21

7 0 0
                                    

Llevaban casi dos horas ahí dentro, las reuniones no solían durar tanto, algo estaba pasando, Yara no dudó y corrió entrando en el teatro seguida por Philip y R que intentaban evitar que ella hiciera una locura. Estaba subiendo las escaleras a toda velocidad cuando escuchó varios disparos que provenían de arriba. Entonces no lo pensó, quitó el seguro a su arma y empezó a subir las escaleras de dos en dos más rápido. Los chicos iban cubriéndola y se había unido Arthur al escuchar los tiros. Estaba llegando a la sala de dónde venía el sonido cuando vio aparecer a tres figuras grandes saliendo con una sonrisa guardando sus armas en el cinturón, grave error. Yara apuntó sin dejarles siquiera darse cuenta que estaba allí y apretó el gatillo haciendo caer al suelo a Bakunin, los otros dos hombres empezaron a sacar sus armas otra vez pero R y Philip fueron más rápidos y les dispararon antes de que pudieran hacer algo. No se quedaron mirando los cuerpos y entraron en la habitación.
Había siete cuerpos en el suelo, Yara pudo distinguir a Libro la primera, con los ojos abiertos sin vida fijos en la nada, esa imagen le dolió pero en ese momento sólo buscaba a una persona entre los cuerpos sin vida de los líderes. Tardó unos segundos en ver la figura con chaqueta roja y rizos dorados tirada en el suelo al fondo de la estancia y cuando la localizó salió despedida corriendo mientras iba agachándose y esquivando alguna víctima.
No se movía, su camisa blanca estaba completamente llena de sangre y se había igualado al color de su chaqueta, ella le tomó con miedo el pulso.

- ¡Tiene pulso! ¡Tiene pulso! - empezó a gritar mientras le movía con mucho cuidado para buscar un deseado agujero de salida, oyó un leve sonido proveniente de Apolo y ella le acariciaba la mejilla diciéndole que todo estaría bien, que se pondría bien.

Encontró el agujero de salida en la parte baja de la espalda, menos mal, había una pequeña oportunidad de que pudiera vivir. Arthur llegó a su lado y le cargó con sumo cuidado con ayuda de Philip agarrándole de los hombros uno y de las piernas otro.
Robert no podía apartar la vista del líder y tuvo que contenerse para no empezar a llorar desconsoladamente. Algunos más entraron en la sala al oir nuevamente disparos y se quedaron helados al ver la escena.

- Hay que llevarlo a la Universidad. - Gabriel hablaba mientras mantenía la calma por todos - ahí han montado una zona segura algunos médicos del hospital y nos ayudarán.

- No podemos llevarle, ¿no le podéis operar vosotros? Si nos hacemos visibles el Gobierno nos matará. - Philip estaba poniéndose histérico al tener a su amigo desangrándose en sus brazos.

- No tenemos el equipo para algo así, hay que llevarle por las alcantarillas, vamos, hay que darse prisa. - si no fuera por Gabriel ya se habrían vuelto locos, era la persona más calmada que conocían y eso era bastante útil además, él tenía que relevar a Apolo de momento.

Iban saliendo todos por la puerta con rapidez para ir quitando la tapa de la alcantarilla para no perder tiempo. Yara tenía las manos manchadas de sangre y sentía que el mundo se le venía encima aunque eso no la iba a parar, le agarró la mano a Apolo y empezaron a bajar las escaleras con cuidado.
Se metieron de nuevo al camino subterráneo y comenzaron a caminar sin separarse siguiendo a Gabriel con el mapa y guiándoles. Apolo tenía pequeños momentos de semi inconsciencia en los que sólo salían pequeños sollozos y nuevas de dolor pero no era capaz de articular ninguna palabra. Yara no lloraba, intentaba mantenerse firme y positiva pero al acariciar la mano de Apolo que alguna vez intentaba apretar pero permanecía casi todo el tiempo muerta le quitaba la esperanza.
Él tenía la cara pálida, casi de color gris, había perdido mucha sangre, sus labios estaban pálidos y los pocos segundos que entreabría los ojos se veían apagados y casi sin vida. Tenían que darse prisa o si no sería demasiado tarde.
Tras casi quince minutos a la carrera salieron de la alcantarilla y tras acostumbrarse un poco al cambio de luz repentino que hubo se dieron cuenta que estaban en medio del campus de medicina de la Universidad donde trabajaba Yara y donde habían estudiando sus amigos. Se veían personas corriendo de un lado a otro atendiendo a enfermos, también había gente llorando alrededor de cuerpos ya sin vida. Se quitaron los pañuelos para que nadie les reconociera y entraron por la puerta. Rápidamente les atendieron y una mujer de unos cincuenta años empezó a hacer preguntas de lo que había pasado mientras tumbaban al joven en una mesa alargada que servía de camilla improvisada, ellos sólo dijeron que le habían disparado obviando todo los detalles, dio unas órdenes a otros hombres vestidos de cirujanos y se lo llevaron mientras le quitaban la ropa con cuidado. Yara tuvo que soltarle la mano y simplemente mirar cómo se lo llevaban hacia dentro para operarle de urgencia.
Justin y Gabriel se empezaron a remangar y a echar una mano en lo que podían mientras decían que debían ayudar, era su deber y desaparecieron metiéndose por los pasillos.
Los demás se quedaron en silencio en la sala que les indicaron que era para esperar los familiares en las operaciones, no había sillas para todos por lo que les cedieron las sillas a Yara, John que llevaba a Miles consigo protegiéndole como si fuera su propio hijo y a Raven que se había hecho daño en el tobillo al salir de la alcantarilla aunque no paraba de repetir que estaba bien, que no había que preocuparse por ella.

El Cambio por la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora