"No soy el típico novio sumiso"
"Va bien saberlo"
"¿Por qué?"
"Por si un día te pido que lo seas."
Cada una de las palabras se intercalaba con las notas musicales, como ese soniquete de fondo que servía de relleno y soporte en tantas canciones. La diferencia es que en la cabeza de Jimin, aquellas frases no ofrecían soporte y equilibrio ninguno, más bien tambaleaban todos los pilares en los que se aguantaban su cordura y raciocinio.
"Venteeeee"
"No quiero que seas novio de nadie."
Había estado releyendo varias veces esas palabras en su móvil y dedicándole esa sonrisa tonta de adolescente al teléfono.
Estaba encaprichado, tan peligrosamente encaprichado que había sido dificil resistirse al impulso de presentarse allí mismo, en Chuncheon, y hacer que Yoongi le dijese todo aquello a la cara. Quizás se estaba imaginando, en esa cabecita repleta de sueños y cuentos, demasiadas cosas; e ilusionando demasiado, y todo aquello que el teclista dijo sólo fuese producto de la borrachera. Algo que no diría ni en broma estando en plenas facultades. Quizás Jimin se presentaría allí y él sólo se le quedaría mirando, con una ceja alzada y cara de "¿Qué demonios haces aquí?" antes de darle una palmada en la espalda y volver a sus quehaceres. Y entonces nada podría hacer sentir a Jimin más ridículo y estúpido.
Pero cuando ambos habían estado a solas, sin más estímulo que el de sus propios cuerpos uno junto al otro, el tacto de las sábanas enredadas y la música de fondo acariciando sus tímpanos; él se había mostrado tan sincero. Aparentemente había entreabierto los dedos que aprisionaban su corazón y dejado caer, en pequeñas migajas, parte de los sentimientos que ocultaba.
Y así, tan sutil, había ido creando un camino hacia él del que era dificil apartarse. Como Hansel y Gretel descubriendo la casa de las golosinas perdida en el bosque, Jimin sólo esperaba que todo ello no fuese también una trampa y esa suculenta casa no ocultase a la bruja en su interior.
De esta manera, sus dedos habían revoloteado sobre las teclas del ordenador hasta dar con la web de la estación de tren de Daegu.
39850 wones, apenas 2 horas y media, y estaría plantado en Chuncheon esa misma tarde. No podía ser un plan tan descabellado o desesperado. Incluso podría disfrazarlo: "Bueno, tu me dijiste que viniese y aquí estoy", "Tenía ganas de ver a los chicos" o "¿Acaso no puedo pasarme por un concierto del que era mi grupo de música?" Esas eran algunas de las excusas que había barajado para enmascarar la realidad: la necesidad insana de mantenerse cerca de Yoongi y quizás de aclarar algunos asuntos.
Sí, por supuesto que quería ver a los chicos, aunque por una parte sabía que dolería. Presenciar aquel escenario de luces y público desinhibido y salvaje le llevaría directo a ese pasado que aún era una herida reciente y tierna. Que aquellos múltiples pares de ojos, brillantes, enrojecidos por la excitación, la falta de sueño o las sustancias, pero tan emocionados, se dirigiesen a un cantante que no era él, se sentiría como meter el dedo en la llaga y hacerlo hurgar hasta acabar chillando. Pero Yoongi sería la cura, el bálsamo que lo aliviaría todo.
Tumbado en la tarima, bajo el encanto de una suave melodía, Jimin barabaja estas opciones mientras estiraba los músculos junto a sus compañeros tras una intensa clase de baile contemporáneo. Encogió las rodillas y las abrazó junto a su pecho, haciéndose un ovillo y manteniéndose unos segundos, antes de estirar su cuerpo de nuevo, a un lado y a otro, todo lo que diesen sus extremidades. Sintió su columna elongarse, descontracturarse, y fue una sensación tan placentera.
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Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)
FanficYoongi, un serio teclista y líder del grupo rockero Shadow, necesitará con urgencia nuevo cantante. Entonces aparecerá Jimin, un joven carismático y cargado de talento que acabará poniendo a prueba todos sus límites. En esta historia el estricto mun...