8. Hasta el último segundo

1.6K 85 5
                                    

La alarma empezó a sonar, avisando de que ya era hora de prepararse para ir a clase.
Apenas había dormido pensando en todo lo que había pasado el día anterior.
No sabía en que momento habia cogido el toro por los cuernos para jugársela.
Desde el momento en que pensó que Roberta iba a tener algo más con Facundo supo que no quería que estuviese con nadie más.
Siempre se habían llevado mal, y se buscaban para provocarse, porque era más fácil eso que reconocer que esa loquita le volvía loco a él. Y ahora no sabía en que punto estaban.
Sabía que tenía que ir con calma si quería que las cosas saliesen bien, que no podían pasar de matarse un día a derramar miel como locos al siguiente. Que tenía que tener paciencia, los dos tenían caracteres muy fuertes y muy distintos.
Pero nunca ninguna chica le había hecho querer ir despacio para estar bien, y aunque tenía la sensación de quererlo todo con ella, no quería estropearlo.
Quería ser maduro esta vez, por ella. Porque era la única que le hacía aspirar a más y se había tomado ese mes que ella no estaría como un reto, para demostrarla que iba en serio y demostrarla que siempre la esperaría.

Después de conseguir que sus amigos se levantasen, se puso el uniforme y bajó a la cafetería a desayunar mientras que Tomás y Giovanni, como siempre, apuraban hasta el último minuto aunque significase no desayunar.
Se sentó en su mesa de siempre cuando una resplandeciente Mia Colucci se sentó a su lado, interrogándole con sus ojos azules y una sonrisa cómplice en los labios.

- Hi honey! Quiero que me cuentes todo

- Mia...

- Te vi anoche con Roberto. Aunque bueno, yo ya sabía que la sorpresa iba a ser para ella. Tuve que hacer mi mejor interpretación para que Gastón no los descubriese, me merezco los detalles. O sea, hello, Roberta Pardo? Que te pasó?

- No lo sé Mia. Solo sé que me vuelve loco. ¿Como sabías que era para ella?

- Ay Dieguito, es obvio que os morís el uno por el otro, se nota y para una chica eso no pasa desapercibido. Además, cuando me pediste pizzas... La única tan naca para querer pizza en una cita sin preocuparse de engordar es Roberta - Diego rio ante las ocurrencias de su amiga

- Se notaba mucho?- Mia asintió con compasión

- Te gusta mucho verdad?

- Ya te lo he dicho, no sé por qué, pero me vuelve loco

-Wey, es la primera vez que te oigo hablar así. Pero cuentame, como les fue? Digo, por la tarde nos dio plantón por ir a ver a su noviecito y por la noche estuvo contigo

- Le tronó, por eso nos plantó y porque han pasado algunas cosas y no está del todo bien

- Se ha dado cuenta del desastre de su look?

- Ay Mia...

-Ay bueno ya... Pero entonces, son novios?

- No

- Como que no? Por qué?

- Mia, es Roberta. Sabes que es distinta a todo lo que siempre hemos conocido. Y quiero hacerlo bien, no apresurar las cosas. Por eso creo que me gusta tanto, no es una más. Me hace querer hacer locuras, y jugármela por lo que de verdad quiero. No se si puedas entenderme.

- Creeme, te entiendo más de lo que crees- Dijo mientras miraba la puerta por la que entraba Miguel con Nico y Teo y suspiró

- ¿Por qué no te la juegas tu por Miguel?

- ¿QUÉ? No se de que hablas Diego, o sea, nada que ver

- Mia, a ustedes tambien se les nota - Se mordió el labio inferior y miró a su amigo con vergüenza

- ¿Que nos pasa con estos nacos amigo? Tu y yo siempre hemos tenido un gusto exquisito

- Ya te dije, son distintos a los demás. Han venido a poner nuestras vidas patas arriba. Y creo que a darle sentido tambien.

No pudo evitar buscarle con la mirada hasta que le divisó sentado en la mesa de siempre junto a Mia.
No podía creer que ella le cayese tan mal y a él le quisiese tanto, siendo que son prácticamente una versión femenina y masculina el uno del otro. Aunque debía aceptar, que un mes sin tener a Mía cerca para sacarla de quicio y reirse tambien le iba a doler, más de lo que le gustaría.

En ese momento Diego, avisado por Mía, giró la cabeza para mirarla y sonrió y le guiñó un ojo. Maldición, ya le temblaban de nuevo las piernas por su culpa y no fue capaz de reprimir la sonrisa tonta que él la provocaba.

Se sentó en la mesa de al lado de la de Diego y Mia junto a Miguel, Nico, Teo, Luján y Lupita. Se echaba miraditas cómplices con Diego mientras que Miguel lanzaba migas de pan a Mía y esta gritaba y le insultaba.

- Quedan quince minutos para entrar al salón, deberíamos apurarnos

-Lupe, tu siempre de responsable. Pero vayan yendo, yo primero iré al baño - Inmediatamente el radar de Diego se activo y se levantó saliendo de allí lo más rápido posible.
Todos fueron saliendo y Roberta se dirigió al área de los lavabos. Y tal y como había supuesto, fue interceptada en uno de los pasillos y arrastrada hasta uno de los baños.
No tuvo tiempo de pensar cuando unos labios cubrieron los suyos, por lo que se relajó y rodeo el cuello del chico con sus brazos.

-Buenos días

- Buenos días muñequito

- ¿Que hora es?

-Tenemos diez minutos

- Perfecto- Volvió a besarla. Habían acordado actuar como siempre delante de los demás, por lo que esos momentos de distracción ajena, era lo único que tenían. Y los iban a aprovechar.

¿Que hubiera sido? ~Diego&Roberta~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora