31. Problema inminente.

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Rose en multimedia.

Rose Weasley.

Dormí cómo una bebé, hacia un buen tiempo que no pasaba, supongo que es por el hecho de qué, de nuevo, me encuentro en mi hogar, a salvo y con mi familia.

O bueno, eso quiero creer.

Al abrir mis ojos y que la luz del sol me golpeara en el rostro sentí una especie de paz a la cual no me acostumbro, ¿Por qué todo parece tan tranquilo?

Y allí fue cuando vi el papel, justo en mi mesa de noche, con una caligrafía que identificaba a la perfección.

Rosie.

Espero puedas perdonarme, tú y toda tu familia, de veras lo siento. Lo hago por tu bien y tu seguridad.

Te quiero.

Scorpius.

¿Qué carajos acababa de leer?

Me levanté de un salto de mi cama y corrí hacia el cuarto de Scorpius, estaba completamente vacío, ¿en dónde demonios está Albus cuando lo necesitas? Al bajar por las escaleras escuché voces que provenían de la sala, aparentemente de mis padres y el tío Harry.

—Será complicado, pero creo que funcionará.

—¿En verdad crees que pueda asimilarlo, Harry?

—A decir verdad, no debe ser fácil, no obstante, tengo fe en ella, como algún día todos la tuvieron en nosotros.

—Estaremos para Víctor, y para nuestros hijos, incluso para Malfoy, así no me agrade.

—¡Ronald!

—¿Qué?

¿Sería una mala idea preguntarles si han visto a Scorpius? ¿Quién deja una carta que parece ser de despedida de la noche a la mañana? Me giré sobre mis talones de forma silenciosa, debía examinar toda la casa para asegurarme que esto no era real, ¿podría ser posible?

Di un paso al frente, el crujido de la madera sonó tan fuerte que fue inevitable que no se dieran cuenta de mi presencia.

—¿Rose? —mi madre se levantó del sofá, parecía algo trastornada y con leves ojeras bajo sus ojos. No han sido días tranquilos en el ministerio con tantos mortífagos capturados—. ¿Estás bien, cielo?

Negué al instante —C-Creo... —relamí mis labios, buscando las palabras adecuadas para mí simple suposición—. Creo que Scorpius se fue, mamá.

Los tres me miraron extrañados, mi padre se acercó a mí, mirándome fijamente y a la vez evaluándome.

—¿Qué quieres decir con eso, hija? —mi padre se acunclilló en frente mío, también parecía cansado.

No dije nada, solo le pasé la nota. Él pareció entenderlo todo y me miró con ojos reconfortantes, al ponerse en pie y leer la nota junto con mi madre su semblante cansado se tensó. El tío Harry, quien aún estaba sentado en el sofá con una tasa de café en su mano se levantó de inmediato al ver la expresión de mis padres. Leyó la nota y me miró.

—¿Cuándo lo supiste?

—Yo... Estaba recién despierta, vi la nota en mi habitación y... —mi voz se escuchaba como un hilo—. Él no pudo haberse ido, ¿No es así?

Los tres compartieron una mirada cómplice.

No quiero, me rehúso a pensar que Scorpius se fue, ¿Por qué lo haría? Está a salvó aquí, tras la barrera protectora y en una casa cálida y llena de amor, ¿Cómo es que se fue de la noche a la mañana? ¿Acaso no le importaba su seguridad? ¿Y a qué hacía hincapié cuando mencionó la seguridad mía y la de mi familia?

La Leyenda De La Dama Y El Héroe  | James S. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora