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El día había llegado, eran las nueve de la mañana y las demás organizaciones habían montado un gran escenario con banderas y un buen equipo de sonido, iba a haber más de cinco mil personas seguro y tenían que hacerse oir desde la primera fila hasta el final.
Philip y Gabriel fueron los primeros en llegar, ya con sus pañuelos subidos y bien atados y sus mochilas con el equipamiento necesario para cualquier imprevisto. Iban a hablar al lado de un centro comercial y la gente que no sabía de qué iba el tema se quedaba mirando con curiosidad a las personas irreconocibles con escarapelas en las chaquetas.

- Perdonad, ¿alguno ha visto a Rojo? - Gabriel no se podía creer que Apolo no hubiera llegado todavia, el más importante y llegaba tarde. No habían vuelto a hablar con él y en el grupo de whatsapp no había llegado ningún mensaje por parte de nadie, había estado el grupo muerto y no sólo en el ámbito tecnológico.

La preocupación de la pareja disminuyó al ver su figura tras el escenario con unos papeles en la mano izquierda y un bolígrafo en la derecha. Poco a poco fueron llegando todos, incluso Negro y Verde. Nadie dijo ninguna palabra ni se miraron, se podía cortar el ambiente con un cuchillo y el frío que empezaba a hacer no ayudaba a la comodidad.
Estaban ya en posición para salir al escenario, Rojo en el Centro, a su derecha estaba Marrón y a su izquierda Negro. Yara había dicho hace bastante tiempo que era Celeste el que tenía que estar ahí pero el joven sólo sonrió y dijo que ella se lo merecía mucho más que él por lo que ella aceptó el puesto mientras Apolo la miraba sonriente con orgullo.
La gente empezó a rugir tras el final del discurso de Libro, esa mujer era realmente una líder, luchaba por una educación decente y poco a poco lo iba consiguiendo.
Era la hora, Apolo empezó a subir las escaleras con una seguridad y frialdad que asustaba y los demás comenzaron unos segundos después, la gente estalló en gritos de libertad agitando las pancartas que habían pintado en cuanto vieron a El Cambio. Yara estaba nerviosa, había bastante gente y demasiada presencia militar para su gusto pero no era el momento de advertir nada.

- ¡Ciudadanos! - la voz de Rojo con el micrófono en la mano hizo que la multitud callara al instante con expectación y esperanza en sus palabras.

Esa primera palabra fue la única que pudo decir. Se escuchó una explosión que hizo que los equipos de sonido estallaran haciendo un ruido horriblemente fuerte mientras la gente se llevaba las manos a los oídos asustados. Tras esa primera explosión se escucharon varias más y cada vez más cerca, la gente empezó a correr asustada aunque el humo empezaba a hacer invisible lo que estaba a más de un par de metros. Rojo tiró el micrófono al suelo y todos sabían lo que había que hacer, huir e intentar salvar al mayor número de gente inocente posible. El grupo se empezó a dispersar y bajaban del escenario cuando se escuchó una nueva ola de explosiones junto con disparos de rifles de asalto, estaban bien jodidos.
Rojo salió despedido bajando a toda velocidad mientras empuñaba su arma ya desenfundada con gran rapidez. Los disparos se escucharon más cerca y al girarse vio caer a un hombre que tendría su edad con un disparo en medio del pecho, ese disparo hubiera jurado que iba para él pero ya no había nada que hacer por ese pobre hombre por lo que siguió adelante casi corriendo. Había otro hombre en el suelo al que le sangraba la cabeza pero tampoco se paró, tenía que buscar el origen de los disparos. Empezaron a escocerle los ojos y cuando tuvo a tiro a un militar que tenía un M4 con el seguro quitado apuntado a la gente y disparando no lo dudó, apretó el gatillo y una bala atravesó su cabeza haciéndole caer al instante. Tuvo suerte al encontrar más militares disparando y también tuvo suerte al encontrarse a Ryan entre la multitud disparando también y haciéndoles caer. Siguió caminando entre la multitud en pánico y se encaminó por una de las callejuelas hacia el piso seguro donde tenían que reunirse todos.

Negro casi se cae al suelo al oir la segunda explosión, se había sentido realmente cerca, estaban en gran peligro, cuando pudo recuperarse del susto inicial ya no quedaba casi nadie en el escenario, la plaza se había vuelto una gran nube de humo que hacía que los ojos le llorasen un poco y con cuidado sacó su arma de fuego y le quitó el seguro mientras con la otra mano sujetaba su característica navaja. Sabía que si tenía que disparar podía hacerlo con las dos manos mientras sujetara el arma blanca entre el frío metal y sus manos auque no quería tener que disparar. Empezó a correr soltando las bombas de colores para evitar más disparos y para aligerar peso en su mochila, se encontró a la primera víctima tendida en el suelo con los ojos abiertos y un disparo en medio del pecho, no iba a pararse, continuó su camino topándose con Blanco gritando algo a otra persona tirada en el suelo, tenía una gran hemorragia en la cabeza y Justin le presionaba con gasas que a los pocos segundos se volvían rojas y quedaban inservibles. Yara sabía que atender a ese hombre era un caso perdido pero Blanco era un médico de esos que no se rendía nunca y en ninguna circunstancia. Tras gastar todas las bombas de humo vio tirado en el suelo a una mujer con un disparo en la pierna, rápidamente corrió hacia ella y se agachó a su lado mientras sacaba gasas y las ponía presionando la herida que sangraba. Una vez hubo parado un poco la hemorragia pudo ver a Marrón colocándose a su lado mientras sacaba el kit médico profesional y empezaba a limpiar la herida respirando tranquilo al ver orificio de salida. Tras lavarla la desinfectó y se fue a buscar otra persona a la que ayudar mientras dejaba a Yara cosiendo la herida con gran rapidez. Se le echaba el tiempo encima, tenía que irse al piso seguro con rapidez por lo que al acabar con esa mujer que le daba las gracias con una sonrisa se levantó y se metió en una calle estrecha corriendo con los ojos llorosos por el humo y el corazón a mil al haber oído más y más disparos y explosiones.

El Cambio por la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora