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-Taeyang dice que es el mejor, pero ¿viste qué golazo le metí? -El niño, vestido con una camiseta y pantalón corto blancos con motivos rojos deportivos, comenzó a aligerar el paso con sus larguiruchas piernas, recreando la escena sucedida hacía apenas 15 minutos en la pista de fútbol y dándole una patada a lo que debería ser un balón pero en realidad era una piedra. -¡Bam! -Su pequeña mochila verde oscuro, cargada con libros, rebotó unas pocas veces por encima de su trasero mientras correteaba. La piedra rodó entre las baldosas unos metros por delante de él. -¡Para que luego diga! ¿Viste su cara? ¡Ja!

-Sí, claro... -Jimin lucía más entretenido en saborear el helado de nata y chocolate que llevaba entre manos que en escuchar las pericias futbolísticas de su amigo, intercalando la mirada entre él y la calle que, ya entrando el verano, lucía de un verde frondoso.

-¡Ni siquiera rozó el balón! -Jongkii seguía enfrascado en la celebración de su azaña. Para él, haber derrotado a Taeyang que, con sus apenas 8 años, ya destacaba con creces en deportes, era todo un éxito. No para Jimin, que le era más bien indiferente el simple hecho de una pelota rodando y rebotando entre un pie y otro. -Pero ¿me estás escuchando?

La capa helada de chocolate crujió una vez más bajo sus dientes, resquebrajándose y dando lugar a la porción de nata. Delicioso. No así como Jongkii, que podía llegar a resultar muy pesado, hasta para una mente infantil e inquieta como la de Jimin.

-¿Qué? ¡Que sí!

-¡Deja eso, anda! -El niño le arrebató el helado con un moviminto rápido que Jimin no vio venir. -¡Ni siquiera lo viste! ¡Te diviertes más comiendo helados. ¡Así te vas a poner gordo y por eso luego no corres lo bastante rápido! -Dio unas risotadas de dientes torcidos y golpeó unas cuantas veces la barriga infantil de Jimin que, sin ser escuálida, tampoco era un globo. Bueno, quizás algo así como un rollito de primavera tamaño grande.

-No corro lo bastante rápido porque no quiero correr lo bastante rápido. -Jimin recuperó su helado, dando un fuerte tirón. -Y no estoy gordo, además, qué más da. No voy a ser uno de esos de... ¿Cómo se llaman? Los de las pasarelas.

-¿Un modelo? ¡Ya pero luego no te quejes cuando te cogen el último para los equipos! -Jimin sólo se encogió de hombros, llevándose a la boca el último bocado de helado y tirando el palito en una papelera cercana. -¿Es que no te gusta el fútbol?

-Es un poco aburrido... Ir por ahí detrás de una pelota.

-¡¿Cómo?! -Jongkii abrió mucho los ojos y la bica como si el otro acabase de confesar un crimen. -¡Eres raro, Jiminah!

-¿Por qué?

-¡No sé, a los niños les gusta el fútbol!

-Pues a lo mejor a todos no.

-No lo sé. Si todos juegan, pues les gustará, ¿no?

Jimin volvió a encogerse de hombros.

-No sé, seguro que hay más a los que no les gusta, aunque jueguen.

No podía ser el único, ¿no? El simple hecho por el que Jimin, al terminar las clases, tenía que encontrarse con otros tantos niños más en una pista con 2 porterías correteando detrás de un balón era porque su padre le había apuntado a aquellas aburridas clases, habiendo dicho algo como "debes hacer deporte" "el fútbol es genial para los niños, te gustará". Y él era un niño. Y todos los niños jugaban al fútbol. Igual que los chicos iban al servicio militar. Igual que las mamás se encargaban del hogar. Igual que había que respetar a los mayores, y los semáforos en rojo, y pagar si querías comprar, o sacar buenas notas Todo parecía tener su respectivo lugar, etiqueta y normas en el mundo.

Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora