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Nada más traspasar el umbral unas diez armas le apuntaron sin vacilar lo más mínimo.

- ¡R! - John fue el primero en reconocer a su mejor amigo y abalanzarse sobre él fundiéndose entre sus brazos en un gran abrazo al que se fueron sumando el resto del grupo, menos Apolo que observaba desde la otra punta de la sala que venía sólo.

Estuvieron varios minutos abrazándole y dándole muestras y palabras de cariño al hombre que ya tenía ganas de beber y todavía no habían empezado a preguntarle por ella. Él notó la falta de un componente casi al instante, y rápidamente los demás con mucho tacto le dijeron lo que había pasado en la última manifestación. Raven era un muy buena amiga suya, habían crecido en el mismo círculo de miseria y cuando asimiló las palabras de sus amigos dejándole claro todo lo que había pasado se echó a llorar en el suelo. John se agachó a su lado y le abrazó más fuerte intentando consolarle pero su intento fue en vano, R metió su cabeza entre los brazos y aunque se dejaba abrazar por su mejor amigo lo que realmente necesitaba era el consuelo de su divinidad, que le observaba con nerviosismo y cada vez menos esperanza.
Tras varios minutos de consuelo se fueron yendo todo el grupo a la sala de arriba a seguir trabajando, la sala se había quedado vacía salvo un desconsolado R y Apolo que se acercó con cautela pero en posición dominante al moreno.

- Yara - le miraba con semblante serio, necesitaba saber lo que había pasado, el moreno alzó la vista y sus ojos verdes llenos de lágrimas se encontraron con los gélidos azules - ¿Dónde está Yara?

R se levantó del suelo pesadamente, estaba empezando a anochecer y los últimos rayos del sol caían sobre los rizos rubios del líder dándole una imagen más divina si eso podía ocurrir, le hacía parecer que le rodeaba un halo de luz celestial pero pese a admirar en silencio esa imagen no le pudo aguantar la mirada mucho tiempo. Apolo se empezaba a desesperar, se suponía que volvería con ella pero estaba completamente sólo y devastado emocionalmente, no entendía nada.

- Estuve con ella - los ojos azules se iluminaron pero al usar un pasado y regresar sin la joven temió lo peor y se apagaron de nuevo llenos de nerviosismo por que siguiera hablando. - Me pidió que me fuera tras unos días - no iba a decirle que estuvieron juntos casi un mes, le dolería mucho más al rubio asi que prefirió callar los detalles horribles - Ella está viva y está bien, volverá cuando pueda. - esas últimas palabras hicieron estallar a Apolo que se abalanzó sobre el moreno aprisionándolo entre una pared y su cuerpo.

- ¡¿Cuando pueda?! ¿Cómo que cuando pueda? - R inspiró con lentitud, sus respiraciones se mezclaban y olía a hierbabuena, casi se embriaga de su olor si no fuera porque el líder le miraba con furia y sus nudillos empezaban a ponerse blancos de apretar y contenerse. Estaba tan cerca que si llegara a estirarse podría haber llegado a juntar sus labios con los de él, estaba a menos de diez centímetros y pudo observar sus fosas nasales abrirse con gran enfado, sus labios estaban entreabiertos y parecían demasiado suaves y sus ansias de acariciarlos aumentaron considerablemente cuando pasó su lengua humedeciendo el labio inferior esperando una respuesta, esa imagen permanecería en su mente mucho tiempo e incluso durante unos momentos tuvo que reprimir las ganas de encerrarse en el baño y dejarse llevar por ese pequeño movimiento inconsciente del líder, sus pupilas estaban muy dilatadas, casi no se veía el color azul hielo que escondía debajo y eso significaba peligro.

- Necesitaba estar sola un tiempo, volverá - sus palabras salían despacio, con cautela, pero sintiéndose un poco culpable al afirmar que volvería cuando no tenía la certeza de siquiera si estaba viva en ese momento.

Apolo relajó su agarre y se separó muy brúscamente tras unos segundos mientras se agarraba del pelo echándolo hacia atrás para que momentos después volviera a caer el pequeño rizo sobre sus ojos. No dirigió ni una palabra ni un mirada más a R, simplemente comenzó a subir con agilidad las escaleras que daban a la segunda planta y se encerró en una de las salitas que estaban vacías.
Robert continuó abajo unos minutos más, observando a su alrededor que todo seguía igual que antes de empezar la Revolución, sólo estaba mucho más sucio y desierto. Tras subir las escaleras y entrar en la salita con todos se puso a trabajar con ellos haciendo listas de materiales, marcando mapas y fabricando pequeños explosivos y gases mostaza.

El Cambio por la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora