14. La furia Weasley.

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Los fanarts de Percabeth serán la representación de Frank y Havv

Capitulo 14: La furia Weasley.

Narradora.

Allí se encontraba, solo, parecía un manojo de nervios, se sentía agobiado con algo que sobrepasaba su libertad.

Puede parecer que tenga opciones, ¿O en realidad no? ¿Cómo sobre llevaría todo esto saliendo ileso? Su familia corre peligro, y si en algún momento desobedece las órdenes de Elvendork o algún mortífago al mando, los que pagarían por ello serían ellos.

Jason sentía todo tipo de emociones negativas, él mismo estaba extrañado, jamás fue criado de ese modo, su madre se encargó de hacerlo un joven encantador y amoroso, ¿ahora era todo lo contrario por ser un sumiso más?

"...debemos llevar a cabo el plan, prepárense, en el verano todo iniciará..."

¿Cómo debía sentirse exactamente?

¿Qué debía pensar?

Detestaba que el sorteo de familias no se diera, de ser así, él podría tomar el mando de dicho puesto y evitaría que su hermana se viera implicada. Cargaría con el honor de su familia sobre su hombro pero al menos tendría la tranquilidad de que Eliza no participaría en nada de ello y podría vivir una vida normal. Pero no era el caso.

Jason sabía que Eliza extrañaba a Madison, él también lo hacía, también extrañaba escuchar los terribles chistes, o ver las pesadas bromas de los merodeadores, extrañaba ser esa especie de hermano mayor para Scorpius.

Extrañaba muchas cosas que se le fueron negadas en un abrir y cerrar de ojos.

«¿Me estoy comportando como un mezquino?» Pensó.

Las lágrimas se desbordaban sin más, él no quería torturar y mucho menos acabar con la vida de alguien, ante todo si se tratase de un conocido, ¿pero que más podía hacer? Debía liderar el pequeño grupo de espías mortífagos dentro del colegio, él tenía que ser fuerte, pero ¿Quién lo sería por el? ¿cuánto tiempo más debe aguantar ese tipo de pensamientos que acababan consigo mismo?

¿Cuándo regresaría esa felicidad que se le fue arrebatada?

—¿Por qué lloras de ese modo? — la voz chillona de Myrtle lo hizo levantar su cabeza, la fantasma se le quedó viendo por unos segundos—. Oh... —musitó, ese gesto le fastidió a Jason—. Ya veo... Me imagino que quieres estar solo, también me gusta, así fue como morí. Sola —Jason se le quedó viendo, creyó que con eso la alejaría pero fue en vano, otra vez ella habló—. Que extraño, parece que estoy en un deja vu.... solo que con un chico muy diferente... —dijo divertida, pero al ver que Jason no contestaba nada asintió, algo incómoda—. Si necesitas hablar, iré a mi retrete, es muy cómodo, por si quieres compañía.

Le hubiese gustado desahogarse con Myrtle, pero para él sería humillante hablar de sus problemas con un fantasma, sobre todo si se trata de Myrtle, chismosa. Jason se puso de pie y salió del baño, revisó el pasillo y se aseguró que nadie anduviera por allí. Salió a paso rápido pero seguro, con una postura que desde luego lograría intimidar a un niño asustadizo de primer año.

Una puerta mágica se apareció frente a él, entró en la sala de menesteres que lo llevó a una especie de armario enorme dónde yacian múltiples objetos que contaban por si solos la historia del colegio, entre otras anécdotas. Se acercó a un objeto en específico, de su bolsillo sacó un papel, lo tomó y desdobló para leerlo pausadamente, intentando comprender.

La Leyenda De La Dama Y El Héroe  | James S. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora