Capítulo 30: Preocupaciones.Narradora/Escritora.
Blaise Zabini se apareció en el vestíbulo de la mansión Vincent, se desajustó la capa y pasó su mano por su nuca con cansancio, a su lado, estaba Jason, quién no mostraba expresión alguna, la realidad era que no estaba de acuerdo con el ataque a los Malfoy.
—Zabini —ambos morenos giraron en dirección a la voz proveniente de un hombre encapuchado—. Draco Malfoy ya se encuentra en el calabozo, sigue mal herido, ¿Quiere que le informe a Elvendork sobre el ataque?
Blaise se lo pensó por unos segundos, y negó —Yo lo haré —el encapuchado sin agregar nada más salió del lugar tan rápido como llegó—. ¿Vas a acompañarme?
—Paso —Jason escupió sus palabras con desprecio y suspiró—. Iré a mi habitación, estoy algo cansado.
Jason pasó por el lado de su padre sin emitir sonido alguno, Blaise por su parte se encontraba cohibido, cada vez la situación se convertía más caótica. Su promesa de proteger a sus hijos seguía intacta, ¿en realidad podrá dominar tantos cargos como el de ser la mano derecha de Elvendork?
Suspiró con pesadez y atravesó los extensos pasillos de la mansión en busca de su señor, algo le decía en sus adentros que no era buena idea hacerlo, pero por otro lado no informarle tampoco era una opción que se tratase con un resultado mortal. Blaise se paró justo en frente de las grandes puertas blancas con manijas doradas, decidido tomó aire y jaló de ambas manijas, revelando así el pequeño salón de esgrima, uno de los lugares más preciados de Elvendork.
—Mi señor —Blaise avanzó dos pasos y cerró las puertas tras de sí—. Está hecho, Malfoy está encerrado en el calabozo, moribundo tal y como lo pidió.
Elvendork seguía con su careta puesta y con su sable en mano, moviéndose ágilmente contra el muñeco encantado de práctica. Terminó por pasarle el sable por el pecho del muñeco, se sacó la carilla revelando su rostro con ciertos cabellos canosos sobre él.
»Scorpius ha de estar con los Weasley, —Blaise agregó—. Así como lo solicitó, mi señor —hizo una mini reverencia que en cualquier caso hipotético sería bastante penoso.
Elvendork dibujó una siniestra sonrisa de labios cerrados.
—¿Sabe por qué me gusta practicar la esgrima, Zabini? —Blaise dudó en negar con la cabeza, Elvendork continuó—. Es un deporte sobrio y elegante con mucha clase —dejó el sable en el lugar de las demás espadas y floretes—. Pero, también es de agilidad y coordinación, dónde siempre tienes que estar pendiente del próximo movimiento de tu oponente.
En cuánto regresó a mirarlo se calló de repente, Blaise estaba estático en su lugar, con las manos detrás de su espalda y la mirada perdida más allá de la pared llena de trofeos y reconocimientos.
»Tenemos que ser persuasivos si queremos obtener riquezas a cambio.
Elvendork se acercó a una repisa y tomó una espada de esgrima y una espada común, le hizo entrega de la espada de esgrima a Blaise, la recibió no sin antes darle una mirada desentendida. Elvendork lo ignoró y retrocedió al menos una distancia de dos metros, levantó la espada listo para el pequeño combate que estaba por suceder.
»Anggar.
—¿Qué en el esgrima no se usan sables especiales?
—Así mismo, Zabini —Elvendork pasó un brazo por sus hombros y lo obligó a soltar la espada—. Y este fue un claro ejemplo de lo que podemos llegar a ser si todo resulta como lo tenemos previsto —Elvendork tenía la mirada perdida en el reflejo de la espada que antes perteneció a su padre—. Torturaremos y mataremos al que se atreva a cruzarse en nuestro camino, sin piedad.
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La Leyenda De La Dama Y El Héroe | James S. Potter
FanfictionLas leyendas son ciertas. Tarde o temprano son descubiertas. Y la leyenda de la dama granate no iba a ser la excepción. Los secretos siempre salen a la luz, y consigo traen consecuencias que marcarán un antes y un después en la vida de los implicado...