36. Nada queda

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Su mente se había nublado completamente. Escuchaba a Mia como si estuviese a kilómetros mientras le contaba que había hablado con Diego, que le había dicho toda la verdad, pero que aún así no quería saber nada de ella.

Lo había perdido por completo por burra, por haber ido demasiado rápido. Debería haberselo contado aun sin tener pruebas. Todo había acabado por su culpa.

Los días y las semanas fueron pasando. Él ni siquiera la miraba, no le hablaba ni cuando deberían por cosas de la banda.
Había intentado al menos provocar una discusión, pero ni con esas se dirigía a ella.

El pecho dolia cada día más. La indiferencia del chico estaba acabando con ella.

Le había visto hablar en un par de ocasiones con Paula y no podía entenderlo.
Pero fue en una de ellas que sin poder aguantar se acercó sin que se dieran cuenta para escuchar lo que hablaban.

-Sabes corazon? Me alegro de que hayas dejado a la loca de Roberta. Ahora que estás disponible tu y yo podriamos no sé, hacer algo juntos. Ya no está esa desquiciada para hacerme la vida imposoble. Nunca entendí que hacías con ella... además, es una...

-Cuidado con lo que dices Paula

-Pero...

-No estoy con ella. Se acabó. Pero ni pienses por un momento que lo que sentía por ella he dejado de sentirlo. Y quizás nunca deje de hacerlo. Tampoco pienses que por que no esté con ella va a pasar algo entre tu y yo. Crees que estaría con una prostituta que mi papa contrato?

La chica enmudeció mientras el corazón de Roberta latía a mil por hora. Hasta el punto de que temió que la descubriesen por escucharlo latir.

Mientras tanto la castaña no sabía donde enterrar la cabeza.

-Como? Diego que estás diciendo?

-Estoy acostumbrado a que mi papá se piense que soy tonto. Pero si lo piensas tu estas totalmente equivocada. De hecho si no estoy con Roberta es por las tretas que te traes con él. No he podido hablar con él porque salió de viaje, pero yo que tú tendría al menos un poco de amor propio y me iría por mi propio pie antes de que hable con él y sea quien te diga que dejes de jugar a ser mesera. O si quieres llamale y le cuentas. Como imagino que le contabas todo lo que llegaba a tus oidos y veias.

Salió de allí dejando a la chica totalmente estática sin saber como defenderse.

Salió encontrandose con una Roberta que lo miraba con los ojos bien abiertos al saberse descubierta.

Maldita sea. Estaba enfadado con ella. Muy enfadado. Pero no podía evitar que todos sus organos diesen saltitos cuando la tenía cerca. Que ganas tenia de abrazarla y volver a besarla como antes.

Miró alrededor buscando a alguien más pero no lo había, con lo cual, solo podía estar haciendo una cosa allí.

-Me estabas espiando Alejandra?

-Que? Yo?

-Hay alguien más?

-Ay mi rey, como si no tuviese cosas mejores que hacer

-Si como no. Y que haces aqui pegada a la pared?

-Pues..yo... Que te importa eh?

-Tiene razón, no me importa

Se dispuso a irse pero Roberta le adelanto cortándole el paso y le puso una mano en el pecho para frenarle.

-Lo que le dijiste a la buscona...

-No Roberta.

-Si Diego. Yo escuche con estas orejotas. Asi que no me vengas a inventar cualquier cosa ahora. Dijiste que me sigues queriendo

-Es que lo habias dudado?

-Pero dijiste que no querias estar conmigo

-Y no quiero. Roberta...no confiaste en mi y ahora yo no puedo confiar en ti. Mi papá estaba jugando con mi vida como si se tratase de la de un muñeco, tu lo sabías y no me dijiste nada. Me traicionaste. Me dejaste y me destrozaste. Y te juro que te quiero más que a nada en la vida, te amo maldita sea. Pero el amor no basta si no hay confianza.

-No te traicioné. Simplemente no podia hacer esa acusación tan grave sin pruebas. Y decidí alejarme por miedo Diego, no quería perderte, no quería que te alejase de mi y te llevase lejos, no podia permitir que por mi culpa tu papá te amargase la vida.

-Decidiste amargarmela tu

-No! Diego, por favor, entiende.

-No tengo nada que entender Roberta. Neta, ya no hay nada de que hablar.

Se alejó de allí dejandola sola y cabreada con ella misma.

Seguía queriendola. Eso le había dicho a Paula y a ella misma.

Todavía quedaba una baza con la que jugar.

¿Que hubiera sido? ~Diego&Roberta~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora