Advertencia: Kara G!P
Narrador Omnisciente.
Kara miraba la copa de alcohol en la mesa de centro junto a la botella que estaba haciéndole compañía, frunció su ceño para después ver a una Lena completamente dormida en el sofá de la sala de la casa. Se dio vuelta y puso ver dos botellas más que estaban en la encimera del bar, ambas estaban vacías, la rubia suspiró dejando su blazer en el otro sofá frente a Lena, se acercó a la mujer y se arrodilló frente a ella para acariciar su cabello.
— Yo sé que no es fácil, pero déjame ayudar— susurró a una inconsciente Lena— yo también la perdí— susurró sintiendo sus lágrimas salir una vez más en aquella semana.
Apoyó su frente en la cabeza de su esposa mientras lloraba, hace dos meses que Lorelai Luthor Danvers había muerto en un accidente automovilístico, un accidente en donde Kara estaba al volante y en donde ella venía peleando con Lena por la falta de compromiso de la pelinegra en el hogar por el trabajo, eso provocó que Kara no viera el auto que había invadido su carril y chocara de frente con él.
Lori iba en la parte de atrás con sus audífonos puestos mientras hablaba con su prima Ruby, Lori solo tenía dieciséis años e iba camino a un campamento de fútbol donde Ruby la esperaba, pero nunca llegaron por tal accidente que dejó a Kara con su brazo roto y Lena había quedado con lastimaduras en su rostro, la muñeca fisurada y otras lecciones leve, la que había llevado la peor parte fue Lori quién había recibido un golpe en su cabeza causándole muerte cerebral al instante.
Los primeros tres días fueron duros entre organizar todo y darle sepultura a Lori, Lena jamás se había aferrado tanto a Kara como esos días, hasta que comenzó a perderse en el trabajo para no pensar y con eso dejó a Kara sola con su dolor. La rubia se había quedado en casa un mes entero en donde no dormía casi, no comía demasiado y solo podía llorar mirando la puerta de la habitación de su única hija, Kara había caído en una rutina dolorosa mientras que Lena no salía de la oficina.
Solo hasta que Lena llegó a las tres de la mañana se dio cuenta que su esposa estaba sentada en el sofá mirando a la nada, la mirada perdida, las ojeras y la perdida de peso fue lo que hizo que Lena se diera cuenta que Kara no estaba bien, además de que no respondía cuando la llamaba por su nombre, Kara solo la miraba fijamente y Lena comenzó ayudarla.
Ambas comenzaron a vivir su duelo, ambas se consolaban mutuamente y ambas se abrazaban llorando hasta dormirse, Kara logró salir poco a poco adelante, pero Lena tenía una semana ingiriendo el alcohol de todo su bar y Kara estaba preocupada porque la pelinegra no la dejaba ayudarla, la alejaba y siempre era una pelea constante y a la defensiva, ahora llorando silenciosamente mientras su mano estaba apoyada en el abdomen de su esposa fue que Kara pudo estar cerca sin que Lena la alejara.
— Por favor, no me dejes tampoco— susurró y Lena despertó, sus brazos rodearon a Kara quien se abrazó fuertemente a Lena— por favor, Lena— la pelinegra rápidamente parpadeó sintiéndose sobria— no quiero estar más así— la voz desesperada de Kara hizo que Lena simplemente cerrara sus ojos y la abrazara fuertemente — solo démosle una oportunidad a sanar correctamente— Kara se separó mirándola dolida.
— Kara— Lena le acarició la mejilla.
— No quiero pelear, no quiero perderte, no quiero estar sola de nuevo— la rubia lloraba desconsolada y Lena simplemente asintió.
— Hagámoslo— Lena la volvió a abrazar haciendo que ambas sintieran lo que habían dejado de sentir hace meses, la paz estaba comenzando a reinar en sus cuerpos.
(. . .)
Lena miraba la lápida con el nombre escrito de su hija, había pasado un mes desde que Kara y ella estaban yendo a la terapia para poder aceptar poco a poco que ya no tenían a Lori, la rubia estaba detrás de Lena mirando igualmente la lápida de lo que fue su pequeña pelinegra de ojos azules.
