como un flan.

Cuando colgó el teléfono tras despedirse de su madre se lanzó sobre la cama y cubriendo su cara con un cojín gritó emocionada.

-Por favor diosito, que se pasen rápido los días.

¿Que hubiera sido? ~Diego&Roberta~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora