Capítulo 6: Callar

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 La tarde estaba cayendo y la cena de disculpa se aproximaba

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La tarde estaba cayendo y la cena de disculpa se aproximaba. Hanna, muy intranquila por su encuentro con Desmond horas antes, caminaba en la entrada ensayando su sonrisa.

Esperaba ser tan convincente como el día anterior, debía solucionar el asunto y salir ilesa.

Cuando llegaron los Huggle, repitió los halagos y cortesías, agregando esta vez el buen gusto en joyería que tenía la señora, haciendo hincapié en los magníficos anillos que llevaba; verdes ¡despampanantes! ... hacían juego con la falda color pistacho que había decidido ponerse. Esa mujer sabía cómo lucir su figura.

Los señores olvidaron el incidente del día interior a tan solo unos minutos de hablar con ella, Desmond parecía aún resentido por la pérdida de su sastre, o al menos eso aparento.

Cada vez que Margaret la hacía pedir perdón él dejaba que le repitiese el largo discurso que su padre le había hecho memorizar ¡Y cada vez que ellos se giraban le giñaba el ojo con burla!

La Señora Huggle, quien ya le había pedido amablemente que le llamara Susy, estaba enamorada de la educación y presencia con la que ella se expresaba. Podía imaginarla junto a cualquiera de sus hijos.

Con Cristóbal, formaría una pareja ideal, sus personalidades eran tan compatibles como si hubiesen nacido del mismo vientre; tan liberales.

Pero para Haden, ante los ojos maternos era tan obvio, como su hijo mayor observaba los andares de la chica y como buscaba siempre la contraria, una visita le había bastado, el día anterior, su hijo había salido con el traje destruido, pero había subido con una sonrisa deslumbrante al auto.

Hanna siguiendo su instinto había elegido una combinación entre un traje y una camiseta blanca.

Su padre no estaba nada contento con la vestimenta tan casual que había elegido para esa noche, su cara de disgusto se mantuvo por unos momentos hasta que tuvo que disimularlos. Su madre pensaba lo mismo, un vestido habría sido más acertado, sin embargo, conocía lo incómodo que podía volverse encontrar un vestido adecuado para ocultar los desperfectos que no terminaba de aceptar en sí misma.

Cristóbal la saludo con un cordial abrazo que puso una sonrisa a todos, exceptuando al hombre que aguardaba a un costado con una cara de desagrado.

—Te ves muy linda hoy Hanna —añadió cuando se dirigían al comedor donde ya esperaba la cena. Se alegraba de no ser la única en vestir tan casualmente, Cris al igual que ella había elegido algo muy normal para la ocasión.

Tal para cual.

Hasta que todos los presentes se sentaron en la mesa, pudo apreciar el traje entallado rojo que portaba Desmond. Tenía detalles bordados en el saco y botones brillantes, parecía hecho a la medida por cómo se amoldaba a la perfección en sus hombros.

Le quedaba perfecto.

—Nos agrada tenerlos aquí de nuevo, son una compañía excelente. Cristóbal hoy te ves particularmente encantador—dijo su madre buscando cercanía con el posible futuro yerno.

El sonido de tu alma (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora