La Leyenda De La Dama Y El Héroe | James S. Potter

45. ¿El verdadero yo?

Capítulo con canción.
You - WRENN
Me atrevo a decir que les queda perfecto a James y Madison.

Capítulo 45: ¿El verdadero yo?

Narradora/Escritora.

Siempre se ha considerado que desde el día que se nace, consigo viene el resto de nuestra vida planeada, en espera a ser cumplida de poco a poco. Es como una forma de decir que el destino existe, y esta aguardando pacientemente para cumplir con lo que sea que debe suceder.

¿Cómo esperar ansioso al destino cuando te ves obligado a convertirte en una versión mejorada de tu padre?

Y eso le pasaba a James constantemente en su vida.

Desde el primer día, aquel 31 de mayo todas las portadas de los diarios más importantes del mundo mágico estaban inundadas con columnas y fotos, narrando el fantastico suceso de que, Harry Potter, el honorable héroe del mundo mágico tenía un progenitor.

Al principio, la vida de James pintaba a las mil maravillas, era un pequeño reconocido y respetado por el pasado honorífico de su padre, pero, ¿en verdad siempre sería así? ¿siempre estaría en un podio gracias a Harry? ¿o tendría que ganárselo, no por cuenta suya, sino por ser la imitación de su padre?

Todo parecía ir bastante bien, solo hasta que los años se encargaron de ayudarlo para que se pudiera guiar él mismo en su camino, abriéndole los ojos y enseñándole la realidad.

Abatido y con cientos de pensamientos que no parecían querer cesar, sacó un pequeño empaque de su bolsillo, dentro del paquete habían pequeños rollos blancos con una pequeña colilla color beige.

Tomó uno de ellos y con ayuda de su varita lo encendió, al darle la primera calada sentía que sus nervios, que estaban al tope, empezaban a relajarse, tranquilamente suspiró dejando salir el humo blanco por su boca.

Hasta el momento era la única forma que había encontrado para sentirse así de pacífico, era una especie de anestesia que lo sacaba de sus pensamientos, más que todo de las preocupaciones futuras.

—Pareces chimenea.

Dibujó una sonrisa maliciosa, llena de sorna e ironía por la curvatura de sus labios.

No necesitaba girar para saber de quién se trataba, James seguía apoyado en el barandal del puente cubierto, admirando el paisaje que le brindaba la ubicación del castillo, sin mencionar que también le atraía mucho la contextura arquitectónica de la edificación. Por su vista periférica captó la sombra de algo, o más bien alguien, parándose justo a su lado.

—Creí que lo habías dejado.

Nuevamente esa sonrisa abundó en su rostro, negando con la cabeza elevó la vista para toparse primeramente con una mata de cabellos azabaches muy similares a los suyos, los ojos verdes idénticos a los de su padre lo examinaban del mismo modo que solía hacerlo su madre cuando algo andaba mal.

—Yo también lo creí.

Regresó su vista al paisaje, entre sus dedos traía el cigarro encendido, con un movimiento lento y pausado llevó a sus labios el cigarro y le dio una calada, un poco más corta que la anterior.