18. Locos

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El teléfono empezó a sonar, sabía perfectamente quien la llamaba y aprovecho que a esa hora todo el mundo estaba en clase para escabullirse por unos de los pasillos y atenderle.

-Bueno?

-Hola Paula

-León

-Espero que hayas conseguido ya algo

-No, la situación se puso algo dificil

-No me pongas escusas. Como va a ser dificil seducir a un crio de 17 años

-No ha dejado que me acerque a él. Y para el colmo hoy volvió su noviecita y me amenazó! León, no está pagado lo que tengo que aguantar en este colegio

-Conozco a mi hijo. Dentro de dos dias deja a esa muchachita. Solo necesita un empujoncito. Haz lo que tu sabes Paulita

-De acuerdo. Pero si para acostarme con tu hijo me tengo que quitar a mosquitas muertas de en medio vale el doble León.

Colgó y se dirigió de vuelta a la cafeteria mientras pensaba como hacer que Diego cayese en el juego y acostarse con el para que León la pagase y diese por terminado su trabajo. Pero solo para empezar a disfrutar de él sin la presión de Bustamante. No, no estaba en sus planes simplemente acostarse una vez con Diego.

Se llevaron las manos a la boca mientras permanecían escondidas tras una de las columnas. No podía ser cierto, era demasiado retorcido hasta para tratarse de Bustamante.

-Vico, escuchaste lo mismo que yo?

-Si, wey, Mia, esa chica es una prostituta

-Ay Vico, que hacemos?

-Decirselo a Diego

-Ay no, se va a poner super mal si sabe que su papa anda contratando a señoritas de compañia

-Pues a Roberta

-Ay no, Roberta la va a matar

-Mia!

-Ay yaa. Si, mejor a Roberta. Viste que super intuición tengo? O sea, hello.

El timbre de la última clase había sonado y ella se tuvo que quedar con Madariaga para que le pasase los apuntes de las ultimas dos semanas. La vuelta había sido dura, pero sabía que le esperaban unos días bastante mas duros poniendose al día, maldito ruco. Se había librado de él pero ahora le tocaba sufrir los daños colaterales de ese maldito viaje.
Se dirigio a su locker y lo abrio para guardar sus libros y dirigirse a la cafeteria, donde ya estaba todo el mundo.
Sintio una mirada sobre ella mientras terminaba de colocar los libros.

-¿Se te perdió algo o qué?

-Si. De hecho no encuentro a mi chava. No sé si la has visto. Es asi morena con el pelo de colores, y está loca.

-Y si está loca, por qué estás con ella? -Se acercó a ella. Mierda. Su estomago se volvio un nido de mariposas y las piernas comenzaron a temblarle.
Cuando estuvo lo bastante cerca puso una mano sobre la mejilla de la chica, que tuvo que hacer un gran esfuerzo por no tambalearse.

-Bueno. Yo tampoco estoy muy bien de la cabeza.

-Menso-Se puso de puntillas y le besó brevemente en los labios. Pero él rodeó su cintura con los brazos y la atrajo hacia si profundizando el beso.

Definitivamente no. No se cansaría nunca.

De repente tuvo la necesidad de tenerle todavía más cerca y echó sus brazos alrededor del cuello de él y apretó su cuerpo contra el del chico, que respondió de la misma manera y la acorraló contra la pared mientras ella le mordia el labio inferior.
Sentia como todo su cuerpo comenzaba a arder y se veia sin fuerzas para pararlo. Era la primera vez que alguien la besaba como Diego lo hacía en ese momento. Y por todos los dioses, le encantaba.

Pero el paró de golpe y se alejó bruscamente.

-Te veo esta tarde?

-Que?

-Digo. Hoy tampoco hay ensayo, y podriamos cenar juntos en la bodega-Volvio a acercarse como si segundos antes no hubiese pasado nada y le coloco el pelo detrás de la oreja.

-Me está proponiendo una cita Bustamante?

-La piensa aceptar Pardo?

-Mmmmm no sé. Me traerás pizza?

-Montones de pizza.

-Entonces si mi rey. -Rio y le dio un piquito.-Vamos a comer?

-Si, ve yendo tu a la cafeteria. Yo tengo que ir al baño primero.

-Ok. Si, digo, tienes que relajarte primero. Ni modo que montes el espectaculo.-Dijo mirando por debajo de las caderas de Diego,donde su pantalon había ensanchado considerablemente. Volvió a mirarle a la cara y le vio al borde del colapso, con la cara roja y pestañeando rapidamente. -Ahora te veo mi amor- Se alejó por el pasillo riendo sintiendo la mirada avergonzada de su novio hasta que dobló la esquina del pasillo mientras él apoyaba la espalda en la pared y tapaba su cara con sus manos intentando tranquilizar sus pulsaciones.

-Calmate Dieguito, calmate.

Pero al otro lado del pasillo la cosa no estaba mucho mejor.
Hubo una vez en que pensó tener ganas de hacer el amor con alguien. Y menos mal que gracias a ese que ahora le había demostrado lo que es tener ganas no lo hizo.
No había comparación en la incertidumbre y el miedo que sintió por la presión de Joaquín, con lo que Diego le había hecho sentir hacia tan solo unos momentos. Era increible como habia sentido un calor extraño recorrerla por dentro y como solo queria que no acabase nunca.
Rio y llevo las manos a la cara.

-Maldito muñequito caliente

¿Que hubiera sido? ~Diego&Roberta~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora