Capítulo 18: Paso en falso

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Desmond yacía en el pasto fresco, su cabeza descansaba en las piernas de su novia, el aire movía sus cabellos al ritmo que las manos de Hanna marcaban

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Desmond yacía en el pasto fresco, su cabeza descansaba en las piernas de su novia, el aire movía sus cabellos al ritmo que las manos de Hanna marcaban. La barba empezaba a picarle en la barbilla, hacía una semana que no se rasuraba a petición de ella. En un principio se había rehusado a recostarse, debido a su manía con la limpieza, pero después de que ella se tumbase sin renegar no le quedo más que acompañarla.

Inesperadamente lo estaba disfrutando, las caricias de Hanna lo llenaban tranquilidad, el viento corría por los árboles sobre ellos, moviendo las hojas con un sonido muy agradable. Debía aceptar que acudir a ese recóndito parque, del que jamás había oído hablar, había sido la mejor decisión de la tarde.

Hanna se encontraba impasible, disfrutaba de ese sitio desde que tenía 3 años, la casa de su abuelo se encontraba a unas calles. La abuela solía llevarla a los columpios mientras que su abuelo hablaba con su padre, sobre todo después de su cirugía, estar en ese lugar era como volver en el pasado y sostener la mano arrugada que le daba aliento.

—Dijiste que no había bichos —soltó Desmond con una mueca en el rostro, una oruga iba camino a su brazo.

—Dije que quizá no los veríamos —Hanna tomo con el dedo el insecto y lo llevó lejos con serenidad— Eres muy quisquilloso —cuando hizo ademanes de seguir con las caricias Desmond se retiró. Ella lo miro mal.

—Has tocado el gusano —excuso sentándose a su lado, recargando su espalda en el tronco del árbol. Hanna no pudo evitar reír.

—Vale —le sonrió reposando su cabeza en su hombro. Contando los minutos hasta que él se decidiera en permitírselo.

Desmond se quedó pensativo. La idea de tener sus manos peinándole el cabello lo hizo recapacitar. Hanna no tardo en volver a su tarea una vez que se acostó.

—Ahora hay algo de ese gusano en tu cabello —lo fastidió y él bufo. Hanna le sonrió burlesca, Des cerró los ojos disfrutando de la sensación.

La estaban pasando bien, en silencio, solo sintiendo su compañía, pero Hanna disfrutaba sacarlo de su zona de confort, y eso incluía hablar de sí mismos. Existían muchas cosas que no sabían el uno del otro, y ya estaba siendo hora de conocerse un poco más.

—¿Qué es lo que más deseas en la vida? —le pregunto directamente.

Ella se lo cuestionaba todos los días, había imaginado muchas cosas ¿Qué hacía a Desmond levantarse todos los días? ¿Qué lo ponía eufórico... cuál era su más grande deseo?

—¿A qué te refieres? —dijo él distraído, los dedos de ella estaban haciendo magia, lo hacían tocar las nubes.

—Si tuvieras que elegir, de todo lo que existe en el mundo, una cosa ¿Qué sería? —Des se agarró la frente, jamás se lo había preguntado— Puede ser cualquiera— Hanna estaba ansiosa por escuchar su respuesta— un auto... una casa... un empleo, algo que siempre has deseado.

El sonido de tu alma (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora