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John se encontraba recostado escribiendo en su bitácora sobre Yara, habían sido un par de días muy duros tras la partida de William pero se repusieron como pudieron, quedaba un ataque de los importantes en un par de días y si salían de ahí victoriosos las probabilidades de acabar ellos en el poder se multiplicarían.

- ¿Qué escribes Pequeño John? - le acariciaba con dulzura el pelo al pelirrojo que entrecerraba los ojos de gusto al recibir cariño.

- Nuestra historia - cerró la bitácora para entregárselo a ella tras escribir un par de frases más. - Aquí está nuestra historia.

Yara tomó entre sus manos el cuaderno y lo abrió por la primera página. La primera narración comenzaba con la manifestación que hizo estallar la guerra, una vez empezado a leer no pudo parar hasta acabar la libreta esa misma noche. John no se separó de ella y se tumbó sobre sus piernas para descansar.

- ¡Esto es maravilloso! - el joven ensanchó una sonrisa, se sentía muy orgulloso y era realmente bueno, había relatos, poemas, pensamientos sueltos, era realmente precioso y se sentía como si se pudiera entrar en el corazón del poeta.

- Y esta es la última, tengo muchas más, desde que entré en la Universidad las escribo.

- ¿Las tienes contigo? - el joven asistió con orgullo - necesitaría leerlo todo, es una visión del mundo precioso, el rayo de sol iluminándonos la vida.

- Hay cosas muy personales ahí, bastante que has leído esta última. - le dio un suave beso en la mejilla - No la ha leído ni R. Pero están en esa mochila, algún día las organizaré y si todo sale bien os dejaré leerlas, a fin de cuentas sois mi familia. Sólo mis padres tienen una copia de todo y me prometieron que no lo leerían.

- Gracias, me siento privilegiada entonces. - eran una verdadera familia, se sentían como una verdadera familia, de esas que permanecen juntas pase lo que pase.

Esa noche durmieron todos juntos, casi abrazados por el frío. Yara esa noche antes de caer en los brazos de Apolo bebió un par de cervezas junto a Robert que había salido perfectamente en la mañana y había regresado dando bandazos y con la mochila llena de botellines de cerveza y oliendo a ginebra.

"Sonríe, vive al máximo, no te arrepientas de tus actos, el mundo está lleno de cosas buenas, sólo tienes que buscarlas. Pero sobre todo, ama, nunca dejes de amar, un corazón lleno de amor siempre es el arma más poderosa, un corazón que ama es invencible. Ellos no pueden llegar a un corazón lleno. No pueden quitar la libertad a alguien que en el interior de su alma es completamente libre. Eres luz, ilumina."

Fueron las últimas frases que dejó escritas John antes de que uno de los guardaespaldas del Presidente le volara la cabeza de dos disparos mientras el Revolucionario gritaba Libertad y cubría a Robert y a los demás cada vez más cerca de acabar con el Presidente y con ello, con la opresión.

Todo sucedió demasiado rápido, el ataque al Presidente era un plan en dos partes, consistía en los demás grupos revolucionarios despejando las entradas a la vez que El Cambio avanzaba hasta los altos cargos y acababa con ellos.
Los primeros grupos salieron y los amigos decidieron separarse por parejas para abarcar más terreno. Era un edificio demasiado grande y necesitaban separarse y ya que supondrían que habría que atacar a mucha gente llevaron toda la munición que tenían que lamentablemente no era demasiada y les empezó a escasear al tiempo ya que tuvieron que sacar las armas blancas en algunos casos.
Todo lo que sucedió tras entrar en el edificio fue un completo caos.

Kendra y Justin corrían con las armas en alto disparando a toda persona que veían, llevaban el pañuelo atado cubriéndoles la cara y ese fue el error, se les subió demasiado para ver que tras disparar en un pasillo a tres personas había una puerta al fondo a la izquierda de la que salieron cuatro personas más disparando y con chalecos antibalas. Su muerte fue rápida, no tuvieron tiempo de sufrir, una lluvia de balas les atravesó y cayeron ya sin vida al suelo. Ninguno de los demás les vio ni oyó pero sus últimos pensamientos antes de que el cerebro les dejase de funcionar serían sobre Neal, ¿se volverían a encontrar? Sus almas no estarían separadas nunca más. Justin intentó ponerse delante de Kendra pero fue inútil, eran cuatro militares experimentados contra una ingeniera química y un médico. Sus cuerpos quedaron tirados juntos sobre el frío suelo de mármol.

El Cambio por la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora