Capítulo 20 : Verónica parte 1

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 Desmond conocía cada detalle en su escritorio; todo papel que llegaba a su oficina lo acomodaba en una montaña a su izquierda, cuando terminaba con una carpeta la pasaba al montón de su derecha y una vez que un lado de su escritorio estaba desalo...

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Desmond conocía cada detalle en su escritorio; todo papel que llegaba a su oficina lo acomodaba en una montaña a su izquierda, cuando terminaba con una carpeta la pasaba al montón de su derecha y una vez que un lado de su escritorio estaba desalojado procedía a llevar los documentos al archivo esperando no tener que regresar con más.

Los plumones estaban acomodados naturalmente sobre una base de metal en el primer cajón, su agenda debajo de las notas que dejaba como primer recurso cuando alguien lo llamaba al teléfono, sus gafas de sol reposaban en el bolsillo de su saco y las llaves de su auto en el bolsillo de su pantalón.

Haden Huggle disfrutaba del orden tanto como una buena taza de café. Lo volvían loco los desastres. ¡Cuál fue su sorpresa al saber que se había enamorado de uno!

Hanna arrasaba con su espacio de trabajo cuando iba a visitarlo, ponía las carpetas en una misma pila, tomaba a sus gafas y las dejaba sobre la mesa, colgaba las llaves cerca de la puerta para que "no fuese a olvidarlas", anotaba en su agenda sus propios pendientes combinándolos con los suyos laborales y pegaba en notas, cada que tenía oportunidad, un mensajito en el centro del escritorio para que él lo leyese en cuanto se sentase.

Desmond tomó entre sus dedos el pedacito de papel canela que acababa de escribir su novia, "Que tengas linda tarde guapo", decía ¿Cómo hacía esa chica para ponerlo sonriente en tan poco tiempo?

Acomodo el caos que ella había dejado volviendo a su realidad, una vez que pudo sentirse en paz salió rumbo al primer piso donde lo esperaban su padre y su ex.

Verónica era una fiel amiga de la familia, su madre adoraba su elegante presencia, siempre le recomendaba buenos restaurantes y solía ser buena compañía para charlar. Eso sí había que tener discreción sobre los temas que se le comentaban, bastaba con una señal de mezquindad para que se dejara ver como la mujer más reacia de todas.

Haden no entendía porque aún terminada su relación sus padres seguían dirigiéndose a ella tan cordialmente. En realidad, sí lo entendía, ellos no estaban enterados de que, la señorita de modales perfectos había usado la palabra "liberal" para describir su compromiso sin avisarle antes.

Cuando llegó su ex tenía encantado a su padre, ambos reían cómodamente de alguna trivialidad que no le interesó en absoluto discutir. Hablar con ella le resultaba, inesperadamente muy fácil, pero una vez que alguien estaba cerca, Verónica tenía la costumbre de alargar sus oraciones con vocabularios excesivos para impresionar, y ese día no tenía tiempo para parafrasear formalidades.

—¿Están listos? —preguntó metiéndose en la conversación.

—Interrumpir es de mal gusto querido, le estaba hablando a tu padre sobre un evento de esta noche al que deberíamos asistir —dijo pasándole una mano por el hombro.

Desmond se hizo a un lado encendiendo su computador con los datos que revisarían ese día.

—Pueden dejarlo para otro día, tenemos trabajo que hacer —recordó abriendo el archivo, mientras más pronto terminara con ese pendiente más pronto podría tomarse un descanso de esos dos.

El sonido de tu alma (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora