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Había pasado poco más de una semana desde el intento de suicidio de Yara y pese a no volver a intentarlo ya que R le había quitado cualquier arma a la que pudiera tener acceso y estaba a su lado las veinticuatro horas del día sus malos pensamientos seguían ahí.

- Necesito intimidad Robert, ¡sal del baño! - el chico estaba plantado frente a la puerta mientras ella se desesperaba cada vez más, necesitaba ir al baño y no le dejaba sola ni cinco minutos y no podía aguantar mucho más.

El joven le negó con la cabeza mientras reía lévemente y se apoyaba en la puerta. Sus encuentros íntimos habían vuelto a ocurrir desde hacía un par de días y esos eran los únicos momentos en los que se podía ver a Yara con una pequeña sonrisa en la cara, eran los únicos momentos en los que no se sentía como una basura y no pensaba que estaba rota.
R al final cedió y la dejó sola en el baño pero se quedó en la puerta por si acaso y cuando sonó la cisterna y la puerta se abrió de nuevo suspiró con alegría.

- Debería bajar a la carpa a por algo de comer, llevamos tres días comiendo mierda en lata - era cierto, lo único que comían eran pequeñas latas de atún y verduras que aunque fuera comida, estaba bastante asquerosa.

- Te acompaño, igual así le damos pena, tú y tu hermano retrasado - hizo otra nueva de sonrisa pero ella puso los ojos en blanco y empezó a negar con la cabeza mientras se vestía.

- Primero, no es retrasado, es discapacitado - no le gustaba que usara ese término pero aun así alguna vez se le escapaba al moreno - y segundo, voy sola, tú me puedes ver desde la ventana si tanto interés tienes.

Se acabó de vestir y se puso manga larga, la herida tenia mala pinta pero por lo menos no estaba infectada e iba curando poco a poco y preguntó por sus armas pero R le negó con la cabeza y tras una discusión silenciosa que consistió en un duelo de miradas, verde contra marrón, y tras casi un minuto fijos el uno en el otro ganó el marrón puesto que el moreno sacó de un cajón el revólver que le dio Ethan a Yara hacía un tiempo acompañado de su navaja, la cual al caer en sus manos se sintió fría como el hielo pero la guardó sin decir nada. La otra pistola, la suya original no se la iba a dar y antes de que preguntara por ella Robert le dijo que ya iba con suficiente munición, que no necesitaba más para ir a por unas manzanas a lo que ella cogió la mochila y salió a la plaza con un par de misiones en mente.
La callejuela por la que salió estaba desierta, el miedo en las calles había aumentado tras las noticias de que los Extremistas seguían asesinando a militares y por cada persona del Gobierno que mataban, las fuerzas del Estado lo multiplicaban por tres inocentes pero a ella no le importó y siguió caminando hasta llegar a la carpa y encontrarse a un Ethan preocupado que nada más verla sonrió de oreja a oreja.

- Pensaba que te había pasado algo - fue corriendo e incluso la abrazó y ella no se apartó pero no se sentía cómoda y al separarse fingió una pequeña sonrisa - hacía demasiado que no venías, ¿Qué necesitas?

- Comida y, - se lo pensó un poco porque sabía que la mirada de R estaría fija en ella en todo momento - ¿podemos ir dentro de la carpa? Es un poco importante.

El joven le dijo que sin problema y entraron despacio en la carpa sin prestar atención a las demás personas que seguían trabajando. R desde la ventana veía todo lo que sucedia en la plaza y se maldijo a si mismo y a Yara al verla caminar hacia el interior donde él no podía controlarla y temía que volviera a intentar cualquier cosa peligrosa. Llegaron al interior y se quedó mirando fijamente al hombre intentando parecer lo más tierna posible aunque por cómo se sentía iba a ser bien difícil.

- Necesito algunos medicamentos más para mi hermano - el chico asintió y le llevó hasta las estanterías, dejó que ella paseara entre las baldas llenas en busca de lo que necestirara.

El Cambio por la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora