10. ¿Miradas de amigos?

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Debo editar algunas partes, pero aquí está :)

Capítulo 10: ¿Miradas de amigos?

Escritora:

Las tribunas de su correspondiente casa se estaban llenando. El clima era cálido, anunciando la llegada de la primavera y los finales del invierno.

Con sus respectivos banderines, guirnaldas, sombreros y cornetas los estudiantes de Gryffindor estaban a la espera del inicio del partido.

Excepto que, había dos impostores entre las tribunas.

Sin importarles de que sus casas sean rivales desde tiempos inmemorables, Albus y Scorpius estaban en compañía de Rose y la mayor parte de su familia y amigos. Sus bufandas verdes los delataban pero no sé ganaban ningún reproche por ello.

En los vestidores estaba el equipo preparándose para un partido que marcaría su ascendencia a las semifinales o si estaría en peligro y saldría del torneo de quidditch de aquel año.

James se encontraba tranquilo. Confiaba en su potencial y en el de su equipo. En cierto modo se encontraba agradecido de que su rival es Hufflepuff y no Slytherin. Sabiendo que los problemas con Zabini se intensificaron, algo le decía que haría de las suyas.

Pero peor.

Cómo hace un año.

Jason había intentando agredir a Potter de todas las maneras posibles, y eso que se debe considerar el hecho de qué en el quidditch hay casi que setecientas faltas. Al final de aquel encuentro, ambos terminaron en la enfermería dos semanas completas.

James sonrió por el recuerdo, solo porque Jason terminó peor a comparación de él.

Al otro lado del vestuario, junto a su locker estaba Madison, con un frasco de medicina entre sus manos. Su mayor pensamiento en ese instante era el mal sabor que dejaba la poción que le permitiría jugar tranquilamente, como en los viejos tiempos. James notó esto, terminó de colocarse sus botas y se aproximo hacia ella.

—Tomala —mientras se recostaba contra el locker junto al de Madison—. Quiero ver qué lo hagas.

—Juraba que el punto de no necesito una niñera había quedado claro, James.

—Bien. Hazte de cuenta que soy el capitán que está velando por el bienestar de una de sus mejores jugadoras y no que soy el amigo que se preocupa por ti.

«Amigo»

Incluso yo escuché el sonido de su corazón quebrándose.

—¿Ser capitán te convierte en pesado?— James asintió sonriente—. ¿Y que sigue? ¿Que vigiles que no caiga de la escoba y si lo hago vas a ir a socorrerme?

—Lo haría sin dudar —él se encogió de hombros —. Eso hacen los amigos.

Uy, otra vez.

—Sí, claro —gesticuló, incómoda.

Preocupada, le dio un gran trago al frasco. El sabor era desagradable, no quiso desaparecer y parecía querer quedarse pegado en sus papilas gustativas. Madison hizo una mueca y por poco se le devuelve la comida. Eso alertó a James, pero cuando vió que estaba bien, se empezó a reír.

—¡Oigan, tortolitos! ¡Están a un paso de quitarle el puesto a Mathew y Pamela! —las risas los hicieron separarse. Quienes reían más fuerte eran Frank y Fred—. Tenemos un partido que jugar ¿Se van a besar ya o le decimos a Bastián que entraremos tarde?

La Leyenda De La Dama Y El Héroe  | James S. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora