Las sábanas cálidas, enredadas a sus cuerpos, cómplices de una pasión descontrolada, parecían ya una segunda piel; y la cama, la maceta donde habían sembrado ese deseo acumulado que ahora regaban y cuidaban fervientemente, todo lo que no habían podido hacer ese tiempo atrás.
El mundo, con sus vicisitudes, había seguido girando.
El sol había salido y se había apagado cada día, para volver a salir en el manto anaranjado del horizonte. La luna había seguido vistiéndose de gala cada noche bajo los brillantes y titilantes focos que eran las estrellas y las nubes habían continuado sus hipnotizantes paseos por el infinito cielo, pero nada era así para ese habitáculo anclado en el tiempo, con aquellos dos amantes en su interior.
Como una de aquellas pequeñas bolas de cristal que se agitan para hacer revolotear en su interior cientos de puntitos blancos como nieve, que contenían un mundo siempre ajeno a lo que le rodeaba, inalterable a pesar de la vida que seguía su curso ahí fuera y de los fenómenos en el exterior.
Un diminuto y particular mundo. Su preciado y diminuto mundo que ya no necesitaba de nada, más que la compañía de uno para el otro.
Los grupos y cantantes de los posters de tintes oscuros de la habitación siendo únicos testigos de aquellos insaciables encuentros entre labios, manos y piel, que tejían una tela y patrón que eran sólo suyos.
Tras esa confesión a las afueras de la Compañía y posterior sesión de sexo, Yoongi se las había ingeniado para ir a casa de Jimin y tirar por el retrete hasta la última pastilla que encontrase. Jimin le prometió que no tenía más y a Yoongi no le quedaba otra que confiar en él.
Tras esto habían permanecido casi tres días en casa del teclista: primero porque así él se aseguraba que el bailarín no se veía tentado a consumir durante esas primeras horas con el mono en su punto álgido. Segundo porque separarse de Jimin no era una tarea tan sencilla.
Ya se había descubierto, anteriormente y para su sorpresa, echándole de menos cuando habían estado juntos y separado después, y ahora que le tenía no quería soltarlo. No sólo se trataba de que nunca quedaba saciado del tacto de sus dedos y sus labios (el sexo con él era pura y cruda droga), sino que había vuelto a ser testigo de su picardía, su desparpajo, sus provocaciones. Y a la vez había vuelto a presenciar aquella risa que resplandecía como el sol, o su mirada tierna semejante a la de un cachorro. También había sentido una sensación nueva, la que otorgó su abrazo por la espalda.
Yoongi no recordaba que alguna vez se hubiesen abrazado, no más allá de una connotación sexual, al menos. Y encontrarse cocinando, o más bien quemando, unas tortitas y notar de repente los brazos de Jimin rodeando su cuerpo bajo esa camiseta negra XL, sus dedos entrelazándose en su abdomen y su flequillo rozando su oreja, le había dado incluso escalofríos, pero no en el mal sentido. Fue más bien un desborde de sentimientos que creía muertos y enterrados lo que provocó con ese gesto que le hizo paralizarse en el sitio por un momento. Y sí, fue la razón por la que quemó algunas tortitas.
También les había descubierto la medianoche bebiendo y riendo en el sofá. Risas libres, frescas y genuínas. Sólo contándose anécdotas, dejando de lado la tensión palpable que acostumbraba a acompañarles.
Pero la realidad llamaba a su puerta. Ya lo había hecho, sólo que no podían seguir ignorándola más tiempo; y ahora... ¿Cómo explotar esa burbuja de ensueño?
Jimin ronroneó contra la almohada, aferrándose a ella, hundiendo ahí el rostro como un niño pequeño y perezoso que no quiere madrugar para ir al colegio.
-¿De verdad me estas pidiendo salir al terrible y despiadado mundo exterior?
-Qué dramático... -el rubio notó a Yoongi hablar justo en su nuca, esa voz ronca que aún no había terminado de despertar y que consiguió que se le erizaran todos sus vellos como los de un gato. Sentía su brazo derecho rodeando su cintura y leves caricias de vez en cuando en su pubis con el dedo pulgar-. No puede ser tan terrible y despiadado como yo. Después de aguantarme a mí todo este tiempo, el mundo exterior es sumamente sencillo.
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Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)
FanficYoongi, un serio teclista y líder del grupo rockero Shadow, necesitará con urgencia nuevo cantante. Entonces aparecerá Jimin, un joven carismático y cargado de talento que acabará poniendo a prueba todos sus límites. En esta historia el estricto mun...