De otro mundo.

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Narrador omnisciente.

En una habitación rodeada por mujeres que vestían atuendos Kriptonianos y se movilizaban rápidamente, estaba Alura Zor-el respirando agitadamente mientras sujetaba la mano de su esposo fuertemente y trataba de mantenerse despierta, las mujeres estaban preparando todo para el nacimiento de la nueva integrante de la familia Zor-el.

Cinco mujeres que la ayudarían en el parto, una se encargaría de ayudarla, otra de tener todos los implementos a la mano, otra revisaría la salud de la bebé, otra que ayudaría a revisar la salud de Alura y por último la una anciana del consejo de Kripton que era la única que podía ver los hilos rojos en los dedos de las personas, ella vería si Kara tendría su hilo rojo o si era como muchos del planeta, sin amor y vacíos que por decisión propia se enlistan en el ejército de Kripton porque no tenían nada que perder.

En otro planeta una mujer pelinegra estaba tomando a su pequeña bebé en brazos mientras sonreía feliz, había dado a luz hace horas a una hermosa bebé pelinegra que estaban seguros que era de ojos verdes, Elizabeth miraba a su bebé sonriendo mientras que su mejor amiga Lillian Luthor la acompañaba compartiendo su felicidad.

Lillian había conocido a Elizabeth desde que tiene memoria y haría lo que fuera por su mejor amiga, ahora estaba compartiendo la felicidad de su mejor amiga por tener a una bebé hermosa de un Ranger del ejército que recientemente había muerto brindando sus servicios, todo un luchador.

— Lena— susurró la mujer pelinegra— la llamaré Lena— le sonrió a Lilian.

— Tenemos esa cosa con la L— ambas rieron por lo que dijo Lillian, la mujer se sentó aún lado de Elizabeth admirando a la pequeña niña.

— ¿Crees qué tenga el hilo rojo ya?— Lillian miró a Elizabeth.

— Por supuesto que sí, Elizabeth— sonrió— mírala, ella va a tener más de una persona atrás de ella— acarició la mejilla de la bebé— incluso a su pareja destinada— Elizabeth sonrió.

En Kripton el llanto de la niña era fuerte y enérgico, Alura estaba desmayada en la cama sin dar indicios de vida después de que la niña naciera y todos estaban aterrados movilizandose para reanimar a Alura, Zor-el miraba todo desde el rincón de la habitación aterrado y perplejo con su hija en brazos quien lloraba por el constante ruido que hacían en la habitación. Después de muchos intentos no pudieron hacer nada por la madre de la pequeña, Zor-el solo la miró y dejó caer sus lágrimas para después besar la frente de su hija.

— Ella se ha ido, pero tú has llegado— susurró y la anciana se acercó a él acariciando la espalda de Zor-el.

— Ella estará en buenas manos contigo— le sonrió un poco— ella tiene su hilo rojo, Zor-el— el hombre suspiró aliviado, pronto las mujeres se hicieron cargo de Alura y la bebé.

Zor-el dio por sentado que el nombre de su hija sería Kara Zor-el, como lo quería Alura y que sería como ella lo decidiera mientras iba creciendo.

Cinco años después.

La pequeña rubia corría por todo el mercado de Kripton mientras era perseguida por su perrito Kripto, la risa era enérgica y angelical que cautivaba a todo aquel que la escuchara, la energía de Kara y la paz que irradiaba era lo mejor de todo el mundo para su familia.

Mientras que la pequeña pelinegra estaba sentada bajo un árbol aferrada a su muñeca mientras que sus lágrimas bajaban, estaba en la casa de Lillian y se sentía cómoda pero estaba allí para quedarse de por vida. Su madre Elizabeth había sido víctima de un asalto dónde nada salió bien, iban para robar todas sus cosas pero al rehusarse a soltar su brazalete recién comprado para Lena, los antisociales sin dudarlo dispararon dos veces hacia Elizabeth dejándola mal herida.

One Shots (Supercorp).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora