51. Momentos pre-tragedia.

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Sí, sí, aparecí, pero sobre mí hablamos al final del capítulo, dios mío, estoy emocionada JAJSJA.

Verán que en este capítulo habrá de todo, y cuando digo de todo es DE TODO, miles de emociones que espero que ustedes también puedan sentirlas. Habrá conexión en lo espiritual, mental, sexual, físico, psicológico ¡Aaaaagghhh! En serio deben leer esto.

Quizás el título nos les agrade mucho, a mi tampoco, o bueno, si me agrada porque después de todo soy la escritora :D

Y quizás el capítulo este muy largo e incluso puede ser tediosa la lectura por su magnitud, pero no lo puedo dividir porque sería atrasar la trama aún más y no quiero eso. Así que les aconsejo que si sus bellos ojos se sienten cansados, paren y hagan una pausa activa. Total no voy a quitar semejante obra llena de... Jeje no les diré :p

Bueno, no les quito más tiempo, ¡Disfruten su lectura!

Perdonen los errores, o si falta alguna fuente de letra en alguna frase pero necesito publicar esto ya.

Capítulo 51: Momentos pre-tragedia.


Narradora:

Cuando el tren aquella tarde abordó en la estación de Hogsmeade se esperaba ver a personas notablemente desgastadas o quizás con ánimos que se aproximaban a cero. Esto era un pensamiento erróneo al ver a los cientos de chicos corriendo hacia los carruajes para regresar lo más pronto posible al colegio.

Las fiestas no parecieron ser pésimas por como las pronosticaban.

Ya había pasado una semana desde que los estudiantes regresaron a su vida tras esas viejas pero estables paredes de piedra, con cientos de anécdotas y recuerdos por doquier que les contarían a sus hijos en un futuro. En aquella mañana, en el desayuno, las mesas tenían de todo tipo de degustaciones para saciar el hambre, últimamente servían más comida debido al frío y que mayor parte de los elfos se encontraban en un estado de ánimo que era bastante contagioso, y eso se reflejaba tras sus exquisitos platos.

— Merlín, parece que tú padre no te hubiese dado comida en todas las fiestas — Wendy refutó al ver que Bastian iba a servirse otra rebanada de pan con mermelada de frambuesa.

— Te hice falta durante estas semanas, ¿no es así? Porque solo te has dedicado a amargarme las mañanas con tus reproches innecesarios — rebatió Bastián, ignorando la mirada asesina proporcionada por Wendy.

Al lado de Bastián, absorto de la pelea que tenían estaba James, pasando las hojas de El Profeta por quinta vez. No encontraba ningún artículo sobre los mortífagos, ¿Cómo es que no hicieron nada cuando la mayor parte de la población mágica era un blanco fácil?

— Voy a empezar a creer que quieres agregarle más drama a tu vida — Havvanah observaba detenidamente los movimientos exagerados de James al pasar las hojas, pausando por un momento el mordisco que estaba apunto de darle a su tostada.

— No se trata de drama o no, sino de razonamiento a través de hechos, ¿No te parece increíble que no se hayan pronunciando en al menos dos semanas y media? — bufó, sin despegarle la vista a una fotografía que acompañaba un artículo escrito por su madre, el cuál contó con ayuda de su parte.

— ¿Siendo sincera? No — James rodó los ojos y arrojó el diario sobre la mesa, dejando atrás el hecho de qué no había sucedido nada, así no lo creyera — Relájate, James, deberías de pensar en cosas buenas, ¡Harry ha estado haciendo un trabajo espléndido en el cuartel! O bueno, al menos eso le dijo a mi padre cuando se lo encontró en el mercado el otro día.

La Leyenda De La Dama Y El Héroe  | James S. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora