Capítulo 24: Temer

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El viento se hizo notar, llevaba las puntas del cabello de Hanna hacia atrás

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El viento se hizo notar, llevaba las puntas del cabello de Hanna hacia atrás. Desmond intentaba esquivar la cabellera descontrolada que insistentemente se mecía cerca de su rostro, sacándole una sonrisa a su novia que no hacía más que alentar el movimiento.

Ambos estaban contentos de poder pasar un tiempo a solas, pues entre los exámenes en la universidad de Hanna y el trabajo de Desmond, hacía rato que no se pasaban la tarde a sí, sentados en el asfalto, sin celulares en mano, con el olor que desprendían las flores y el tiempo pasando tan lento. Relajados.

La dichosa casa en donde todo había iniciado, la esquina en donde Desmond se había enamorado sin saberlo, era en verdad un lugar tranquilo; Susi Huggle había hecho de aquella morada un sitio muy pasivo en comparación con el resto de la ciudad, al menos de la parte que ella conocía.

Daba gusto no hacer nada en aquel lugar, solo mirándose el uno al otro. Hanna se lo había cedido, estar unos minutos en silencio, solo los dos y la lucha intensa entre sus ojos, con la calma en los nudillos y el aire tanteando terreno entre sus cuerpos.

Y aunque el principio solo lo hizo por complacerlo, llegó a disfrutarlo; el sonido de las hojas moviéndose contra la pared, los claxons de la avenida principal a lo lejos, las respiraciones de ambos y el agradable panorama del cielo ese día. Era una belleza poder tomarse un minuto para apreciarlo.

Pero, Hanna detestaba el silencio; porque no había nada que hacer, más que escuchar a su mente. La profundidad de las preguntas que surgían en su oscuridad, la hacían sentirse tan diminuta, eran de aquellas que hacen que se erice la piel al pronunciarlas en voz alta, y ella no era de quedarse con ellas dentro, necesitaba decirlas, de lo contrario se sentía tan indiferente consigo misma que terminaba con un tremendo dolor de cabeza.

Entonces dentro de la calma, surgió una tormenta, y con ella... una pregunta.

—¿Crees que algún día nos separemos? —cuestionó tras unos minutos de hacerse ella misma la pregunta. Desmond, quien sostenía su mano y se había perdido en las nubes, se giró al verla con el ceño fruncido.

¿Por qué estaba pensando en ello? Y ¿Por qué sonreía?

—Espero que no —se sinceró. ¿En dónde encontraría una chica como ella?

—Sé que no quiero dejarte y que tú tampoco quieres hacerlo —dejó claro empezando a divagar— pero... ¿nos ves juntos a futuro?

Desmond asintió sin rechistar, estaba seguro de que así sería, de que algún día él le pediría matrimonio y ella usaría un hermoso vestido blanco.

Pero Hanna no estaba tan segura, aún sentía que entre ambos existía un océano, muchas cosas por contar, por conocer, por descubrir y revelar, por ejemplo, la razón por la que Desmond no se había casado con Verónica.

¿Por qué ella lo había rechazado? O ¿Había sido él quien había rechazado ese matrimonio?

¿Por qué ahora actuaban como si nada y porque él permitía que aún le tomase del brazo con tanta familiaridad?

El sonido de tu alma (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora