El miedo se apoderó de ella nada más ver todas las pantallas con la misma información.
Había tres fotografías en ellas, a la izquierda se encontraba la cara de Gabriel, se veía más joven que ahora, no tendría más de 25 años ahí, tenía semblante serio y bajo su foto el color Marrón; a la derecha Philip también bastante más joven que en la actualidad pero con esa mirada alegre que le caracterizaba y bajo él estaba el color Celeste. La última foto del centro era un poco más grande que las otras dos y fue la que más aterrorizó a Yara, era Apolo, su foto era la misma con la que publicaban sus secciones en los periódicos y sus artículos, era la más actualizada de los tres y se fijó en su mirada haciendo que el aire saliera de sus pulmones en un gran suspiro, roba el aliento a cualquier persona que intente sostenerle la mirada, y bajo él la palabra líder y el color rojo.
La gente se quedaba mirando las pantallas y de titular salía que habían sido identificados los tres y pedían cualquier tipo de información para localizarles e intentar destapar al resto de la célula.Yara continuó andando de camino a su tren para volver a la ciudad, nadie reparaba en una joven bien vestida y se alegró cuando se sentó en unos asientos libres y apartados del resto de la gente que sólo hablaban de las identidades descubiertas casi con miedo. Escuchó algunos comentarios acerca de la belleza del líder y sonrió hacia sus adentros cuando escuchó otros halagos hacia los otros dos, las pocas conversaciones que pudo escuchar les hacían ver como buenas personas luchando contra malas pero las personas no son blancas o negras, en este caso había demasiados tonos de gris en ellas.
Su cabeza iba a mil por hora y varios pensamientos azoraban su mente, su plan se suponía que estaría listo cuando llegara de nuevo a la ciudad pero comenzó a escribir algunos detalles cambiando la estrategia, el Gobierno había jugado sucio pero ella podía hacerlo mucho más.
Bajó del tren y la fuerte presencia militar hizo que se le revolviera el estómago, le pidieron los papeles que entregó incluso con miedo pero no hubo ningún problema al enseñar el papel que le dio Ethan para que no tuviera ningún problema, con ese papel todos los militares la dejaron pasar con un solo control de identidad, no como la demás gente que pasaban tres controles policiales.
Álvaro la esperaba a la salida de la estación y tras darse un abrazo y ella agradecerle lo que había hecho se subieron a un coche poniendo rumbo al destino que tardarían casi una hora para llegar a la zona más inhóspita y prácticamente abandonada de las afueras de la ciudad.- Ya hemos llegado. - bajó del coche y su voz resonava frente a una fábrica casi al borde del derrumbamiento.
- ¿Aquí? ¿Es seguro? - Yara se preocupó ya que en todos lados de camino a allí veía los rostros de su familia.
- Estamos trabajando desde aquí y no nos han encontrado - la ayudó a entrar por la puerta ya que había demasiados escombros y cristales.
Pero al entrar en la vieja fábrica el interior mostró una realidad bastante diferente. Yara no se puso el pañuelo en ningún momento puesto que confiaba en esas personas y a esas alturas faltaba poco para que todos supieran quién era. Había unas veinte personas trabajando frente a grandes ordenadores y pantallas, se les veía muy estresados pero incluso saludaron con honor a Yara. Álvaro la llevó hasta una sala más pequeña cerrada en la que había una silla, una mesa de oficina y varias cámaras con pantallas y equipos frente a la escena.
- Es completamente efectivo y seguro, hemos estado trabajando mucho para esto. - Yara asintió con una leve sonrisa en el rostro. - ¿Lo sabe Rojo? ¿Sabe que estás ya aquí y lo que vas a hacer?
- No, será una pequeña sorpresa para todos. - pasó sus manos sobre las teclas de los ordenadores, había un montón de códigos, letras y números que no entendía pero confiaba en que funcionaran.
Apolo y su grupo estaban en el salón del piso seguro, veían fotografías de sus caras casi en cada esquina de las calles y por un momento sintieron terror.
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El Cambio por la Libertad
Ficção CientíficaYara se muda a Nueva York a terminar sus estudios de piano cuando súbitamente se ve envuelta en una Revolución.