- No lo harás - Apolo seguía discutiendo con Yara que reía irónicamente mientras afirmaba con la cabeza bajo la atenta mirada del resto del grupo que no hablaban. Incluso John, Phil o Gabriel no se atrevían a inmiscuirse y decir alguna palabra. Era algo demasiado arriesgado pero ambos eran demasiado tercos en sus decisiones.
- Sí lo haré. - parecía que esa discusión podría durar horas por lo que incluso alguno del grupo decidió irse a dormir y ya despertar mañana con el veredicto tomado.
- Quiero que te quedes en España, no vuelvas, es muy peligroso, si todo sale bien podrás volver más adelante como si nada hubiera pasado. - Apolo hablaba con una firmeza y convencimiento que asustaba, ambos se miraban a los ojos y se podía notar el ambiente caldeado.
- Tengo que despedirme de mis padres, cogeré el tren seguro y un vuelo y tras un par de días volveré con vosotros, no os voy a abandonar, eso nunca - pensó en Clarise y en su partida pero no pudo reprocharlo ya que sería un golpe bajo para los demás.
- No dejaré que vuelvas - líder Rojo estaba ahí, justo frente a ella, mirando con fiereza y los ojos glaciales pero ella estaba con sus ojos marrones que parecían que escupían fuego.
- No te estoy pidiendo permiso, ya está todo organizado, sólo te informo. - intentaba mantener la calma pero en esos momentos era dificil y las últimas palabras habían salido con demasiado enfado.
- ¿Organizado? ¿Cuándo has organizado tus vacaciones familiares? - Phil hizo un ademán de intentar interponerse entre ambos como ángel conciliador antes de que algo malo ocurriera pero Gabriel le agarró y negó con la cabeza haciendo que volviera a sentarse a su lado y ser condenado a ser un mero espectador más.
- Álvaro y su grupo me lo han organizado todo y yo confío plenamente en él, es seguro. - volver a oír ese nombre le irritó. Álvaro no le caía mal pero tampoco era de su devoción y no dudó en dejárselo claro a la joven. - Me voy en dos días y volveré cuando recoja los billetes y me despida de mis padres en Madrid.
- No volverás - hablaba con sorna, casi podría interpretarse como un cántico infantil pero ella le respondió que sí que volvería con el mismo tono que había empleado él y acto seguido se encerró en el baño seguida de un John que le hizo un gesto con la cabeza a Apolo que fue correspondido.
- No deberías volver - Yara le hizo un gesto para que saliera por la puerta pero él poeta no le hizo caso - puede ser muy peligroso.
- Si has venido a intentar comerme la cabeza, largo, es inútil, la decisión está tomada. - John no se movía, simplemente esbozó una sonrisa triste y la abrazó cuando la primera lágrima resbaló por su mejilla. - Necesito ver a mis padres, una última vez seguramente, no puedo irme sin despedirme y darles un beso.
John lo entendía, y el poeta y rayo de sol que siempre tenía palabras esperanzadoras e iluminaba a todos esa vez no supo qué decir, sólo la estrujó contra su pecho intentando que se desahogara y soltara la furia que tenía tras la discusión con Rojo.
¿Cómo iba a volver? Lo más seguro era que se quedara en España y si todo salía bien y el peligro cesaba volviera con ellos, Apolo no lo entendía y pensaba que había sido totalmente racional ante la irracionalidad de ella pero la Trinidad estaba reunida a la mañana siguiente y seguía discutiendo sobre el tema con una Yara ausente y nerviosa por el viaje inicial.
Cuando la habitación volvió a quedarse vacía se acercó a ella y la rodeó con los brazos depositando un suave beso en los labios que al principio ella rechazó pero luego aceptó e incluso intensificó.- Por favor, no te lo pide Rojo, te lo pide Apolo, tu pareja, quédate a salvo. - Yara rodó los ojos, pensaba que ya había quedado suficientemente clara su decisión pero se equivocaba cuando volvió a intentar convencerla.
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El Cambio por la Libertad
Science FictionYara se muda a Nueva York a terminar sus estudios de piano cuando súbitamente se ve envuelta en una Revolución.