Capítulo 3 : Sin sentido

51 6 0
                                    


Para Emily todo era un enigma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Para Emily todo era un enigma. Hanna no había dicho palabra alguna respecto a su "ruptura con Haden" desde su última declaración y ella no cabía en sí de todas las dudas acumuladas en su mente.

¿Por qué no estaba enterada de nada? ¿No se suponía que era su mejor amiga?... Era chismosa, pero jamás contaba un secreto ¡Podía guardarlos!, aunque le costara mucho, podía hacerlo.

¿Por qué no le contaba lo que sucedía?

—¿Esta todo bien entre ustedes? —cuestionó impaciente, ambas esperaban a que el chofer de Hanna llegase— Tu madre dijo que solo habían discutido...

Ella lo sabía, hablarle tan descuidadamente del tema iba a molestarle. Pero ¿Qué otra opción le quedaba? Si era tan grave como para mortificarla debía desahogarse con alguien ¿Por qué no con ella?

—Si, estamos bien—dijo con la voz apagada.

—¿Bien en qué sentido? —insistió.

—¿En qué sentido?... tan bien como se puede estar después de cortar con alguien—le soltó burlesca.

Emily analizo sus gestos unos segundos; ahí estaba su característica mueca evasiva. Lástima que ella no tenía ganas de hacerse la tonta.

—Me parece injusto que te lo guardes ¿no confías en mí? —jugó con su lealtad— Hemos pasado por tantas cosas como para que en este punto decidas ocultarme algo... ¡Como si no fuera a enterarme! ¿Tienes otra mejor amiga? — Hanna le sonrió en respuesta negando al instante.

—... Que regreses a lo que tanto te aburrió me parece estúpido, no va contigo— continuó— Es completamente disparatado ¡No has visto a Drake en meses!... apuesto a que ni siquiera sabes en donde está en este momento ¿o sí?

—A veces olvido lo molesto que puede ser que mi mejor amiga este estudiando periodismo. ¿Le puedes avisar que no soy una nota que tiene que dar? —Emily le devolvió la sonrisa con gracia— Te pones intensa cuando no hay respuestas.

—Lo siento— dijo pasándole un brazo por la espalda— Solo quería asegurarme de que todo estaba en orden... fue una decisión precipitada ¡Tu madre me contó! ¿Cómo es que no me enteré por ti?

—Tenía muchas cosas en la cabeza, no es que no quisiese contarte.

—Podías haber mandado un mensaje...Corte con mi novio, estoy bien. Algo así hubiese sido suficiente para no verme estúpida cuando tu madre pregunto si sabía el porqué.

—No tengo que darte todas las primicias de mi vida— Em le giró los ojos.

—Tienes que dármelas todas ¿Cómo se supone que voy a volverme la mejor periodista si no? Con algo tengo que practicar...

Em la observó de nuevo; por fuera parecía tranquila, casi le creyó el cuento; pero su rostro era tan trasparente que identificó cierta resistencia en su garganta.

El sonido de tu alma (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora